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+10 Poemas de Clarice Lispector ¡Románticos y llenos de amor!

Poemas de Clarice Lispector
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Un estilo muy original y una estructura lírica es lo que define las obras de Clarice Lispector, quien da vida a sus personajes describiendo identidades complejas dando un toque de misterio y conflicto a sus escritos.

Con la intención de que el lector logre analizarlos por si mismo, pues resulta común encontrar en sus textos la idea de conocimiento mismo.

¿Quien es Clarice Lispector?

Clarice Lispector nació con el nombre de Chaya Pinjasovna Lispector el 10 de diciembre de 1920, en Chechelnik, Ucrania.

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Su nacimiento implicó un alto en el camino de huida en una época de hambre, caos y persecución racial.

Poemas de Clarice Lispector y algo más
Gran escritora e intelectual de todos los tiempos, que impulsó de la liberación femenina con escritos dedicados al poder de la mujer.

Al año siguiente de nacer Clarice, toda la familia huyó de la persecución de los judíos , primero a lo que en la actualidad es Moldavia y Rumanía y más tarde, a la ciudad de Maceió.

Siempre supo que se dedicaría a la escritura, y ejerció no solo como escritora literaria, sino que también como periodista al elaborar artículos de opinión, de cocina y de moda.

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Es por ese talento nato que mostró Clarice Lispector a lo largo de su vida que hoy es recordada como una de las mayores exponente de la literatura, y por la misma razón aquí haremos una recopilación sus poemas más famosos.

Románticos poemas de Clarice Lispector

Los Poemas de Clarice Lispector así como sus cuentos y novelas muestran la realidad de sus pensamientos, y describe de forma lírica los hechos que invitan a querer conocer a la mujer en su más expendida esencia.

Dame tu mano

Muchos de los poemas de Clarice Lispector buscan  describir y transmitir un lenguaje interno y ayuda a avivar la inquietud sobre temas existenciales.

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Dame tu mano:
Voy a contarte ahora
cómo he entrado en lo inexpresivo
que siempre ha sido mi búsqueda ciega y secreta.

De cómo he entrado
en aquello que existe entre el número uno y el número dos,
de cómo he visto la línea de misterio y fuego,
y que es línea subrepticia.

Entre dos notas de música existe una nota,
entre dos hechos existe un hecho,
entre dos granos de arena por más juntos que estén
existe un intervalo de espacio,

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existe un sentir que es entre el sentir
en los intersticios de la materia primordial
está la línea de misterio y fuego
que es la respiración del mundo,

y la respiración continua del mundo
es aquello que oímos
y llamamos silencio.

A media voz

Los poemas de Clarice Lispector pueden representar un reto a quien decida leerlos, pues muestran gran complejidad en si hablamos de trama, algo rápido de detectar en otros textos escritos por diferentes autores.

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La lentitud es belleza
copio estas líneas ajenas
respiro acepto la luz
bajo el aire ralo de noviembre

bajo la hierba sin color
bajo el cielo cascado
y gris acepto el duelo y la fiesta

no he llegado
no llegaré jamás
en el centro de todo
esta el poema intacto

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sol ineludible
noche sin volver la cabeza
merodeo su luz
su sombra animal

de palabras
husmeo su esplendor
su huella sus restos
todo para decir

que alguna vez
estuve atenta
desarmada sola casi
en la muerte
casi en el fuego

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Es allí a donde voy, de Silencio

Sin duda, la buena literatura es una exposición sobre la visión de otras vidas, que puede cambiar la propia perspectiva sobre temas vitales y el propio lector puede transpolar las enseñanzas a su vida y ponerlas en practica.

Más allá de la oreja existe un sonido, la extremidad de la mirada un aspecto, las puntas de los dedos un objeto: es allí a donde voy.

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La punta del lápiz el trazo. Donde expira un pensamiento hay una idea, en el último suspiro de alegría otra alegría, en la punta de la espalda magia: es allí a donde voy.

En la punta del pie el salto. Parece historia de alguien que fue y no volvió: es allí a donde voy. ¿ O no voy? Voy, sí. Y vuelvo para ver cómo están las cosas.

Si continúan mágicas. ¿Realidad? Te espero. Es allí a donde voy. En la punta de la palabra está la palabra. Quiero usar la palabra «tertulia», y no sé dónde ni cuándo.
Al lado de la tertulia está la familia. Al lado de la familia estoy yo. Al lado de mí estoy yo. Es hacia mí a dónde voy. Y de mí salgo para ver. ¿Ver qué? Ver lo que existe.

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Después de muerta es hacia la realidad adonde voy. Mientras tanto, lo que hay es un sueño. Sueño fatídico. Pero después, después de todo es real.

Y el alma libre busca un canto para acomodarse. Soy un yo que anuncia. No sé de qué estoy hablando.

Estoy hablando de nada. Yo soy nada. Después de muerta me agrandaré y me esparciré, y alguien me dirá con amor mi nombre. Es hacia mi pobre nombre adonde voy.

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Y de allá vuelvo para llamar al nombre del ser amado y de los hijos. Ellos me responderán. Al fin tendré una respuesta. ¿Qué respuesta? La del amor. Amor: yo os amo tanto.

Yo amo el amor. El amor es rojo. Los celos son verdes. Mis ojos son verdes tan oscuros que en las fotografías salen negros.

Mi secreto es tener los ojos verdes y que nadie lo sepa. En la extremidad de mí estoy yo. Yo, implorante, yo, la que necesita, la que pide, la que llora, la que se lamenta .

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Pero la que canta. La que dice palabras. ¿Palabras al viento? Qué importa, los vientos las traen de nuevo y yo las poseo. Yo al lado del viento. La colina de los vientos aullantes me llama.

Voy, bruja que soy. Y me transmuto. Oh, cachorro, ¿dónde esta tu alma? ¿Está cerca de tu cuerpo? Yo estoy cerca de mi cuerpo. Y muero lentamente. ¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo amor. Y cerca del amor estamos nosotros.

 

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Por no estar distraídos

Este poema de Clarice Lispector habla del éxtasis que produce la alegría en las personas, en una pareja.

Habla de ese sentimiento que se puede transformar cuando el individualismo aflora desde los más profundo del ser y se comienza a buscar su propia felicidad y que genera que poco a poco se marchite la relación.

Había una levísima embriaguez en andar juntos, la alegría como cuando se siente la garganta un poco seca y se ve que por admiración se estaba con la boca entreabierta:

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ellos respiraban de antemano el aire que estaba delante, y tener esa sed era su propia agua. Andaban por calles y calles hablando y riendo, hablaban y reían para dar materia y peso a la levísima embriaguez que era la alegría de su sed.

Por culpa de los autos y las personas, a veces ellos se tocaban, y al tocarse – la sed es la gracia, pero las aguas son una belleza a oscuras – y al tocarse brillaba el brillo de su agua, la boca quedaba un poco más seca de admiración.

¡Como admiraban estar juntos!

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Hasta que todo se transformó en no. Todo se transformó en no cuando ellos quisieron su propia alegría. Entonces, la gran danza de los errores. El ceremonial de las palabras desacertadas.

El buscaba y no veía, ella no veía que él no había visto, ella que estaba allí sin embargo. Sin embargo él que estaba ahí. Todo fue equivocación, y estaba la gran polvareda de la calle, y cuanto más erraban, más con aspereza querían, sin sonrisa.

Todo sólo porque habían prestado atención, sólo porque no estaban bastante distraídos. Sólo porque, de pronto exigentes y duros, quisieron dar un nombre; porque quisieron ser, ellos que eran.

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Aprendieron entonces que, no estando distraídos, el teléfono no suena, y es preciso salir de casa para que la carta llegue, y cuando el teléfono finalmente suena, el desierto de la espera ya cortó los hilos. Todo, todo por no estar más distraídos.

He venido a escribirte, es decir, a ser

Grandes expertos de la psicología han escrito sobre la importancia que tiene quererse así mismo, valorar sus habilidades y aceptar sus defectos.

Y este poema de Clarise Lispector precisamente trasforma en versos este hecho y le regala a los lectores una visión personal.

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En la extremidad de mí estoy yo. Yo, implorante, yo, la que necesita, la que pide, la que llora, la que se lamen­ta. Pero la que canta. La que dice palabras.

¿Palabras al viento? Qué importa, los vientos las traen de nuevo y yo las poseo.
Yo al lado del viento. La colina de los vientos aullan­tes me llama. Voy, bruja que soy.

Y me transmuto.
Oh, cachorro, ¿dónde está tu alma? ¿Está cerca de tu cuerpo? Yo estoy cerca de mi cuerpo. Y muero len­tamente.
¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo amor. Y cerca del amor estamos nosotros.

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Precisión

En las historias escritas por la talentosa Clarice Lispector siempre colocaban, en primer lugar, a la propia escritora, a ella misma.

Desde su primera historia, escrita y publicada cuando apenas tenía 19 años, hasta la última encontrada poco después de su muerte, y este poema no queda exento de esas características tan notable que formaban el estilo de Lispector.

Lo que me tranquiliza eso es todo lo que hay,
existe con absoluta precisión.

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¿Cuál es el tamaño de una cabeza de alfiler
no rebosa o una fracción de un milímetro
más allá del tamaño de una cabeza de alfiler.

Todo lo que existe es una gran exactitud.
Pen es que la mayoría de lo que es
con esta exactitud
nosotros es técnicamente invisible.

Lo bueno es que la verdad viene a nosotros
como el sentido secreto de las cosas.
Terminamos adivinar, confundido,
perfección.

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Dios mío, dame valor
para vivir trescientos sesenta y cinco días y noches,
Vacíe todos los de su presencia.

Dame el valor para considerar este vacío
como una plenitud.
Déjame ser tu amante humilde,
Te entrelazados en éxtasis.

Asegúrese de que puedo hablar
con este tremendo vacío
y recibir una respuesta
amor maternal que nutre y paquetes.

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Escritos famosos de Clarice Lispector (Para mujeres)

La enigmática, intelectual y filosófica Clarice Lispector se disfraza de consejera femenina usando los seudónimos de Tereza Quadros y Helen Palmer para escribir en un mundo diseñado, administrado y controlado por hombres.

Poemas de Clarice Lispector y algo más
«Solo para mujeres: Consejos, secretos y recetas» recopila los artículos escritos por la talentosa Clarice Lispector bajo el anonimato.

Bajo el anonimato la escritora logró cautivar a las lectoras con sus consejos que fomentaban el talento, impulsaban a que esas mujeres cautivas de una sociedad machista a explotar sus aptitudes.

Y por sus puesto trataban de convencerlas que no son menos inteligentes que los hombres, pero tampoco al contrario. Clarice se convirtió en la voz de la conciencia femenina y lo hizo desde el territorio del enemigo.

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En el 2006 poco después de su muerte, fueron recopilado todos los artículos escritos por Clarice Lispector entre 1959 y 1961 y convertidos en un libro titulado «Solo para mujeres: Consejos, secretos y recetas».

Apariencia: todo tiene remedio

Un corto párrafo que define claramente los estándares de bellezas de una sociedad anticuada en donde la mujer debe encajar, pero en el que la escritora aconseja aceptar su propia belleza y no tratar de adoptar una ajena.

¿Eres «moralmente» tan anticuada que consideras la vanidad femenina una frivolidad? Ya deberías saber que las mujeres quieren sentirse guapas para sentirse amadas. Y querer sentirse amada no es una frivolidad.

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Si piensas que «has nacido» así y que no tiene remedio, ten la seguridad de que estás desistiendo de algo muy importante: de tu propia capacidad de atraer.

¿Quieres saber algo? La obesidad tiene remedio. El pelo sin vida tiene remedio. Una cara sin gracia tiene remedio. Todo tiene remedio. ¿La solución? La solución es no ser una mujer desanimada y triste.

Y la otra solución es tener como objetivo ser «tú misma», pero más atractiva, y no alcanzar un tipo de belleza que nunca podría ser el tuyo.

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Para no parecer boba

Un consejo muy útil escrito por las manos talentosas de la escritora brasileña. Aquí deja claro la importancia de la sabiduría en una mujer.

Propone que las féminas deben conocer temas triviales y saber acerca del mundo que habitan y evitar que salgan sapos y culebras de sus bocas.

¿Nunca leíste de pequeña el cuento de una princesa muy guapa pero que por la maldición de un hada mala no podía abrir la boca sin que le saliesen sapos, lagartos y ratones?

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Pues la manera moderna de que salgan «sapos y culebras» de la linda boca de una joven es decir muchas tonterías con los labios perfectamente maquillados.

Pero esto no sucede por la maldición de un hada mala, sino por ignorancia, por falta de cultura. Una de esas «princesas» modernas, al escuchar una conversación sobre Hemingway, preguntó: «¿Cuál es la última película que ha hecho?». Leer es una costumbre que todo el mundo debería tener.

No queremos decir con eso que todos lean «cosas difíciles». Incluso una revista bien informada –y bien leída– puede ser una fuente de cultura que al menos evite «sapos y culebras».

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¿A quién debes imitar?

La mejor referencia de perfección es uno mismo, cada individuo es perfecto a su manera y eso es lo que describe la escritora en este texto corto.

Ésa es la cuestión: debes imitarte a ti misma. Es decir: tu trabajo es descubrir en tu propio rostro la mujer que serías si fueses más atractiva, más personal, más inconfundible. Cuando «creas» tu rostro, teniéndote a ti misma como base, tu alegría es la de un descubrimiento, la de una revelación.

Estar ocupada

Todos nacemos con talentos, que al explorarlos logramos realizar cosas maravillosas y eso es lo que intenta enseñar Clarice Lispector con este artículo.

Si te sobra demasiado tiempo, hasta el punto de conocer una de las peores cosas de la vida –el tedio–, piensa en estas posibles ocupaciones: –Explotar las aptitudes con las que has nacido o las que has adquirido y que podrían desarrollarse. –Hacer de algunas de tus aptitudes un medio de trabajo regular, remunerado. –Aplicar tu bondad a servir a cuantos la necesiten. –En vez de comprar todas las cosas que tú o tu familia necesitáis, hazlas tú misma.

 

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Fotografiamos para ti.

El esfuerzo contante que tienen algunas mujeres al tratar de encajar en unos patrones sociales es lo que critica la escritora en estas lineas, y da su opinión sobre los excentricismos de los grupos femeninos.

La excéntrica La vida no es cine, y es muy difícil «usar» la excentricidad. La excentricidad es un deseo desesperado de agradar. El instinto de las mujeres las avisa de «hasta dónde pueden llegar» en su deseo de agradar.

¿Has pensado alguna vez en el esfuerzo enorme que la excentricidad exige de una mujer? Casi un esfuerzo físico para mantener algo antinatural. Después de algunas horas se ve en el rostro de la excéntrica su enorme cansancio, sus ganas de volver a casa… ¿Qué es la excentricidad? De manera general, la exageración.

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¿A los hombres les gusta el perfume? La excéntrica se baña en perfumes… ¿El escote es bonito? Ella entonces se desnuda. ¿Entrar con seguridad en una sala es elegante? Entonces vamos a hacer una entrada teatral.

¿La naturalidad es agradable? Entonces vamos a fingir naturalidad confundiéndola con la vulgaridad. ¿A los hombres les gusta el «compañerismo»? Entonces vamos a beber como un hombre, a decir palabrotas y a demostrar que estamos por encima de esa cosa ridícula que es una mujer educada. La excentricidad es un esfuerzo que termina en tristeza.

Meses después de que fuera publicada su última novela La hora de la estrella, Clarice Lispector fallece víctima de un cáncer de ovario el 9 de diciembre de 1977.

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Incluso en sus lecho de muerte la escritora no dejo de ser ella misma y las últimas palabras dichas fueron «se muere mi personaje».

No queda duda que Clarice Lispector fue una mujer excepcional, luchadora y conocedora del mundo, que nos dejó poemas fabulosos y consejos feministas invaluables, marcando con esto a toda una generación de mujeres.

En Escribirte nos interesa saber lo que piensas déjanos tu comentario. Y no te pierdas de los próximos artículos que tenemos para ti.

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