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+2 Poemas de 12 estrofas ¡Fáciles de aprender!

Poemas de 12 estrofas
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Las prosas largas tienen una cadencia diferente. Son para tomar y disfrutar con tranquilidad, sin premura. Debemos leerlas detenidamente y no jugar a las carreras porque de lo contrario perderíamos la esencia e inevitablemente también  su sentido.

Este par de poemas de 12 estrofas que hoy Escribirte te ofrece, vienen a hablar desde luego del amor, pero de ese que se da entre un hombre y una mujer, en pareja, en unión y consonancia.

Poemas de 12 estrofas de amistad con autores

Esa magia que surge entre dos personas al momento de estar juntas y encontrar en ellas un submundo que les permite dar rienda suelta entre ellos. Esa es la magia que queremos traerles con estos poemas de 12 estrofas. Acompáñanos a descubrirlos.

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Poemas de 12 estrofas
El amor es el eslabón de mayor fuerza en la cadena de la vida del hombre.

(Extracto) El hombre y la mujer (Victor Hugo)

El gran Victor Hugo viene a darnos una clase magistral de lo que significa el hombre y la mujer desde su juicio, y con ello descubrir la esencia de este par en el mundo, todo ello con un poema de 12 estrofas.

El hombre es la criatura más elevada,
la mujer es el más sublime de los ideales.

Dios hizo para el hombre un trono:
para la mujer un altar.
El trono exalta;
el altar santifica.

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El hombre es cerebro,
la mujer corazón..
el cerebro hace la luz, el corazón el amor;
la luz nutre, el amor resucita.

El hombre es fuerte por la razón
la mujer es fuerte por la emoción,
la razón argumenta
las emoción conmueve.

El hombre es capaz de todos los heroísmos,
la mujer de todos los martirios.
El heroísmo ennoblece,
el martirio sublima.

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El hombre tiene la supremacía;
la mujer la preferencia
la supremacía significa fuerza;
la preferencia respresenta el derecho.

El hombre es un genio,
la mujer un ángel.
El genio es inconmensurable;
El ángel indefinible.

La aspiración del hombre es la suprema gloria;
la aspiración de la mujer es la extrema virtud.
La gloria hace todo lo que es grande;
La virtud hace todo lo que es divino.

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El hombre es código,
la mujer es evangelio
el código corrige
el evangelio perfecciona.

El hombre piensa,
la mujer sueña,
pensar es tener una larva en el cráneo,
soñar es tener una luz en la frente.

El hombre es un océano;
la mujer un lago.
El océano tiene la perla que adorna;
El lago, la poesía que enciende.

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El hombre es el águila que vuela,
la mujer es el ruiseñor que canta.
Volar es subyugar el espacio
cantar el conquistar el alma…

(Extracto) Adán y su compañera: después de su caída (Juan Arolas)

Arolas, con destreza en la prosa, nos relata poéticamente la historia de Adán y Eva, los primeros caminantes de la tierra, con este poema de 12 estrofas de gran relevancia.

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Huyamos de sus iras; mas ¿a dónde?
Si no apaga su sol, ¿quién nos esconde
Del ofendido Dios?
Y si de noche oscura se presenta,
¿No hará con su mirada, que calienta,
Cenizas de los dos?

¿Nos esconderá el mar que ronco truena?
¡El mar!… ¡el mar!… un escalón de arena
Que, si lo salva el pie,
Detrás de onda benéfica que halaga
Se estrella otra mortífera que traga,
¡Y nada más se ve!

Y a los altivos montes ¿quién acude,
Si, pasando su sombra, los sacude
con hórrido temblor?
¿Si encorvarán sus cimas de malezas,
Oprimiendo tal vez nuestras cabezas,
Malditas del Señor?

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¿Sabes, di, algún lugar árido y triste,
Que de abrojos y espinas se reviste,
Sin flores por tapiz,
Do estrechando los brazos criminales
Cerremos en la noche de los males
El párpado infeliz?

¿Y no llegue su enojo a tales climas,
Reventando en volcanes por las cimas,
Y removiendo el mar?
¿Y podamos, por único consuelo,
No contemplar la luz y ver el cielo,
Tan sólo respirar?

¿Do no suene su voz que me acobarde?
¿Do no vuele en las brisas de la tarde,
Que él mismo embalsamó?
¿Ni encienda esas estrellas que ama tanto,
Crisólitos caídos de su manto,
Que en torno sacudió?

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¿Y será que se olvide de mi nombre
Y nada le recuerde que hizo al hombre
Que al lado tuyo ves?
¿Y no cuente, al fulgor de sus destellos,
Ninguno de mis días, ni cabellos,
Ni huellas de mis pies?

Mas ¡ah!, que con su dedo omnipotente
Sostiene todo mar y continente;
Y el dedo encogerá,
Y, desquiciado entonces con asombro,
Para vagar en átomos de escombro.
El mundo caerá.

¡Oh amada realidad de sueños míos!
Tú, nacida al frescor de cuatro ríos,
En medio del Edén,
Arrastrarás conmigo y con tus penas
Por páramos de estériles arenas
Tu maldición también.

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¿Quién te igualó en riqueza y hermosura
Antes de aquel instante sin ventura
De amargo frenesí?
¿Antes que aquella sombra te halagase
Y aquel fruto de muerte mancillase
Tus labios de rubí?

Las fuentes retrataban tu contento,
Y de tu blanco seno el movimiento,
Tu risa y tu mirar;
Y tus ojos de llanto no sabían,
Y tus hondas entrañas no mordían
Las limas del pesar.

Las aves cariñosas te cantaban,
Las brisas tu cabello acariciaban
Con ósculos de amor,
Y cuando la pisó tu pie de nieve,
No perdió de amorosa ni de leve
La más delgada flor…

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Cada palabra que es contada por las prosas aquí expuestas, fue delicadamente estudiada y acunada por cada autor para poder darle sentido y valor a su obra poética.

La opinión que tengas a bien dejarnos, servirá para seguir ofreciéndote lo mejor de nosotros. ¡Contamos contigo!

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