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+13 Poemas de arrepentimiento : Amor y perdón.

poemas de arrepentimiento
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Aunque parezca poco común que las personas no encuentren como expresar sus sentimiento, existen muchas personas que carecen de esta capacidad.

La mejor opción en estos casos es utilizar los recursos literarios para describir ese sentimiento que invade sus mentes pero que es incapaz de convertirse en sonido.

La poesía en muchas ocasiones resulta ser la alternativa más viable para demostrar con palabras la complejidad de los sentimientos y más cuando se trata de pedir perdón a demostrar lo arrepentido que se esta.

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La prosa convierte el sentimiento más amargo en uno tan dulce como caramelos en almíbar.

Es cierto no todos los daños se pueden reparar pidiendo perdón, pero muchas veces un poema ayuda a abrir paso al perdón.

Aquí te traemos una recopilación de los mejores poemas de arrepentimiento que te ayudaran a demostrar ese genuino arrepentimiento y pedir disculpa por el daño ocasionado.

Selecciona el que más se identifique contigo y dedícalo a esa persona especial.

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Poemas de arrepentimiento

Quizás el medio a reconocer nuestros errores es el principal causa que genera la limitación al expresar los sentimientos, pero muchos autores decidieron cambiar esta perspectiva con sus obras literarias.

Poemas bellos que dejan aflorar lo más bello y profundo de la esencia humana.

Lo más importante es dejar entrar al amor y que ese sea la luz en el pasadizo oscuro del rencor para que así esa persona logre entender el arrepentimiento y perdone finamente.

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El amor lo puede todo cuando es sincero.

Al borde de la tumba (Manuel del Palacio)

Este periodista y poeta satírico español logro componer este bello poema de arrepentimiento que denuesta la verdadera esencia de ese sentimiento que agobia el alma del hombre.

Este poema esta hecho con una visión religiosa en el que el perdón se pide al Dios todo poderoso.

Pequé, Señor, mas no porque he pecado
De vuestra alta clemencia me despido,
Que cuanto más hubiere delinquido
Os tengo á perdonar más empeñado.

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Si verme pecador os ha indignado
Cedereis al mirarme arrepentido;
La misma culpa con que os he ofendido
Os tiene á la indulgencia preparado.

Cuando vuelve al redil de sus amores
Una oveja perdida y recobrada,
En júbilo se inundan los pastores;

Yo soy, Señor, oveja descarriada;
Mirad, Pastor divino, mis dolores,
Y recobradme al fin de la jornada.

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Perdón (Gustavo Adolfo Bécquer)

España vuelve a posase en esta recopilación pero esta ves de la mano del famoso escritor Bécquer quien nuevamente nos asombra con uno de sus más populares versos.

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En el que el amor y el perdón juegan un papel protagónico en el mensaje que este intentó transmitir.

Asomaba a sus ojos una lágrima
y… mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y enjugó un llanto,
y la frase en mi labio expiró.

Yo voy por un camino, ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: ¿Por qué calle aquel día?.
Y ella dirá: ¿Por qué no lloré yo?.

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Es cuestión de palabras, y, no obstante,
ni tu ni yo jamás,
después de lo pasado convendremos
en quién la culpa está

¡Lástima que el amor un diccionario
no tenga donde hallar
cuando el orgullo es simplemente orgullo
y cuando es dignidad!

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Te he mentido (Anónimo)

Desde tiempos inmemorable los escritores han utilizado seudónimos para desarrollar sus poesía desde el anonimato.

Este es un caso parecido solo que es un trabajo sin firma alguna pero que demuestra en versos el verdadero arrepentimiento y el daño que hace el orgullo en el ser humano.

Yo se que te he mentido,
que no soy como piensas,
pero reconciliarme quiero
con este poema si yo puedo

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Te he deshonrado como
nunca lo había hecho y
no merezco tu perdón nunca
pero yo deberé intentarlo.

Mi error solo el deshonor,
mi reconcilio mi esfuerzo
con el cual yo me entregare a
ser tu orgullo y no tu error

Si perdonarme puedas tu (Adrian Correa)

Una suplica por perdón es lo que nos encontramos en este poema de arrepentimiento, en el que el autor describe una situación entre amigos.

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Porque esta escenas no solo sedan entre parejas más bien en cualquier relación humana están presente estos elementos.

Si perdonarme puedas tu,
se que fue un error mio.
Que paso en un momento
inoportuno y malo.

La humillación que sentí
no se compara contigo
lo que hice no se perdona,
ni con el poema que hago.

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Arruine nuestra amistad,
si es que tuvimos alguna
esta es mi manera por
Amor arrepentido

Siento el profundo dolor
que me dejaste grabado,
tras esta infame traición
que mi vida ha truncado.

He perdido mi princesa
que tanto me ha amado,
por seguir este impulso
de joven arrebatado.

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Ahora no se que hacer
por mas que uso mi razón,
no encuentro el camino
de vuelta a tu corazón.

Me siento arrepentido
y hoy acepto mi pesar,
un error he cometido
no volveré a tropezar.

Deseo que mis palabras
llegaran a tus oídos,
te esperare por siempre
¡Tu amor arrepentido!

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Nunca (Anónimo)

Un poema de arrepentimiento bastante corto pero que mantiene la esencia, entre líneas cortas el autor que prefiere escribir bajo el anonimato suplica el perdón de su amor luego de causarle una herida sentimental con sus acciones reprochables.

“Nunca, quise lastimarte de esa manera.
De este modo, quisiera encontrar un hueco,
el más profundo de este mundo, y saltar en él.
Realmente, me siento terrible, por lo que he hecho.
¡Por favor, perdóname mi amor!.
¡Sé que no merezco tus lágrimas, pero quisiera que me permitas ganarme tu perdón!”.

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Perdóname (Anónimo)

Un poema de arrepentimiento perfecto para dedicar, pues la palabra perdóname se posa en cada uno de los versos. Es un claro ejemplo de genuino remordimiento por el daño ocasionado a una persona inocente.

El autor describe como la persona culpable asume su error y se disculpa.

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Si he ofendido tu corazón;
por no ser como realmente quieres y deseas que fuera.
Perdóname…

por todos los sufrimientos que te he causado;
por las decepciones que te he causado en la vida.
Perdóname…

por pretender que me ames tanto,
y más de lo que yo a ti.
Perdóname…

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por querer que me perdones;
por brindarte tantas desdichas en la vida.
Perdóname…

por todas las tormentas que te he causado,
y todas las angustias.
Perdóname…

por todas tus desilusiones;
por quererte tanto.
Perdóname…

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por pretender tenerte para mí;
por este egoísmo.
Perdóname…

por todas las penurias que has pasado conmigo;
por querer cambiar para ti y en el intento fallarte.
Perdóname…

por insistir tanto por tu amor,
por mi desesperación.
Perdóname…

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por quererte brindar lo mejor de mi
y desilusionarte al final.
Perdóname…

por todas las veces que he llorado por tu amor.
Perdóname…
como yo soy capaz de perdonarte.

Si me amas tanto, perdóname…
Perdóname…
por amarte tanto.

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La música lejana que nos llega (Evaristo Carriego)

Hablar es el primer paso para el perdón y más cuando dices abiertamente el porque se esta arrepentido.

Eso es lo que describe este poema corto que con un sencillo verso logra tocar todos los puntos importante para la reconciliación.

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Accede, te lo ruego así. Dejemos
mientras se enfría el té que has preparado
de leer el capítulo empezado:
amada, cierra el libro y escuchemos…

Y calla, por favor… Guarda tus finas
burlas: ten la vergüenza, no imposible,
de que tu dulce voz halle insensible
rebelde el corazón que aún dominas.

¿Ves? Llega como un breve pensamiento
que pone en fuga el arrepentimiento…

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Bebe toda la onda, hermana mía,
no dejes en la copa nada, nada…
Emborráchate, amada:
la música es el vino hecho armonía.

 

Arrepentimiento y lágrimas debidas al engaño (Francisco de Quevedo)

Este escritor español toca unos puntos diferentes dentro de su obra no habla explícitamente de lo arrepentido que esta una persona más bien del daño que hace el engaño mismo y el arrepentimiento en si cuando no es es genuino.

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Huye sin percibirse, lento, el día,
y la hora secreta y recatada
con silencio se acerca, y, despreciada,
lleva tras sí la edad lozana mía.

La vida nueva, que en niñez ardía,
la juventud robusta y engañada,
en el postrer invierno sepultada,
yace entre negra sombra y nieve fría.

No sentí resbalar, mudos, los años;
hoy los lloro pasados, y los veo
riendo de mis lágrimas y daños.

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Mi penitencia deba a mi deseo,
pues me deben la vida mis engaños,
y espero el mal que paso, y no le creo.

Con ese orgullo de la honrada y triste (Rosalía de Castro)

Esta escritora española describe en su obra poética la posición de una persona que fue lastimada y que no desea que vengan arrepentido a sus pies.

Más menciona la tristeza que esto genera como parte de su esencia, como parte de un aprendizaje necesario.

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Con ese orgullo de la honrada y triste
Miseria resignada a sus tormentos,
La virgen pobre su canción entona

En el mísero y lóbrego aposento,
Y mientras ella suspira murmura a sus oídos
Otra voz: «No seas tonta;

Entre plumas y rosas descansemos,
Que hallo mejor anticipar los goces
De la gloria en la tierra, y que impaciente
Por ti aguarde el infierno;

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El infierno a quien vence el que ha pecado
Con su arrepentimiento.
¡Bien hayas tú, la que el placer apuras,
Y tú pobre y ascética mal hayas!

La vida es breve, el porvenir obscuro,
Cierta la muerte, y venturosa aquella
Que en vez de sueños realidades ama.»

Ella, triste, de súbito suspira
Interrumpiendo su cantar, y bañan.

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Los tres ladrones (Enrique Álvarez Henao)

Este poema tiene entre sus palabras el arrepentimiento pero este describe la muerte de tres ladrones que marco la historia, un antes y un después en la humanidad.

Una historia aparentemente real que la religión se a encargado de popularizar entre los creyentes.

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Época fue de grandes redenciones:
El mundo de dolor estaba henchido
y en Gólgota, en sombras convertido,
se hallaban en sus cruces tres ladrones.

A un lado, en espantosas contorsiones,
se encontraba un ratero empedernido;
en el otro, un ladrón arrepentido,
y en medio el robador de corazones.

De luto se cubrió la vasta esfera;
Gestas, el malo, se retuerce y gime;
Dimas, el bueno, su dolor espera.

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Y el otro, el de la luenga cabellera,
que sufre, que perdona y que redime,
se robó al fin la humanidad entera.

 

Adiós al vino (Pedro Antonio de Alarcón)

Un poema de arrepentimiento escrito por  este narrador español que perteneció al movimiento realista, en el que destacó como uno de los artífices del fin de la prosa romántica.

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No más, no más en piélagos de vino
sepultaré, insensato, mis dolores,
velando con quiméricos vapores
de la razón el resplandor divino.

No más, hurtando el rostro a mi destino,
pediré a la locura sus favores,
ni, ceñido de pámpanos y flores,
dormiré de la muerte en el camino.

Arrepentido estoy de haber hollado,
vate indigno, con planta entorpecida,
el laurel inmortal y el áurea ropa…

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¡Néctar fatal!, licor envenenado,
acepta, al recibir mi despedida,
el brindis postrimer… ¡Llenad mi copa!

 

La recaida (Juan de Arguijo)

Juan de Arguijo, poeta, mecenas y músico español perteneciente al siglo de oro en la corriente estética barroca.

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Plasmo con pluma y papel este poema que marcaría la historia y trascendería por los siglos llevando el mensaje a muchas más generaciones, para servir de referencia a futuros escritores y profesionales de las letras.

Otras dos veces del furioso noto
Probé las iras en el mar turbado,
Y no volver jamás á tal estado,
Arrepentido, prometí y devoto.

De la deshecha jarcia y leño roto
Dí los despojos al altar sagrado,
Y apenas pisé el puerto deseado,
Cuando olvidé el peligro y rompí el voto;

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Y ahora, que continua y fiera lucha,
Mar y vientos se esfuerzan en mi daño,
Y sus enojos aplacar porfía,

Mis sordas voces sin piedad escucha
El justo cielo. ¡Oh inútil desengaño,
Cuán tarde llegas al remedio mío!

 

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Adán en la redención (Rafael María Baralt)

Nos topamos nuevamente con un poema religioso dedicado al arrepentimiento y el perdón divino que nos regale este talentoso y famoso historiador, periodista, escritor y poeta venezolano.

Quien además fue el autor del primer diccionario de galicismos del español y primer hispanoamericano en ocupar un sillón en la Real Academia Española.​

Cuando al morir Jesús, en su cimiento
retiembla el orbe, y con fragor y susto
se abren las tumbas, soñoliento, adusto,
Adán en pie se pone al caso atento.

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Mira absorto en redor, mira al portento,
e inquiere con afán quien es el justo
que en medio a chusma vil, sublime, augusto,
así se ofrece en sacrificio cruento.

Sábelo, en fin, y al punto la rugosa
frente, y el rostro, y los cabellos canos,
con rudo brazo arrepentido hiere.

Y mostrando la Cruz, dice a la esposa:
«Yo recibí la muerte de tus manos,
y Él por tu culpa y por mi culpa muere.»

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Recuerda si no sabes cómo decir todo lo que piensas y siente recurre a la poesía, la  mejor opción para expresar todo lo que llevas dentro y no encuentras la manera de hacerlo.

Dedica el que más te gusta y cuéntanos los resultados.

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No olvides dejarnos tu comentario, porque en Escribirte nos importa lo que piensas.

 

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