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+11 Poemas de José Angel Valente ¡Versos inspiradores!

Poemas de José Ángel Valente
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¿Quién fue José Angel Valente? Fue un poeta, ensayista y traductor español, criado en el seno de una familia numerosa católica y conservadora.

Pasó su infancia y adolescencia en su ciudad natal y llega al uso de razón justo durante la Guerra Civil, apareciendo esta condición de niño de la Guerra reflejada, a menudo, en su obra literaria.

La trayectoria profesional de José Angel Valente comienza cuando aún es un estudiante que despunta como poeta, destacando por un estilo muy personal e independiente que lo llevó a formar parte del Grupo Poético de los 50, dentro del cual representa a la poesía como una vía del conocimiento.

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Más tarde en la década de los 60 su poesía evoluciona siguiendo una corriente llamada poesía del silencio, desligándose así del movimiento poético de mitad de siglo.

Sin embargo, las excelencias de José Angel Valente como poeta no deben hacernos olvidar las que lo caracterizan como prosista, tan valoradas por su perfección borgeana como temidas por los poderes totalitarios que fustiga.

Sin duda, José Angel Valente se posiciona como un poeta de admirable talento, y hoy hemos abierto un espacio para recordar los poemas de José Angel Valente más famosos.

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Disfruta de las obras poéticas de este importante escritor.

Poemas de José Angel Valente inspiradores

José Angel Valente, no solo incursionó en el ámbito de la poesía, como ensayista y crítico literario, también colaboró muy asiduamente en la prensa cultural y diaria, a veces de modo polémico, pero siempre valiente y esclarecedor.

Aquí te dejamos algunos de los poemas de José Angel Valente que seguramente te causarán gran interés en el mundo de la literatura y sus artistas.

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Poemas de José Angel Valente inspiradores

El crimen

José Angel Valente se ha destacado por componer versos inspiradores, y en esta oportunidad podemos conocer más a fondo su estilo cautivador.

Disfruta de este primer poema de José Angel Valente cargado de oscuridad siniestra por describir una escena del crimen.

Hoy he amanecido
como siempre, pero
con un cuchillo
en el pecho.

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Ignoro
quién ha sido,
y también los posibles
móviles del delito.

Estoy aquí
tendido
y pesa vertical
el frío.

La noticia se divulga
con relativo sigilo.

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El doctor estuvo brillante, pero
el interrogatorio ha sido
confuso. El hecho
carece de testigos.

(Llamada de portera, dijo
que el muerto no tenía
antecedentes políticos.
Es una obsesión que la persigue
desde la muerte del marido.)

Por mi parte no tengo
nada que declarar.
Se busca al asesino;
sin embargo,
tal vez no hay asesino,
aunque se enrede así el final de la trama.

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Sencillamente yazgo
aquí, con un cuchillo…
Oscila, pendular y
solemne, el frío.

No hay pruebas contra nadie. Nadie
ha consumado mi homicidio.

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Ahora, amiga mía…

Este poema de José Angel Valente, se contrapone al texto poético anterior que describe momentos oscuro, este por el contrario trata temas con un tono romántico en el que el amor y la figura de la mujer se convierte en el centro del verso.

Ahora, amiga mía
que una flor de papel preside el aire,
que el aire se deshace en dulces pétalos
de jadeante miel en tus rodillas,

ahora que no hablamos del otoño
ya nunca más
para no tropezar con tu mirada,
ahora que te adentras por la vida,

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ligera, según dices,
desposeída al fin de prejuicios,
ideas recibidas, tiempo estéril,
incomprensibles normas y principios,

ay -ahora
que la virginidad navega todavía
como un barco vacío por oscuros telares,
por intactos desvanes y sueños sin sentido,

qué hacer en medio de la tarde,
cómo entregarse sin terror de pronto
y cómo confesar que detrás de tu lecho
odiosa la inocencia,

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inservibles los claros pensamientos,
traicionan palabras aprendidas
en revistas de moda, tópicos de vanguardia,
digo, tópicos que tan libre te hacen,

aunque no de ti misma,
aunque no de tu vientre inopinado
donde súbito baja,
feroz y sofocante, el duro golpe
del corazón.

Qué tierna insensatez la de estar solos,
la del estremecimiento vergonzoso
ante la voz del hombre
Y el no estar a la altura de las propias palabras

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con esfuerzo aprendidas,
pues ahora
bien sencillo sería el acto del amor
sin aquel eco

soez de sumergidas tradiciones
no expurgadas a tiempo,
ahora que la misma indiferencia
de las frases audaces y ante oídas

del loro varonil tan propicia parece,
si la conversación no fuera ya pretexto,
argumento de un miedo mal oculto
a no saber qué hacer en este trance.

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Demasiado tarde vuelves
a recaer en frases y agudezas,
mientras escondes el temblor que sube,
absurdamente provinciano y burdo,

de niña de agua dulce,
desusada y antigua, hasta tus labios,
mientras repites al pic-up la misma

canción francesa que nos gusta tanto,
que nos hace sentir más al corriente,
casi no necios ni burgueses tristes.

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Qué fácil fuera ahora desnudarse,
dejar caer el velo simplemente
sin el terror oscuro que te ata
a los núbiles senos,

qué fácil fuera acaso si no fuera
por la flor jadeante de papel amarillo
que preside la tarde,
por el desasosiego súbito que oprime

hasta el dolor tu tímida cintura
por la imposible confesión aciaga
de tu añeja inocencia,
por el urbano gesto

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de loro aclimatado a otras regiones
con que el varón disfraza su animal procedencia,
por los pasos de alguien que se acerca,
por el timbre que suena

como un ángel guardián ( te ruboriza
sin poder evitarlo el pensamiento )
y la ocasión disuelve, mientras tú más segura
recuperas ingenio y frases hechas,

piensas que, al fin y al cabo, volverá a repetirse,
prefabricada como es, y entonces
no dudarás en entregarte,
entonces-

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es decir, sin que llegue
el deseo a pasión ni la pasión a amor
ni el hálito terrible del amor
al abrasado borde de tu cuerpo.

El temblor

El término temblor tiene varios significado dependiendo del ámbito, en medicina, a un temblor se le conoce como un movimiento oscilante, rítmico e involuntario de cualquier parte del cuerpo, especialmente frecuente en las manos.

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Mientras que en las ciencias de la tierra, se le conoce como un terremoto, sismo, seísmo o movimiento telúrico.

Pero a pesar de que la ciencia ya tiene una definición determinada, el mundo de la poesía ha sacado su propio concepto.

En el cual los poetas han utilizado el término para definir sensaciones causadas a partir de sentimientos, así como lo describe en este poema de  José Angel Valente.

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La lluvia
como una lengua de prensiles musgos
parece recorrerme, buscarme la cerviz, bajar,
lamer el eje vertical,
contar el número de vértebras que me separan
de tu cuerpo ausente.

Busco ahora despacio con mi lengua
la demorada huella de tu lengua
hundida en mis salivas.

Bebo, te bebo
en las mansiones líquidas
del paladar
y en la humedad radiante de tus ingles,

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mientras tu propia lengua me recorre
y baja,
retráctil y prensil, como la lengua
oscura de la lluvia.

La raíz del temblor llena tu boca,
tiembla, se vierte en ti
y canta germinal en tu garganta.

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Oda a la soledad

Como es bien sabido, los poemas son la forma de expresión a la que recurren muchos escritores para describir sentimientos y pensamientos, siendo los más recurrentes, el amor, la alegría, tristeza o soledad.

Todos hemos experimentado en algún momento el sentimiento de soledad.

El ser humano es social por naturaleza, lo cual significa que necesita el contacto y la relación con otras personas y esto es algo que el escritor tenía presente a la hora de componer esta maravillosa obra que habla sobre la soledad.

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Ah soledad,
Mi vieja y sola compañera,
Salud.

Escúchame tú ahora
Cuando el amor
Como por negra magia de la mano izquierda

Cayó desde su cielo,
Cada vez más radiante, igual que lluvia
De pájaros quemados, apaleado hasta el quebranto, y quebrantaron

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Al fin todos sus huesos,
Por una diosa adversa y amarilla
Y tú, oh alma,

Considera o medita cuántas veces
Hemos pecado en vano contra nadie
Y una vez más aquí fuimos juzgados,
Una vez más, oh dios, en el banquillo
De la infidelidad y las irreverencias.

Así pues, considera,
Considérate, oh alma,
Para que un día seas perdonada,
Mientras ahora escuchas impasible
O desasida al cabo

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De tu mortal miseria
La caída infinita
De la sonata opus
Ciento veintiséis
De Mozart

Que apaga en tan insólita
Suspensión de los tiempos
La sucesiva imagen de tu culpa

Ah soledad,
Mi soledad amiga, lávame,
como a quien nace, en tus aguas australes
y pueda yo encontrarte,
descender de tu mano,

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bajar en esta noche,
en esta noche séptuple del llanto,
los mismos siete círculos que guardan
en el centro del aire
tu recinto sellado.

Poemas de José Angel Valente cortos

La escritura de José Angel Valente es muy ambiciosa y profunda, debido a su obsesión por el vacío y la nada.

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Quizá este elemento se deba a la prematura muerte de su hijo, que le afectó gravemente. El lenguaje que usa simboliza su duda por la existencia.

Además como autor literario, hizo excelentes traducciones de poesías francesas y alemanas.

+11 Poemas de José Angel Valente ¡Hombres de letras!
Poemas de José Angel Valente cortos

Sin embargo, el permanente alejamiento físico e intelectual del poeta, la renovadora originalidad de su obra y la deliberada desconexión de uno y otra con respecto a la antes mencionada generación 50, hacen de José Ángel Valente un autor único y singular, ajeno a toda escuela y a cualquier tendencia preestablecida.

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Ahora es tiempo de conocer algunos otros poemas de José Angel Valente, disfruta de cada uno de ellos.

Ahora no tienes, corazón, el vuelo…

El amor vuelve ha estar presente en uno de los poemas de José Angel Valente, pero en esta oportunidad el escritor no lo enfoca en aspectos románticos por el contrario lo describe como un elemento oscuro y cargado de tristeza.

Ahora no tienes, corazón, el vuelo
que te llevaba a las más altas cumbres.

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Lates, reptante, entre las hojas secas
del amarillo otoño.

¿Y hasta cuándo en la secreta larva de ti?

¿ Volverás a nacer en la mañana,
a respirar la frialdad del aire
donde hay un pájaro?
¿Lo oyes?

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Canta arriba, en las cimas,
como tú, como entonces.

Tú eres sólo latir cobijado en lo oscuro.

Al pájaro que fuiste dedicas este canto.

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Hoy andaba debajo de mí mismo…

Este poema de José Angel Valente, es un muy buen ejemplo del talento innato del escritor español, en él es descrito una experiencia que invita a la reflexión.

Hoy andaba debajo de mí mismo
sin saber lo que hacía.

Hoy andaba debajo de la pena
con risa inexplicable.

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Hoy andaba debajo de la risa
con todo el llanto a cuestas.

Hoy andaba debajo de las aguas
sin que fuese milagro comparable.

Hoy andaba debajo de la muerte
y no reconocía sus cimientos.

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Andaba a la deriva por debajo del cuerpo
confundiendo los dedos con los ojos.

Hoy andaba debajo de mí mismo
sin poder contenerme.

Materia

La metáfora es uno de los elementos con mayor presencia dentro de este poema de José Angel Valente, y es que a través de ella el autor intenta de un significado a las palabras y como estas puede transformar un pensamiento o toda una personalidad.

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Convertir la palabra en la materia
donde lo que quisiéramos decir no pueda
penetrar más allá
de lo que la materia nos diría
si a ella, como un vientre,

delicado aplicásemos,
desnudo, blanco vientre,
delicado el oído para oír
el mar,

el indistinto
rumor del mar,
que más allá de ti,
el no nombrado amor,
te engendra siempre.

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La adolescente

La adolescencia, esta etapa tan complicada que todos hemos atravesado y en la que sus protagonistas son jóvenes que aún no son adultos, pero que ya no son niños.

Es principalmente una época de cambios, la etapa que marca el proceso de transformación del niño en adulto, un período de transición que tiene características peculiares.

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Este poema de José Angel Valente describe una situación que se centra en este cambio.

Ya baja mucha luz por tus orillas,
nadie recuerda la invasión del frío.

Ya los sueños no bastan para darle
razón de ser a todos los suspiros.

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Tú cantas por el aire.

Ya se ponen de verde los vestidos.
Ya nadie sabe nada.
Nadie sabe
ni cómo ni por qué ni cuándo ha sido.

Análisis del vientre

Este poema de José Angel Valente describe la pasión y las sensualidad de una conversación, con solo leer las primeras líneas ya determinamos el rumbo que tomará esta poesía.

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Aquel vientre era para ser observado con lupa,
pues bajo el cristal cada pequeño pliegue,
cada rugosidad se hacía
multiplicado labio.

El amor, demasiado brutal,
jamás repararía,
el petulante de la viril pasión
que el aire agota de un solo trago inútil
jamás repararía.

Mas nosotros, mi amiga, analicemos
con la frialdad habitual a la que sólo
el poema se presta
la difícil pasión de lo menos visible.

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Cuando te veo así, mi cuerpo, tan caído…

Este poema de José Angel Valente es una de sus composiciones cortas que describe sentimientos románticos típicos de la poesía.

Cuando te veo así, mi cuerpo, tan caído
por todos los rincones más oscuros
del alma, en ti me miro,

igual que en un espejo de infinitas imágenes,
sin acertar cuál de entre ellas
somos más tú y yo que las restantes.
Morir.

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Tal vez morir no sea más que esto,
volver suavemente, cuerpo,
el perfil de tu rostro en los espejos
hacia el lado más puro de la sombra.

Cómo se abría el cuerpo del amor herido…

Es tiempo de finalizar el recorrido por los poemas de José Angel Valente, y que mejor manera de hacerlo que con este texto de su autoría que describe como el amor se apodera de todos nuestro ser.

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Cómo se abría el cuerpo del amor herido
como si fuera un pájaro de fuego
que entre las manos ciegas se incendiara.

No supe el límite.

Las aguas
podían descender de tu cintura
hasta el terrible borde de la sed,
las aguas.

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De «Material memoria»

José Angel Valente es recordado como un cultivador de la más rigurosa prosa poética y narrativa.

Su primera obra de este género, Número trece publicada en 1971, fue secuestrada por la censura franquista y le ocasionó un auto de procesamiento, pero pudo ser parcialmente reunida en El fin de la Edad de Plata publicada en 1973.

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Poco antes de morir en Ginebra el 18 de julio del 2000 fue investido en 1999 “Doctor Honoris Causa” por la Universidad de Santiago de Compostela.

De la que había sido alumno y a la que legó su archivo y biblioteca personal, para cuya custodia y estudio se creó la cátedra “José Ángel Valente” de Poesía y Estética, todavía en vida del autor.

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