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+15 Poemas de Vicente Huidobro (Cortos, Largos y más)

poemas de Vicente Huidobro
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Vicente Huidobro, poeta chileno nacido en el seno de una familia de la élite oligárquica, vinculada a la gran propiedad agrícola, a la banca y la política.

Es considerado por la crítica literaria como uno de los principales divulgadores del movimiento poético vanguardista en Chile y América Latina durante el primer tercio del siglo XX.

+15 poemas de Vicente Huidobro para enamorase
Escritor chilenos conocido como el mayor influyente de la escritura vanguardista en América Latina.

Desde muy tempana edad, Vicente Huidobro mostró interés por la literatura especialmente por le modernismo y los vanguardistas franceses.

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Las ideas vanguardistas del autor chileno las compartió y expandió por Europa, residiendo en París y Madrid a lo largo de su vida.

Los mejores poemas de Vicente Huidobro

Los poemas de Vicente Huidobro son románticos y apuestan al amor, la ternura, a ese sentimiento nato y genuino del ser humano.

Utilizando el método de la descripción, Vicente Huidobro logró cautivar a toda una generación con sus hermosos escritos. En Escribirte queremos recordar los mejores trabajos del poeta chileno.

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+15 poemas de Vicente Huidobro para enamorase
Los mejores poemas de Vicente Huidobro que te llevaran a un universo de amor.

Ella

Este poema de Vicente Huidobro describe con dulces palabras el acontecer de una mujer que aun cuando la vida había tenido un trato duro con ella seguía mostrando aquella hermosura original.

Ella daba dos pasos hacia adelante
Daba dos pasos hacia atrás
El primer paso decía buenos días señor
El segundo paso decía buenos días señora
Y los otros decían cómo está la familia
Hoy es un día hermoso como una paloma en el cielo

Ella llevaba una camisa ardiente
Ella tenía ojos de adormecedora de mares
Ella había escondido un sueño en un armario oscuro
Ella había encontrado un muerto en medio de su cabeza

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Cuando ella llegaba dejaba una parte más hermosa muy lejos
Cuando ella se iba algo se formaba en el horizonte para esperarla

Sus miradas estaban heridas y sangraban sobre la colina
Tenía los senos abiertos y cantaba las tinieblas de su edad
Era hermosa como un cielo bajo una paloma

Tenía una boca de acero
Y una bandera mortal dibujada entre los labios
Reía como el mar que siente carbones en su vientre
Como el mar cuando la luna se mira ahogarse
Como el mar que ha mordido todas las playas
El mar que desborda y cae en el vacío en los tiempos de abundancia
Cuando las estrellas arrullan sobre nuestras cabezas
Antes que el viento norte abra sus ojos
Era hermosa en sus horizontes de huesos
Con su camisa ardiente y sus miradas de árbol fatigado
Como el cielo a caballo sobre las palomas.

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Quiero quedarme

El sentimiento de tristeza profunda por culpa del destino cruel que obliga a dos personas enamoradas a separarse, es lo que intenta trasmitir este poema de Vicente Huidobro.

 

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Pronto hemos de separarnos
y de decirnos adiós.
Uno seguirá camino,
el otro no.

Quiero quedarme y que sigas
como si te fuera en pos;
pero no vuelvas la cara,
mujer de Lot.

Irás sola, ¿y por qué triste?,
con mi recuerdo y con Dios.
Será posible que encuentres
alguna flor.

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Si en cambio tú te quedaras,
¿cómo podré seguir yo?
Las noches me encontrarían
en donde estoy.

Camino

Este poema de Vicente Huidobro describe la pena de una persona que va por un camino, que perfectamente podría interpretarse como la vida.

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Un cigarro vacío

A lo largo del camino
He deshojado mis dedos

Y jamás mirar atrás

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Mi cabellera
Y el humo de esta pipa

Aquella luz me conducía
Todos los pájaros sin alas
En mis hombros cantaron

Pero mi corazón fatigado
Murió en el último nido

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Llueve sobre el camino
Y voy buscando el sitio
donde mis lágrimas han caído

La renuncia

Una persona renuncia al amor, a su amada y ese sentimiento de perdida es lo que intentó describir Vicente Huidobro en este poema.

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He renunciado a ti. No era posible
Fueron vapores de la fantasía;
son ficciones que a veces dan a lo inaccesible
una proximidad de lejanía.

Yo me quedé mirando cómo el río se iba
poniendo encinta de la estrella…
hundí mis manos locas hacia ella
y supe que la estrella estaba arriba…

He renunciado a ti, serenamente,
como renuncia a Dios el delincuente;
he renunciado a ti como el mendigo
que no se deja ver del viejo amigo;

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Como el que ve partir grandes navíos
como rumbo hacia imposibles y ansiados continentes;
como el perro que apaga sus amorosos brios
cuando hay un perro grande que le enseña los dientes;

Como el marino que renuncia al puerto
y el buque errante que renuncia al faro
y como el ciego junto al libro abierto
y el niño pobre ante el juguete caro.

He renunciado a ti, como renuncia el loco a la palabra que su boca pronuncia;
como esos granujillas otoñales,
con los ojos estáticos y las manos vacías,
que empañan su renuncia, soplando los cristales en los escaparates de las confiterías…

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He renunciado a ti, y a cada instante
renunciamos un poco de lo que antes quisimos
y al final, !cuantas veces el anhelo menguante
pide un pedazo de lo que antes fuimos!

Yo voy hacia mi propio nivel. Ya estoy tranquilo.
Cuando renuncie a todo, seré mi propio dueño;
desbaratando encajes regresaré hasta el hilo.
La renuncia es el viaje de regreso del sueño.

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Días y noches te he buscado

Este poema de Vicente Huidobro trata de una eterna búsqueda que una persona hace para lograr encontrar a aquella persona que ama, o simplemente a esa mujer que es realmente importante.

Días y noches te he buscado
Sin encontrar el sitio en donde cantas
Te he buscado por el tiempo arriba y por el río abajo
Te has perdido entre las lágrimas

Noches y noches te he buscado
Sin encontrar el sitio en donde lloras
Porque yo sé que estás llorando
Me basta con mirarme en un espejo
Para saber que estás llorando y me has llorado

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Sólo tú salvas el llanto
Y de mendigo oscuro
Lo haces rey coronado por tu mano

Miro tus ojos

La vida es un camino que muchas veces puede ser duro pero a pesar de los obstáculos transitar por ella con paz y alegría es lo más importante.

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Vicente Huidobro escribe este mensaje entre lineas en este poema que describe las sensaciones que transmite la mirada de una mujer.

Miro tus ojos cansados
tu faz que agostó la vida;
miro la nieve caída
en tus cabellos dorados.

Eres la misma que fuiste,
toda tú en manos y cara.
Antes Noemí y ahora Mara,
la misma, mucho más triste.

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Te ves como en un espejo
en mi mirada cansada,
y piensas, sin decir nada,
que yo también estoy viejo.

Si no paz, y si no olvido,
espero algo, y tú también.
Estamos en un andén
después que el tren ha partido.

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El célebre océano

Con un toque de surrealismo el escritor chileno intenta hacer una comparación del mundo, de la naturaleza y la belleza que esto representa.

El mar decía a sus olas
Hijas mías volved pronto
Yo veo desde aquí las esfinges en equilibrio sobre el alambre
Veo una calle perdida en el ojo del muerto
Hijas mías llevad vuestras cartas y no tardéis
Cada vez más rápidos los árboles crecen
Cada vez más rápidas las olas mueren
Los récord de la cabeza son batidos por los brazos
Los ojos son batidos por las orejas
Sólo las voces luchan todavía contra el día

Creéis que oye nuestras voces
El día tan maltratado por el océano
Creéis que comprende la plegaria inmensa de esta agua que cruje
Sobre sus huesos

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Mirad el cielo muriente y las virutas del mar
Mirad la luz vacía como aquel que abandonó su casa
El océano se fatiga de cepillar las playas
De mirar con un ojo los bajos relieves del cielo
Con un ojo tan casto como la muerte que lo aduerme
Y se aduerme en su vientre

El océano ha crecido de algunas olas
El seca su barba
Estruja su casaca confortable
Saluda al sol en el mismo idioma
Ha crecido de cien olas

Esto se debe a su inclinación natural
Tan natural como su verde
Más verde que los ojos que miran la hierba
La hierba de conducta ejemplar

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El mar ríe y bate la cola
Ha crecido de mil olas.

Fatiga

Un profundo sentimiento de tristeza y soledad es lo que describe este poema del notable escritor chileno.

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Marcho día y noche
como un parque desolado.
Marcho día y noche entre esfinges caídas de mis ojos;
miro el cielo y su hierba que aprende a cantar;
miro el campo herido a grandes gritos,
y el sol en medio del viento.

Acaricio mi sombrero lleno de luz especial;
paso la mano sobre el lomo del viento;
los vientos, que pasan como las semanas;
los vientos y las luces con gestos de fruta y sed de sangre;
las luces, que pasan como los meses;
cuando la noche se apoya sobre las casas,
y el perfume de los claveles gira en torno de su eje.

Tomo asiento, como el canto de los pájaros;
es la fatiga lejana y la neblina;
caigo como el viento sobre la luz.

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Caigo sobre mi alma.
He ahí el pájaro de los milagros;
he ahí los tatuajes de mi castillo;
he ahí mis plumas sobre el mar, que grita adiós.

Caigo de mi alma.
Y me rompo en pedazos de alma sobre el invierno;
caigo del viento sobre la luz;
caigo de la paloma sobre el viento.

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Noche

Usando elementos de la naturaleza, Vicente Hudobro detalla el escenario de un hombre que fuma un cigarrillo a la orilla de mar.

Sobre la nieve se oye resbalar la noche
La canción caía de los árboles
Y tras la niebla daban voces
De una mirada encendí mi cigarro
Cada vez que abro los labios
Inundo de nubes el vacío
En el puerto
Los mástiles están llenos de nidos
Y el viento
gime entre las alas de los pájaros
LAS OLAS MECEN EL NAVÍO MUERTO
Y en la orilla silbando
Miro la estrella que humea entre mis dedos.

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Oración a la Luz

Un simple conversación entre un hombre y su Dios, una oración de gracias a ese ser supremo que hace posible la vida.

Señor: yo sé que en la mañana pura
de este mundo, tu diestra generosa
hizo la luz antes que toda cosa
porque todo tuviera su figura.

Yo sé que te refleja la segura
línea inmortal del lirio y de la rosa
mejor que la embriagada y temerosa
música de los vientos en la altura.

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Por eso te celebro yo en el frío
pensar exacto a la verdad sujeto
y en la ribera sin temblor del río:

por eso yo te adoro, mudo y quieto:
y por eso, Señor, el dolor mío
por llegar a Ti se hizo soneto.

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Deseos

Este poema de Vicente Huidobro se podría analizar como una petición que hace un ser ante el agobiante estado de su vida, quisiera dejar de ser.

Trópico, para qué me diste
las manos llenas de color.
Todo lo que yo toque
se llenará de sol.
En las tardes sutiles de otras tierras
pasaré con mis ruidos de vidrio tornasol.
Déjame un solo instante
dejar de ser grito y color.
Déjame un solo instante
cambiar de clima el corazón,
beber la penumbra de una cosa desierta,
inclinarme en silencio sobre un remoto balcón,
ahondarme en el manto de pliegues finos,
dispersarme en la orilla de una suave devoción,
acariciar dulcemente las cabelleras lacias
y escribir con un lápiz muy fino mi meditación.
¡Oh, dejar de ser un solo instante
el Ayudante de Campo del sol!
¡Trópico, para qué me diste
las manos llenas de color!

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Elegía nocturna

La pena de un amor no encontrado y el sentimiento de soledad que deja el desprecio del ser amado es lo que detalla este poema de Vicente Huidobro.

Ay de mi corazón que nadie quiso
tomar entre mis manos desoladas.
Tú viniste a mirar sus llamaradas
y le miraste arder claro y sumiso.

El pie profundo sobre el negro piso
sangró de luces todas las jornadas.
Ante los pies geográficos, calladas,
tus puertas invisibles, Paraíso.

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Tú que echaste a las brasas otro leño
recoge las cenizas y al pequeño
corazón que te mueve junta y deja.

Alguna vez suspirarás, alguna
noche de soledad oirás mi queja
tuya hasta el corazón como ninguna.

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El espejo de agua

Este poema de Vicente Huidobro plantea un monólogo con un toque de fantasía, cómo una persona al ver su reflejo en el agua, llena su mente de pensamientos.

Mi espejo, corriente por las noches,
Se hace arroyo y se aleja de mi cuarto.

Mi espejo, más profundo que el orbe
Donde todos los cisnes se ahogaron.

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Es un estanque verde en la muralla
Y en medio duerme tu desnudez anclada.

Sobre sus olas, bajo cielos sonámbulos,
Mis ensueños se alejan como barcos.

De pie en la popa siempre me veréis cantando.
Una rosa secreta se hincha en mi pecho
Y un ruiseñor ebrio aletea en mi dedo.

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Hija

En este triste poema, el escritos chileno describe lo que se puede interpretar como un sentimiento de perdida causado por la ausencia de un hijo.

Tengo tu rostro entre las manos
oh aire dulce retrato de aire
anillo del mundo y del pasado
tu rostro de silencio
rostro de lámpara tierna
con qué facilidad te formas en mis ojos
como vuelves alegrando la negrura.
Miseria del recuerdo
en el umbral del frío la selva se hace sueño
se desprenden las hojas
se mueren las miradas gota a gota.

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Vicente Huidobro sin duda fue uno de los escritores más talentoso del siglo pasado, quien con sus poemas dedicamos al amor y la vida logro marcar a todo una generación de artistas literarios.

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