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+15 Poemas para pedir perdón para: amigas, novia, esposa…

poemas para pedir perdon
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La poesía como género literario es y siempre ha sido una de las formas más directas y profundas de expresar con la utilización de la palabra escrita los aspectos más intensos del ser y el sentir.

La visión humana del mundo, las emociones y sentimientos, los pensamientos, y sobre todo los sueños que no somos capaces de pronunciar a todo pulmón.

Muchos escritores y pensadores de la historia han elaborado asombrosas obras dedicadas al amor y el perdón.

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Versos que hacen que el lector reflexione sobre la importancia de perdonar y el daño que causa el rencor, esta desagradable emoción que origina el odio y el resentimiento en las personas.

+15 poemas para pedir perdón
Tú te beneficias enormemente cuando decides perdonar y lo mismo ocurre con todos a tu alrededor.

Como cualquier sensación humana, el rencor es adictivo y nubla la visión de las personas para descartar la posibilidad de personar a aquellos que provocaron dolor en el pasado.

Pero estos poemas que hoy te regalamos te abrirán la mente para que el perdón forme parte de tu día a día, y te libere.

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Poemas de Perdón

En las relaciones humanas es inevitable cometer errores, que en ocasiones acaban causando daño a las personas alrededor, y como un efecto bumerán, tampoco se puede evitar que alguien te lastime con sus palabras o acciones.

Lo importante de todo esto es que tengas la capacidad de perdonar y de pedir perdón para liberarte de ese rencor. Pero si no sabes como pedir perdón, llegaste al portal correcto.

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+15 poemas para pedir perdón
El perdón es inmensamente práctico y útil. No hay nada vago, o poco práctico al respecto. El perdón te libera.

Un poema dedicado a este fin te ayudara a suavizar las asperezas y crear una situación más amena,  por ello aquí te traemos quince escritos de poetas famosos perfecto para dedicar si necesitas pedir perdón.

 

Perdón (Gustavo Adolfo Bécquer)

Este poema de perdón transmite un sentimiento de pena y tristeza de dos almas que desean estas juntas pero que a causa del orgullo, el amor sufrió desgastes y se rompió ese vinculo afectivo que los unía.

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Asomaba a sus ojos una lágrima
y… mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y enjugó un llanto,
y la frase en mi labio expiró.

Yo voy por un camino, ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: ¿Por qué calle aquel día?.
Y ella dirá: ¿Por qué no lloré yo?.

Es cuestión de palabras, y, no obstante,
ni tu ni yo jamás,
después de lo pasado convendremos
en quién la culpa está

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¡Lástima que el amor un diccionario
no tenga donde hallar
cuando el orgullo es simplemente orgullo
y cuando es dignidad!

 

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Te amo, perdóname mi amor (Rabindranath Tagore)

Este poeta bengalí, dedicó su vida a la filosofía, las enseñanzas y la reflexión, y en este poema de perdón, describe la importancia de que esa persona amada dispense el mal que se le ha ocasionado.

Te amo, sí ¡Perdóname mi amor!
Pajarito que yerras tu camino, como tú, estoy cazada.
Cuando mi corazón se estremeció de dicha,
perdió su velo y se quedó desnudo.

Cúbrelo tú de piedad, ¡y perdóname mi amor!
Si no puedes amarme, ¡perdóname mi pena!
¡Pero no me mires así, desde tan lejos!

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Me arrastraré callada a mi rincón
y me sentaré en la sombra, tapando con mis dos manos
la vergüenza desnuda. No me mires, no me mires,
¡y perdóname mi pena!

Si me amas, ¡perdóname mi alegría!
No te rías de mi descuido porque ves que mi corazón
se me va en este mar de ventura.

Cuando me siente yo en mi trono,
y reine sobre ti, tirana de mi amor;
cuando, como una diosa, yo te conceda mis favores,
sé tú indulgente con mi orgullo,
¡y perdóname mi alegría!.

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Quien no ama no vive (Víctor Hugo)

Este poema de Víctor Hugo es descrita la necesidad humana de amar y de vivir el amor en plenitud, pero no solo las partes positivas, también las negativas.

Tanto en los aciertos como en los fallos, aceptando lo que llena de felicidad así estemos en riesgo de que nos hagan daño,  haciendo énfasis en el personar las equivocaciones mutuamente.

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“Quienquiera que fueres, óyeme: si con ávidas miradas nunca tú a la luz del véspero has seguido las pisadas, el andar suave y rítmico de una celeste visión; O tal vez un velo cándido, cual meteoro esplendente, que pasa, y en sombras fúnebres ocultase de repente, dejando de luz purísima un rastro en el corazón;

Si sólo porque en imágenes te la reveló el poeta, la dicha conoces íntima, la felicidad secreta, del que árbitro se alza único de otro enamorado ser; Del que más nocturnas lámparas no ve, ni otros soles claros, ni lleva en revuelto piélago más luz de estrellas ni faros que aquella que vierten mágica los ojos de una mujer;

Si el fin de sarao espléndido nunca tú aguardaste afuera, embozado, mudo, tétrico mientras en la alta vidriera reflejos se cruzan pálidos del voluptuoso vaivén), Para ver si como ráfaga luminosa a la salida, con un sonreír benévolo te vuelve esperanza y vida joven beldad de ojos lánguidos, orlada en flores la sien.

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Si celoso tú y colérico no has visto una blanca mano usurpada, en fiesta pública, por la de galán profano, y el seno que adoras, próximo a otro pecho, palpitar; Ni has devorado los ímpetus de reconcentrada ira, rodar viendo el valse impúdico que deshoja, mientras gira en vertiginoso círculo, flores y niñas al par;

Si con la luz del crepúsculo no has bajado las colinas, henchida sintiendo el ánima de emociones mil divinas, ni a lo largo de los álamos grato el pasear te fue; Si en tanto que en la alta bóveda un astro y otro relumbra, dos corazones simpáticos no gozasteis la penumbra, hablando palabras místicas, baja la voz, tardo el pie;

Si nunca al roce magnético temblaste de ángel soñado; si nunca un Te amo dulcísimo, tímidamente exhalado, quedó sonando en tu espíritu cual perenne vibración; Si no has mirado con lástima al hombre sediento de oro, para el que en vano munífico brinda el amor su tesoro, y de regio cetro y púrpura no tuviste compasión;

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Si en medio de noche lóbrega cuando todo duerme y calla, y ella goza sueño plácido, contigo mismo en batalla no te desataste en lágrimas con un despecho infantil; Si enloquecido o sonámbulo no la has llamado mil veces, quizá mezclando frenético las blasfemias a las preces, también a la muerte, mísero, invocando veces mil;

Si una mirada benéfica no has sentido que desciende a tu seno, como súbito lampo que las sombras hiende y ver nos hace beatífica región de serena luz; O tal vez el ceño gélido sufriendo de la que adoras, no desfalleciste exánime, misterios de amor ignoras; ni tú has probado sus éxtasis, ni tú has llevado su cruz.”

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Espero (Mario Benedetti)

En este escritor, dramaturgo y periodista uruguayo dedicó un unos verso al perdonar y es como nace este bello poema de perdón.

Te espero cuando la noche se haga día,
suspiros de esperanzas ya perdidas.
No creo que vengas, lo sé,
sé que no vendrás.

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Sé que la distancia te hiere,
sé que las noches son más frías,
Sé que ya no estás.
Creo saber todo de ti.

Sé que el día de pronto se te hace noche:
sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices,
sé que soy un idiota al esperarte,
Pues sé que no vendrás.

Te espero cuando miremos al cielo de noche:
tu allá, yo aquí, añorando aquellos días
en los que un beso marcó la despedida,
Quizás por el resto de nuestras vidas.
Es triste hablar así.

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Cuando el día se me hace de noche,
Y la Luna oculta ese sol tan radiante.
Me siento sólo, lo sé,
nunca supe de nada tanto en mi vida,
solo sé que me encuentro muy sólo,
y que no estoy allí.

Mis disculpas por sentir así,
nunca mi intención ha sido ofenderte.
Nunca soñé con quererte,
ni con sentirme así.

Mi aire se acaba como agua en el desierto.
Mi vida se acorta pues no te llevo dentro.
Mi esperanza de vivir eres tu,
y no estoy allí.

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¿Por qué no estoy allí?, te preguntarás,
¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti?
Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí.
Porque todas las noches me torturo pensando en ti.

¿Por qué no solo me olvido de ti?
¿Por qué no vivo solo así?
¿Por qué no solo….

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Perdón (Amado Nervo)

En esta oportunidad nos topamos con un poema de perdón escrito por este talentoso mexicano que marco pauta en el modernismo.

También le regalo un mundo unas palabras para reflexionar sobre el perdonar a esa persona amada.

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Perdóname, ideal, para que pueda
irme en paz al venir mi última hora…
Es tan dulce el perdón: ¡prerrogativa
de los dioses! perdóname, inmortal:

el que todo lo sabe lo perdona
todo , y hoy, ideal, todo lo sabes
con la sabiduría de la muerte.

Que tu perdón en mi alma se derrame
como un rayo de luna en el silencio
de una mística noche…

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Que caiga como pétalos de lirio
sobre el hondo cansancio de mi vida.
Perdóname, ideal, para que pueda
morir en paz.

 Poema de la amistad (Octavio Paz)

El perdonar no es una acción única de las relaciones de parejas, las amistades también necesitan ser dispensadas.

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Este poema de perdón refleja la importancia de ese vínculo se va construyendo, fluyendo y reinventándose a través del tiempo.

La amistad es un río y un anillo.
El río fluye a través del anillo.
El anillo es una isla en el río. Dice el río:
antes no hubo río, después sólo río.

Antes y después: lo que borra la amistad.
¿Lo borra? El río fluye y el anillo se forma.
La amistad borra al tiempo y así nos libera.
Es un río que, al fluir, inventa sus anillos.

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En la arena del río se borran nuestras huellas.
En la arena buscamos al río: ¿dónde te has ido?
Vivimos entre olvido y memoria:este instante
es una isla combatida por el tiempo incesante

Las tres musas últimas castellanas 95 (Francisco de Quevedo)

Considerado como el escritor español del siglo de oro, Francisco de Quevedo dedico esta líneas al perdón pero uno diferente al que solicita a la persona amada.

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En este caso la solicitud es para el Dios de las alturas para que desborde ríos de misericordia sobre su pueblo.

Vinagre y hiel para sus labios pide,
y perdón para el pueblo que le hiere:
que como sólo por que viva, muere,
con su inmensa piedad sus culpas mide.

Señor que al que le deja no despide,
que al siervo vil que le aborrece quiere,
que porque su traidor no desespere,
a llamarle su amigo se comide,

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ya no deja ignorancia al pueblo hebreo
de que es hijo de dios, si, agonizando,
hace de amor, por su dureza, empleo.

Quien por sus enemigos, expirando,
pide perdón, mejor en tal deseo
mostró ser dios, que el sol y el mar bramando.

 

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Después de la batalla (Francisco Sosa Escalante)

México nuevamente se hace presente a través de la poesía, y en esta oportunidad se relata una historia con aires de prosa que cuenta las hazañas durante un conflicto bélico y que finaliza con suplicas de perdón.

El hórrido fragor de la pelea
Por fin cesó; ya no los a tambores
Y el agudo clarín nuevos horrores
Anuncian en la lucha gigantea.

El cañon se apagó; tan solo humea
La roja sangre, y se oyen los clamores
Del herido infeliz que en sus dolores
La atónita mirada allí pasea.

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Está pensando en el hogar tranquilo
En que dejara á la hechicera esposa
Junto á la cuna del dormido infante;

Y al ver que llega á destrozar el hilo
De su vida, la parca presurosa,
¡Perdón! perdón! prorrumpe delirante.

 

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El poeta pide a su amor que le escriba (Federico García Lorca)

En esta obra, el poeta español muestra la versión más trágica y melancólica de las relaciones amorosas, que en ocasiones nos envuelven en un huracán de emociones.

Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

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El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.

Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena pues de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.

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Perdón (Francisco Sosa Escalante)

Otro sensible poema de este escritor mexicano que intenta transmitir con sus cortas lineas el daño que causan los celos y la desconfianza, y sobre todo la importancia de reconocer el erro y saber pedir perdón a tiempo.

Los celos con su llama abrasadora
Mi frente calcinaban, dueño mío,
Mirando tu esquivez y tu desvío
Mientras constante el corazón te adora.

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Pude un momento vacilar, señora,
En negras horas de mortal hastío,
Como desvía su corriente el río
Que da sus aguas a la mar sonora.

Pasó la fiebre del delirio insano,
Volvió mi vida a trascurrir serena
Y encuentra mi alma en tu bondad consuelo.

Perdón si te ofendí; cual humo vano
Disípese el pesar que te enajena
Y que brille la paz en nuestro cielo.

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Yo, pecador (Abraham Valdelomar)

Conocido como el Conde de Lemos, este escritor peruano logro plasmar en papel los placeres del amor que en el ámbito religioso es pecado y por ello pide perdón pero haciendo énfasis en que no se arrepiente de sus acciones.

Mi boca fue a manera de un ático panal
do acudieron los besos en lírico tropel,
abejas amorosas que llenaron de miel
mi espíritu sediento y mi carne mortal.

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Ha gravitado en mi alma, sincera y vertical,
la voz inexorable y cóncava, de aquel
de testa fascinante que al bíblico vergel
arrancó la manzana con giros de espiral.

Soy, Señor, de tus siervos, quien más ha delinquido:
el no poder amar fue mi pena más honda,
el no poder besar fue mi mayor tormento.

Dame, de tus castigos, la acre copa redonda;
y pues soy de tus siervos el que más te ha ofendido,
yo te pido perdón.. ¡Pero no me arrepiento!

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Seísmo (Mario Benedetti)

Nuevamente Mario Benedetti nos regala un verso dedicado al perdón que solo puede brindar una persona amada.

La terre nous amait un peu je
me souviens rené char
quedan las cáscaras de vida
la solidaridad de las columnas

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las pausas del escombro
el pavoroso cielo gris
la tierra exasperada
reclama una caricia
que no la olviden

no la olviden nunca
por eso se estremece
de abandono
tan sólo si la aman

si la amamos
volverá a concedernos
el perdón del silencio
el amor de la calma

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Yo no soy yo (Juan Ramón Jiménez)

Un poema corto pero certero que nos regala este escritor español en el que menciona entre líneas lo dulce que es perdonar cuando se tiene rencor y odio.

Yo no soy yo.
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo,
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces olvido.

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El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera…

 

Al oído de una muchacha (Federico García Lorca)

Una forma de pedir disculpa es explicar con sinceridad el porque de las acciones y esto es lo que escribe Lorca en este poema de cortas líneas.

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No quise.
No quise decirte nada.
Vi en tus ojos
dos arbolitos locos.

De brisa, de risa y de oro.
Se meneaban.
No quise.
No quise decirte nada.

 

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¿Recuerdas? (Evaristo Carriego)

Los celos es, en muchas ocasiones, la principal causa de desgate en una relación amorosa, este tema lo toca este último poema de perdón escrito por este poeta argentino, que plantea que a pesar de los celos siempre debe existir el perdón.

Las rosas del balcón eran celosas
novias bajo el agravio de la fina
ironía falaz de una vecina
que se ponía a reír de ciertas cosas.

Tu perdón desdeñoso fué a las rosas
y tus labios a mí. La muselina
de la suave penumbra vespertina
te envolvió en no sé qué ansias misteriosas.

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Dijo el piano motivos pasionales,
y al temblar tus magnolias pectorales
con miel de invitaciones al pecado

de tu posible ruego incomprendido,
terminó la canción con un gemido
de alondra torturada en el teclado.

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El perdón, como lo dejaron en claro muchos de estos talentosos poetas, es parte fundamentan en la vida de los seres humanos, el perdonar te libera y te llena de plenitud.

Recuerda siempre que si alguien te lastima y viene el dolor, también lo hará la felicidad, solo tienes que ser paciente.

Si necesitas pedir perdón y  no sabes como hacerlo, anímate a dedicar alguno de estos poemas que te ayudaran a reducir las tensiones.

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