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+25 Bellos poemas para mejores amigas

25 poemas para amigas
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¿Cuáles son los mejores poemas para amigas? Amor, lealtad, solidaridad, incondicionalidad y compromiso son, a fin de cuentas, los valores que soportan una amistad. A pesar de ello, es la constancia, el trato asiduo y el interés recíproco a lo largo de los años lo que garantiza la durabilidad de una conexión de este tipo.

La amistad es una relación de afecto entre dos personas. Por lo tanto, las amigas son aquellas personas que se apoyan mutuamente, sin importar la distancia o la gravedad de la situación. Constantemente se esfuerzan por ofrecer lo mejor de sí para divertir o consolar. Las amigas son hermanas por elección.

Hay amistades que se tienen desde la infancia porque crecieron juntas o asistieron a la misma escuela. Hay otras que se forman en el lugar de trabajo o la universidad, fiestas o por presentación de otro amigo.

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No obstante, las buenas amigas son escasas por lo que tener una es un privilegio. Por eso, aquí se encuentran recopilados 25 bellos poemas para amigas únicas.

25 Poemas para mejores amigas

Una buena amiga no se encuentra fácilmente. Puedes tener muchos conocidos, pero los verdaderos tienden a poder contarse con los dedos de una mano. Una amiga honesta, que sabe escuchar, es afectiva, comprensiva y leal resulta siempre una gran compañía. Por eso, se debe cuidar del deslumbrante tesoro que es la amistad.

25 poemas para amigas
25 poemas para amigas

Existen pequeños detalles, de apariencia insignificante, que pueden conmover y elevar los ánimos de esta persona tan especial. Poetas de todo el mundo, algunos más conocidos que otros, han dedicado algún que otro escrito a la buena amiga.

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Aquí se encuentra una selección de 25 poemas para mejores amigas.

25. Poema Aquí por ti

Nicolette J. Proffitt no es un escritor o poeta grandemente conocida. Este escrito lo dedica en particular a una amiga, a quien quiere recordar que no está sola. Que él la apoyará si se lo permite.

El pasado no se puede deshacer u olvidar,
el futuro es todo a lo que podemos aspirar.

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Desearía haber estado a tu lado,
todas las veces que has llorado.

De corazón te digo que es verdad:
siento mucho lo que has batallado.

Pero sola otra vez no estarás,
y la felicidad seguro encontrarás.

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Tus sueños se verán cumplidos,
y yo podré disfrutarlos contigo.

24. Poema La oruga

Bajo un seudónimo, el Señor Quinchi es el autor de este poema en el que incita a una buena amiga a avanzar, a cumplir sus sueños, incluso si eso implica dejarlo atrás.

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¡Abre tus alas mariposa!
¡Vuela, tu hora ha llegado!
Vestida de colores hermosa,
suave y sutil como la rosa,
fuiste oruga que se arrastraba,
a la que Dios alas dibujó,
al volar nunca mires atrás,
recuerda que en el suelo estabas,
¡Vuela! Pero vuela tan alto,
que nadie roce tus alas,
pero tan bajo que, a todos,
deleites la mirada.

23. Poema Muchas gracias por tu amistad

Este poema anónimo sobre la amistad sirve para agradecerles a todas las buenas amigas por su presencia y apoyo incondicional.

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Gracias por todos los momentos
que hemos compartido
momentos llenos de sentimientos
y pensamientos compartidos,
sueños y anhelos,
secretos, risas y lágrimas,
y sobre todo, amistad.

Cada preciado segundo quedará atesorado
eternamente en mi corazón.
Gracias por dedicarme tiempo
tiempo para demostrar tu preocupación por mí,

tiempo para escuchar mis problemas
y ayudarme a buscarles solución,
y sobre todo,
tiempo para sonreír y mostrarme tu afecto.

Gracias por ser lo que eres
una persona maravillosa.
Pude contar contigo
cuando necesitaba en quien confiar
y pedir consejo.

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Gracias a ti comencé
a conocerme
e incluso a apreciar lo que soy.

¿Cómo podré expresarte
todo el cariño que te tengo?
Muchas gracias por tu amistad.

22. Poema Mi amiga

Bajo el seudónimo de Black Heart, esta poetisa le dedica este poema a una amiga que, igual que ella misma, está sufriendo a causa de un amor no correspondido.

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Amiga, como quisiera atenuar tu dolor,
ayudar a sanar tu corazón.
Más mis intenciones son inútiles
ante el agobio del desamor.

Desearía que él viera en ti lo que yo veo.
La luz que te ilumina,
y la fortuna que significa tu compañía.
Pero ambas sabemos
que él escogió otra salida.

Quisiera que tu corazón
latiera unido al suyo,
para que tu sonrisa vuela a brillar
como la luz del sol.
Pero mis deseos se desvanecen
ante el frío arribo de la desolación.

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Solo puedo ofrecerte mi empatía
durante esta procesión.
Preferiría mirarte a los ojos
y decir que pronto se esfumará ese dolor.

Mas solo sería una mentira,
Puesto que mi corazón también está afectado,
el mío asimismo está sufriendo por amor…

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21. Poema Si el hombre pudiera decir lo que ama

Luis Cernuda le dedica este poema a la mujer amada. El narrador se ve envuelto en la intensidad del amor que siente, ya sea platónico o romántico, hacia alguien. De esta forma confiesa que es su existencia la que justifica la suya propia.

Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,

pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,

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yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,

y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,

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la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

20. Poema largo para una amiga muy bella

Eladio Cabañero dedicó este poema a una amiga muy bella en cuerpo y alma. En momentos, el narrador parece hallarse deslumbrado por la hermosura de esta persona especial. Nombra y da gracias a todo lo que es para él esta amiga.

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Bella te digo porque así se llaman
esas mujeres que han nacido
para la vida siempre: dulce y ácida.

Tú eres la colorada piel, la fruta,
la pierna, el pecho soberano que alzas,
pequeña porque así son los naranjos,
blanca y morena, 0 sea, cálida.

Amiga, ¿es la amistad la que nos manda
o acaso es el amor? Las dos preguntas
tienen en sí respuesta dada.

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Si la verdad llegara a verse un día,
si nuestra fe se confirmara…,
pero no, amiga mía misteriosa,
que las palabras siempre engañan.

Que las palabras no sonríen nunca,
que eres tú la que ríes, dices, andas,
pones luego los ojos apartados,
muy expresivamente callas.

En estos tiempos sabe todo el mundo
guardar la ropa cuando está mojada,
hurtarse, dar olvido, fingir burla
del sentimiento porque es lágrima.

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Por eso siempre estamos tan contentos,
tan campantes, tan fuertes -¡tiene gracia!-;
por dentro va la procesión, lo dicen
los gestos bruscos, las miradas.

Cuerpo de uva garnacha,
hembra de vino fuerte y alegría,
bella mujer de amor y madrugada.

Haces, querida amiga, maravillas
para evitar heridas, para
que no te vea tan hermosa, ¿sabes?
tan femeninamente en cuerpo y alma.

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Y así está el pueblo de suspiros, sueños,
besos dados al rostro de la nada,
así estoy yo y así los que no quieren
confesarse que te aman.

Da miedo ver tan cerca la hermosura
cuando está viva y quema duele tanta
pasión, que así se llama, contenida
a penas duras, tiempo y trampas.

Muy bellamente estabas
cuando mis ojos una vez. Ahora
en el recuerdo vives clara.

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Si se leyeran las cenizas luego,
que dicen, arden más que muchas brasas,
si alguien pusiera en claro nuestras vidas
fondo común de la desgracia.

Pero la muerte mete tanta prisa,
somos tan poca cosa, tan lejana
queda nuestra ciudad, sin nombre apenas
nosotros y los nuestros, nuestra casa…

Tus pies, tus manos y tu cara.
La tela del vestido, oh, dulces olas,
redondas islas cubre con sus aguas.

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Seas amiga si la tarde, el tiempo,
corre a su puesta como el sol; hermana
si desvalidamente sufres; novia
si me recuerdas en la distancia.

Eres muy lista, mi pequeña,
eres la niña cariñosa y mala
que descubre de pronto a los mayores
todo lo que les pasa.

Temo que te sospeches cuánto he puesto
mis brazos hacia ti, cómo esperaba
volver a estar contigo, sin que nunca
me vieras cuando te miraba.

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Los secretos no sé por qué se guardan;
y este secreto no interesa a nadie,
la vida es sólo cotidiana.

Pero yo escribo para ti estos versos
aunque no tengan importancia.
Mi bella amiga, ¡muchas gracias!

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19. Poema A Francisca de Rubén Darío

Francisca Sánchez fue en su tiempo, la vida y musa de Rubén Darío. En este poema no es la excepción. Darío narra lo mucho que Sánchez hace por él, y le pide que lo acompañe.

Ajena al dolor y al sentir artero,
llena de la ilusión que da la fe,
lazarillo de Dios en mi sendero,
Francisca Sánchez, acompáñame…

En mi pensar de duelo y de martirio
casi inconsciente me pusiste miel,
multiplicaste pétalos de lirio
y refrescaste la hoja de laurel.

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Ser cuidadosa del dolor supiste
y elevarte al amor sin comprender;
enciendes luz en las horas del triste,
pones pasión donde no puede haber.

Seguramente Dios te ha conducido
para regar el árbol de mi fe,
hacia la fuente de noche y de olvido,
Francisca Sánchez, acompáñame…

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18. Poema La extraña amiga

Leopoldo de Luis le dedica este escrito a una mujer con la que probablemente nunca ha hablado. A pesar de ello, la observa con frecuencia hasta familiarizarse y esperar su presencia en un lugar común al que ambos asisten.

Cuando tú llegues no estaré yo, amiga
extraña, no veré tus ojos tristes.
Nunca podré, contra lo que se diga,
levantar el tapiz con que te vistes.

Sé bien, amiga, que eres sólo invento
de quienes siempre temen a tu nada.
Voy a creerme una vez más el cuento
de que eres una oscura enamorada.

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Aún estando tan cerca no nos vemos
y nunca besaré tu boca muda
porque tu tiempo no es el que yo vivo.

Te llamo amiga y no nos conocemos.
Te pienso igual que a una mujer desnuda
y te ofrezco la mano con que escribo.

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17. Poema De la amistad

El poeta español, Alfredo Buxán, narra el anhelo que siente al pensar en una amiga que se ha marchado y dejado tras de sí un vacío en su alma.

Porque no es bueno
confundir el aliento con el frío del alma,
ni es bueno que el hombre viva solo,
ni es amable la mesa arrinconada en el salón
con sólo un mustio plato en el mantel,
y las migajas.

Venid a ver el polvo de las cosas, sacadme
de esta ciénaga sin luz. He perdido
la costumbre de la amistad y me pesa
como mármol cada tarde en casa,
sin salir de mí.

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Deseo vuestra voz
entre los muros como lluvia común.
El latido del silencio alrededor.
La bondad de vuestra dulce compañía.

Anhelo vuestra voz porque confundo ya,
exhausto, el tembloroso aliento de mi boca
con el frío del alma.

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16. Poema Compañera

Lugomas este poema dedicado a una buena amiga y compañera. De esta forma expresa el cariño y agradecimiento que siente hacia ella.

Vislumbro el resplandeciente cielo,
y miro titilar el brillo de una estrella,
entonces pienso en ti, amiga bella,
en tus palabras que me dan consuelo.

Tienes el encanto de una princesa,
y la mística ternura de una Diosa,
tu corazón es un abrigo que embelesa
tornándote cada día más hermosa.

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Despiertas con tu balada ilusiones,
y el eco de tus palabras son poemas,
en la expresiva voz de tus canciones,
dejas el ambiente lleno de fonemas.

Quien te mira se siente convencido
que eres la amiga fiel y compañera,
siento dicha, el haberte conocido,
y quererte con mi voluntad entera.

Tus letras cautivan y enamoran,
son como fuente de agua cristalina,
en lo vivo de tus versos se rumora,
la sensibilidad de tu alma diamantina.

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15. Poema Amiga, no te mueras de Pablo Neruda

Una amiga del narrador se encuentra en problemas, y en este poema se describe la agonía y lucha que libra para sobrevivir. A ella dedica el poema Pablo Neruda.

Amiga, no te mueras.
Óyeme estas palabras que me salen ardiendo,
y que nadie diría si yo no las dijera.

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Amiga, no te mueras.
Yo soy el que te espera en la estrellada noche.
El que bajo el sangriento sol poniente te espera.
Miro caer los frutos en la tierra sombría.

Miro bailar las gotas del rocío en las hierbas.
En la noche al espeso perfume de las rosas,
cuando danza la ronda de las sombras inmensas.

Bajo el cielo del Sur, el que te espera cuando
el aire de la tarde como una boca besa.
Amiga, no te mueras.

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Yo soy el que cortó las guirnaldas rebeldes
para el lecho selvático fragante a sol y a selva.
El que trajo en los brazos jacintos amarillos.
Y rosas desgarradas. Y amapolas sangrientas.

El que cruzó los brazos por esperarte, ahora.
El que quebró sus arcos. El que dobló sus flechas.
Yo soy el que en los labios guarda sabor de uvas.

Racimos refregados. Mordeduras bermejas.
El que te llama desde las llanuras brotadas.
Yo soy el que en la hora del amor te desea.

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El aire de la tarde cimbra las ramas altas.
Ebrio, mi corazón, bajo Dios, tambalea.
El río desatado rompe a llorar y a veces
se adelgaza su voz y se hace pura y trémula.

Retumba, atardecida, la queja azul del agua.
¡Amiga, no te mueras!
Yo soy el que te espera en la estrellada noche,
sobre las playas áureas, sobre las rubias eras.
El que cortó jacintos para tu lecho, y rosas.
¡Tendido entre las hierbas yo soy el que te espera!

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14. Poema Recorrido inverso

Este poema anónimo describe la fina línea que separa el amor de la amistad. A veces, si no se cuida, puede caer en la equivocación de llamar novios a quienes no lo son.

Curiosos son los caminos que la vida escoge para sus transeúntes;
Y más aún, cuando del amor y de la amistad se ha tratado;
Pues lo más probable es que si no apuestas el todo por el todo, te hundes;
Por eso no dudé en tomar la decisión que a ambos para siempre ha marcado;

Hemos comenzado a vernos con ojos que hoy por hoy, llamamos equivocados;
Los que nos mantenían unidos en un laberinto del cual no podíamos salir;
Ahora sabemos que el sentimiento de una pareja no nos ha identificado;
Por consiguiente debemos de adquirir la capacidad de definir;

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Lo que somos, pues nos queremos en menor intensidad que un par de novios;
Pero igualmente nos gusta caminar en las calles siempre tomados de la mano;
Y si bien somos amigos, de los que no se separan por el rencor ni por el odio,
sé que algún día tendremos algo tan sólido que seremos como hermanos.

13. Poema Una amistad desinteresada

Este poema, también anónimo, narra las implicaciones de una amistad verdadera, en la que se es plenamente desinteresado.

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Eres una linda amiga que ofrece una amistad desinteresada,
estás siempre dispuesta a dar afecto, cariño y atención
sin recibir nada a cambio.

Tu generosidad es sin límites,
ofreces más de lo que te piden
y me extiendes tus brazos cuando más necesitada
me he encontrado de recibir afecto.

Gracias por estar siempre presta a escucharme y
a aconsejarme como toda una buena amiga que eres
para que no salga afectada de ninguna situación,

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siempre he pensado que una buena amistad
se basa en hacer cosas donde nadie salga lastimado
y donde se obtengan buenos frutos.

Has formado una parte fundamental de mi vida
y sé que en donde estemos
siempre seremos las mejores amigas.

Te quiero mucho y siempre estaré agradecida
por cada detalle de tu parte,
con toda certeza te puedo decir
que eres muy importante para mí
y que en mi corazón ocupas un lugar
que nadie podrá desplazar.

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12. Poema Amistad a lo largo

Jaime Gil de Biedma narra sobre la amistad en el transcurrir el tiempo. Cuando no se tiene cuidado, refiere, aquellos que una vez fueron inseparables pueden convertirse en completos extraños. Si bien este poema no está dedicado exclusivamente a la buena amiga, sí se puede dedicar en los tiempos donde la amistad de la infancia se ve transformada con la edad.

Pasan lentos los días
y muchas veces estuvimos solos.
Pero luego hay momentos felices
para dejarse ser en amistad.

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Mirad: somos nosotros.
Un destino condujo diestramente
las horas, y brotó la compañía.

Llegaban las noches. Al amor de ellas
nosotros encendíamos palabras,
las palabras que luego abandonamos
para subir a más empezamos a ser los

compañeros que se conocen
por encima de la voz o de la seña.
Ahora sí. Pueden alzarse
las gentiles palabras

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–esas que ya no dicen cosas–,
flotar ligeramente sobre el aire;
porque estamos nosotros enzarzados
en mundo, sarmentosos de historia acumulada,

y está la compañía que formamos plena,
frondosa de presencias. Detrás de cada uno
vela su casa, el campo, la distancia.

Pero callad. Quiero deciros algo.
Sólo quiero deciros que estamos todos juntos.
A veces, al hablar, alguno olvida
su brazo sobre el mío, y yo

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aunque esté callado doy las gracias,
porque hay paz en los cuerpos y en nosotros.
Quiero deciros cómo todos trajimos
nuestras vidas aquí, para contarlas.

Largamente, los unos a los otros
en el rincón hablamos, tantos meses!
que no sabemos bien, y en el recuerdo
el júbilo es igual a la tristeza.
Para nosotros el dolor es tierno.
¡Ay el tiempo! Ya todo se comprende.

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11. Poema Para mi mejor amiga de Fernando Cama

Fernando Cama le dedicó en su momento este poema a su mejor amiga, Alejandra, prometiéndole que, sin importar lo que suceda, siempre podrá contar con él.

Cuando tengas algún problema,
yo  estaré para escucharte,
pues siempre te aconsejare,
y  nos desahogaremos juntos.

Cuando pienso en el fracaso,
me regalas una esperanza,
y me dices que en mis pasos,
yo debo tener confianza.

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Tú me compartes tus penas,
y también las cosas buenas,
que te pasan en tu casa
y en la escuela.

Tú me haces mirar mis faltas
cuando cometo un error
y nunca me das la espalda
cuando te pido un favor.

Cuando el tiempo nos separa,
los recuerdos nos consuelan,
y si es grande la distancia,
no importa lo que suceda,
pues somos amigos;
y nuestra amistad
es lo que nos mantiene unidos.

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Eres  mi mejor amiga
y mi más fiel compañera,
la que guarda mis secretos
y me sabe comprender.

La que me dice
cuentas conmigo
es mi mejor amiga.

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Listado de 10 poemas cortos para amigas de autores famosos

Son muchos los poetas que escriben hechizantes versos a sus amigas. Mario Benedetti, Amado Nervo y Gabriel García Márquez son sólo algunos de ellos. A continuación, se encuentra un listado con los 10 mejores poemas para dedicarle a una amiga.

10. Poema Los ojos de T de José Gautier Benítez

Como narrador omnisciente, José Gautier Benítez relata cómo alguien encuentra lo que buscaba en los ojos de una persona, que bien podría referirse a la amiga. Lo que encuentra puede ser lo que necesita: tranquilidad, empatía, cariño, comprensión, todo lo que brinda la amistad.

Un astrónomo viendo las estrellas preguntó la razón de
por qué le faltaban las más bellas a una constelación.

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En vano ¡el infeliz! se fatigaba queriéndolas hallar,
y del cielo a la bóveda miraba ¡qué habría de encontrar!

Cansado de mirar al firmamento a tus ojos miró.
«¡Por fin!», exclama, y se marchó contento pues entonces las vio.

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9. Poema Hagamos un trato de Mario Benedetti

Reciprocidad. De eso trata la amistad, acierta Mario Benedetti en este encantador poema. Tú puedes contar conmigo y, a su vez, yo puedo contar contigo.

Compañera usted sabe puede contar
conmigo no hasta dos o hasta diez
sino contar conmigo.

Si alguna vez advierte que la miro
a los ojos y una veta de amor
reconoce en los míos no alerte
sus fusiles ni piense qué delirio
a pesar de la veta o tal vez porque existe
usted puede contar conmigo.

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Si otras veces me encuentra
huraño sin motivo no piense qué
flojera igual puede contar conmigo.

Pero hagamos un trato yo
quisiera contar con usted.
Es tan lindo saber que usted existe
uno se siente vivo y cuando digo esto
quiero decir contar aunque sea hasta dos

aunque sea hasta cinco no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio sino para saber
a ciencia cierta que usted sabe que puede
contar conmigo.

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8. Poema Mercedes de Luis Antonio de Villena

Este poema que le dedica Luis Antonio de Villena a su buena amiga Mercedes, es perfecto para dedicárselo a aquella persona especia que sabe apreciarnos con todas nuestras características.

Aunque el tiempo nos haya separado
(no es el tiempo sino la vida quien aleja)
no debo, no sería lícito olvidarte y ser injusto contigo.

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Porque si tu presente de mujer burguesa
está tan lejos de lo que creo y siento,
a la muchachita que fuiste, junto a mí
la amé hasta ese natural punto que
no precisa palabras, ni declaración ni sexo.

Era la amistad el calor, más allá de otros lazos.
Jugaba contigo y me reía contigo
y te buscaba cuando estaba solo (tantas veces)
sin que tú nunca me fallaras ni mostrases extrañeza.

¿Te acuerdas de cómo nos reíamos?
Jugábamos a chicas y hablábamos del mundo.
Íbamos al cine y me contabas, por fin,
los chicos que te gustaban, los actores, los sueños
de lo que ambos seríamos huyendo de aquella
adolescencia en el opaco, hosco Madrid cerrado
a la libertad, de los mediados sesenta.

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Adiós, amiga mía, nunca será como antes y
nunca hablaremos como hablábamos entonces.
Tú vas en tu avión y yo vuelo -no sé cómo-
en dirección contraria.
Pero te recuerdo y te doy las gracias.

Amiga de mi infancia. Por ti no estuve solo del todo.
Por ti sentí que la vida podría ser amable.
Para ti fui un niño normal y corriente,
al que quisiste -creo- y te quería.

Otro amigo. Jamás sentí que me mirases con extrañeza.
Pocos -poquísimos- me vieron tan real, tan cerca.

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7. Poema La mujer caída de Víctor Hugo

Este poema de Víctor Hugo es ideal para recordar a una buena amiga que pasa por malos momentos, que la debilidad es temporal y que con el tiempo y el apoyo de la gente que la quiere, se recobrará.

¡Nunca insultéis a la mujer caída!
Nadie sabe qué peso la agobió,
ni cuántas luchas soportó en la vida,
¡hasta que al fin cayó!

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¿Quién no ha visto mujeres sin aliento
asirse con afán a la virtud,
y resistir del vicio el duro viento
con serena actitud?

Gota de agua pendiente de una rama
que el viento agita y hace estremecer;
¡perla que el cáliz de la flor derrama,
y que es lodo al caer!

Pero aún puede la gota peregrina
su perdida pureza recobrar,
y resurgir del polvo, cristalina,
y ante la luz brillar.

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Dejad amar a la mujer caída,
dejad al polvo su vital calor,
porque todo recobra nueva vida
con la luz y el amor.

6. Poema Para M- de Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe escribe este poema, lamentando el quizá haberle causado dolor a la persona que amo y que lo ama lo suficiente como para sufrir por su destino.

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No me aflige que mi cuota de mundo
tenga poco de terrenal en ella;
ni que años de amor, en un minuto
de rencor, se esfumen sin dejar huella.

No lamento que los desvalidos
sean, querida, más dichosos que yo,
pero sí que sufras por mi destino,
siendo un pasajero como soy.

No es que mis fuentes de dicha
sean extrañas, llorosas-
o que la emoción de un simple beso
haya paralizado tantos años.

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Tampoco que las flores de veinte primaveras
que se marchitaban al nacer
yazgan inertes en las cuerdas de mi corazón
con el peso de una era glacial.

Ni que la hierba ansiosa
haya crecido sobre mi tumba,
sino que, mientras esté muerto en vida,
nunca estaré, mi adorada, en soledad.

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5. Poema Vaya uno a saber de Mario Benedetti

Mario Benedetti piensa en su amiga, en su memoria, y le escribe este verso llevado por la nostalgia y la añoranza.

Amiga la calle del sol tempranero
se transforma de pronto
en atajo bordeado de muros vegetales
el rascacielos de la visión despiadada

de un acantilado de poder
los colectivos pasan raudos
como benignos rinocerontes
y en un remoto bastidor de cielo

las nubes son sencillamente nubes
la muchacha cargada de paquetes
es una hormiga demasiado obvia
y en consecuencia la descarto

pero el lisiado de noble rostro
ése sí avanza como un cangrejo
la monjita joven de mejillas ardientes
crece como un hongo sin permiso

el hollín va siendo lentamente rocío
y el olor a petróleo se convierte en jazmín
y todo eso por qué
sencillamente porque
en la primera línea
pensé en vos amiga.

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4. Poema No te rindas de Mario Benedetti

Este poema, también de Mario Benedetti, está escrito con la intensión de dar ánimo a una amiga ante la desilusión, desesperanza, ocasionada por los golpes que la vida a veces reparte. No estás sola, le dice, porque es así la amistad.

No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.

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No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje, perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,

aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.

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Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.

Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos,

No te rindas por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,

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aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estás sola, porque yo te quiero.

3. Poema No moriré del todo, amiga mía de Rodolfo Tallon

Rodolfo Tallón le escribe este poema a una buena amiga, con la intención de tranquilizarla y asegurarle que incluso en la muerte, él la seguirá acompañando en espíritu.

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No moriré del todo, amiga mía,
mientras viva en tu alma mi recuerdo.
Un verso, una palabra, una sonrisa,
te dirán claramente que no he muerto.

Volveré con las tardes silenciosas,
con la estrella que brilla para ti,
con la brisa que nace entre las hojas,
con la fuente que sueña en el jardín.

Volveré con el piano que solloza
las nocturnas escalas de Chopin;
con la lenta agonía de las cosas
que no saben morir.

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Con todo lo romántico, que inmola
este mundo cruel que me destroza.
A tu lado estaré cuando estés sola,
como una sombra más junto a tu sombra.

2. Poema Amiga, mi larario está vacío de Amado Nervo

Amado Nervo escribe estos versos para expresar el sentimiento de pérdida de una hermana o amiga. Incluso al pasar de los meses, el vacío que dejó sigue igual de presente. Se le extraña y llora.

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Amiga, mi larario está vacío:
desde que el fuego del hogar no arde,
nuestros dioses huyeron ante el frío;
hoy preside en sus tronos el hastío
las nupcias del silencio y de la tarde.

El tiempo destructor no en vano pasa;
los aleros del patio están en ruinas;
ya no forman allí su leve casa,
con paredes convexas de argamasa
y tapiz del plumón, las golondrinas.

¡Qué silencio el del piano! Su gemido
ya no vibra en los ámbitos desiertos;
los nocturnos y scherzos han huido…

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¡Pobre jaula sin aves! ¡Pobre nido!
¡Misterioso ataúd de trinos muertos!
¡Ah, si vieras tu huerto! Ya no hay rosas,
ni lirios, ni libélulas de seda,
ni cocuyos de luz, ni mariposas…

Tiemblan las ramas del rosal, medrosas;
el viento sopla, la hojarasca rueda.
Amiga, tu mansión está desierta;
el musgo verdinegro que decora
los dinteles ruinosos de la puerta,
parece una inscripción que dice: ¡Muerta!
El cierzo pasa, y suspirando: ¡Llora!

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1. Poema Si alguien llama a tu puerta de Gabriel García Márquez

Por último, Gabriel García Márquez dedica este poema a una amiga muy preciada. Tranquilizador, asegura que tocará a la puerta cuando esté triste para acompañarla.

Si alguien llama a tu puerta, amiga mía,
y algo en tu sangre late y no reposa
y en su tallo de agua, temblorosa,
la fuente es una líquida armonía.

Si alguien llama a tu puerta y todavía
te sobra tiempo para ser hermosa
y cabe todo abril en una rosa
y por la rosa se desangra el día.

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Si alguien llama a tu puerta una mañana
sonora de palomas y campanas
y aún crees en el dolor y en la poesía.

Si aún la vida es verdad y el verso existe.
Si alguien llama a tu puerta y estás triste,
abre, que es el amor, amiga mía.

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De esta forma existen escritos, libros y poemas, que abordan la complejidad de la amistad y el amor. Y es que muchos afirman tener cantidad de amigos, pero la realidad es que los verdaderos, los buenos, son casi siempre cuantificables con los dedos de las manos. Por eso, se recomienda cuidar estas relaciones tan especiales, que iluminan el día poco a poco, sin esfuerzo, sólo con su presencia.

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