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+9 Poemas de Arthur Rimbaud ¡Cautivadores!

Poemas de Arthur Rimbaud
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¿Quién fue Arthur Rimbaud? ¿Por qué es considerado un poeta maldito? Fue un poeta francés conocido por su influencia sobre la literatura y artes modernas, que prefiguraban el surrealismo, pero esto no es todo, también incursionó en la fotografía aún sin mucho éxito.

Arthur Rimbaud comenzó a escribir a una edad muy temprana y se destacó como estudiante, pero abandonó su educación formal en su adolescencia para huir de su hogar a París en medio de la Guerra franco-prusiana, pues odiaba sus hogar encabezado por una madre autoritaria.

Su interés por la poesía y el mundo de la literatura comenzó en 1870, durante sus clases de retórica, gracias a sus profesor Georges Izambard, quien era seis años mayor.

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Este le presta libros, tales como Los miserables, de Victor Hugo, que el joven Rimbaud leía a escondidas de su madre quien no consideraba el arte como un verdadero trabajo.

Durante su adolescencia tardía y su edad adulta temprana comenzó la mayor parte de su producción literaria.

Sin embargo su legado finalizó a la edad de 20 años cuando un día dejó de escribir después de reunir una de sus principales obras, Illuminations.

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A partir de ahí comenzó a vivir una vida exótica y cargada de libertades, incluso mantuvo una extraña relación amorosa con Paul Verlaine, un eminente poeta simbolista, una relación marcada por las costumbres burlescas y constantes humillaciones de ambos.

Poemas de Arthur Rimbaud breves y cautivadores

Rimbaud fue un niño prodigio, guapo, de ojos azules y porte aristocrático, además de rebelde, borracho y absolutamente adelantado a su tiempo, la misma personalidad rebelde que marcó firmemente su poesía.

Arthur Rimbaud ya era reconocido con 21 años como uno de los poetas más importantes de su época.

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Pero, de pronto, decidió dejar los salones de París y viajar por Oriente y África. Se convirtió entonces en aventurero, traficante de armas y fotógrafo.

Sin duda, estamos ante un escritor innato y aventurero con personalidad única, la misma que dejó plasmada en cada una de sus obras.

A pesar de no haber dedicado toda su vida a la escritura hoy podemos apreciar un importante legado que el talentoso y precoz escritor nos dejó.

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Disfruta de los poemas de Arthur Rimbaud cortos pero sin duda cautivadores.

Poemas de Arthur Rimbaud breves y cautivadores

El mal

Como es habitual, los poemas de Arthur Rimbaud son considerados decadente y sensual, y justo esta obra de su autoría es ejemplo vivo de ello.

Se  trata de un verso profundo cargado de simbolismos que se une a las notables características de autor que además son sus fuertes , la creatividad y originalidad.

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Mientras que los gargajos rojos de la metralla
silban surcando el cielo azul, día tras día,
y que, escarlata o verdes, cerca del rey que ríe
se hunden batallones que el fuego incendia en masa;

mientras que una locura desenfrenada aplasta
y convierte en mantillo humeante a mil hombres;
¡pobres muertos! sumidos en estío, en la yerba,
en tu gozo, Natura, que santa los creaste,

existe un Dios que ríe en los adamascados
del altar, al incienso, a los cálices de oro,
que acunado en Hosannas dulcemente se duerme.

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Pero se sobresalta, cuando madres uncidas
a la angustia y que lloran bajo sus cofias negras
le ofrecen un ochavo envuelto en su pañuelo.

Mi bohemia

Muchos de los escritores han plasmado en sus obras un reflejo de sus sentimientos y pensamientos.

Esto es precisamente lo que transmite este cautivador poema de Arthur Rimbaud, que describe en sus majestuosas líneas, un relato cargado de sensualidad y romance.

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Fantasía

Me iba, con los puños en mis bolsillos rotos…
mi chaleco también se volvía ideal,
andando, al cielo raso, ¡Musa, te era tan fiel!
¡cuántos grandes amores, ay ay ay, me he soñado!

Mi único pantalón era un enorme siete.
––Pulgarcito que sueña, desgranaba a mi paso
rimas Y mi posada era la Osa Mayor.
––Mis estrellas temblaban con un dulce frufrú.

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Y yo las escuchaba, al borde del camino
cuando caen las tardes de septiembre, sintiendo
el rocío en mi frente, como un vino de vida.

Y rimando, perdido, por las sombras fantásticas,
tensaba los cordones, como si fueran liras,
de mis zapatos rotos, junto a mi corazón.

La brisa

El simbolismo fue uno de los movimientos literarios más importantes de finales del siglo XIX. Y la poesía simbolista, es particular, busca vestir a la idea de una forma sensible, posee intenciones metafísicas.

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Además intenta utilizar el lenguaje literario como instrumento cognoscitivo, por lo cual se encuentra impregnada de misterio y misticismo.

Un buen ejemplo de este movimiento son los poemas de Arthur Rimbaud. Disfruta de uno de los más cautivadores.

En su retiro de algodón,
con suave aliento, duerme el aura:
en su nido de seda y lana,
el aura de alegre mentón

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Cuando el aura levanta su ala,
en su retiro de algodón
y corre do la flor lo llama
su aliento es un fruto en sazón.

¡Oh, el aura quintaesenciada!
¡Oh, quinta esencia del amor!
¡Por el rocío enjugada,
qué bien me huele en el albor!

Jesús, José, Jesús, María.
Es como el ala de un halcón
que invade, duerme y apacigua
al que se duerme en oración.

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Sensación

Los escritores, especialmente los poetas, utilizan los géneros literarios como medios de expresión para transmitir  y plasmar sus pensamientos, ideas y sensaciones.

Este poema de Arthur Rimbaud, el autor describe todos los detalles que lograron cautivar su mente aquella tarde de verano.

En las azules tardes de verano, deambularé por los senderos
herido por el trigo, pisando la fina hierba:
soñador, sentiré el frescor en mis pies,
dejando que el viento acaricie mi desnuda cabeza.

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Enmudeceré y mis pensamientos se desvanecerán:
Pero el infinito amor permanecerá en mi alma,
e iré lejos, muy lejos, bohemio y pensativo
por la naturaleza – dichoso como una dama.

Sueño para el invierno

Palabras sensuales son las que le dan vida a este poema de Arthur Rimbaud con una dedicatoria inmersa. Estamos al frente de una composición cargada de romance.

a ella…

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En el invierno viajaremos en un vagón de tren
con asientos azules.
Seremos felices. Habrá un nido de besos
oculto en los rincones.

Cerrarán sus ojos para no ver los gestos
en las últimas sombras,
esos monstruos huidizos, multitudes oscuras
de demonios y lobos.

Y luego en tu mejilla sentirás un rasguño…
un beso muy pequeño como una araña suave
correrá por tu cuello…

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Y me dirás: «¡búscala!», reclinando tu cara
-y tardaremos mucho en hallar esa araña,
por demás indiscreta.

Otros poemas de Arthur Rimbaud

Arthur Rimbaud está considerado como la cumbre del simbolismo francés, precursor de la poesía moderna y su obra se encuentra ubicada con la característica de decadente y sensual.

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De entre su obra habría que destacar títulos como Iluminaciones o Una temporada en el infierno..

+9 Poemas de Arthur Rimbaud ¡Poeta maldito!
Otros poemas de Arthur Rimbaud

Pero estas no son todas, pues a pesar de su corto legado y su rápida participación en el mundo de la literatura.

Podemos encontrar textos realmente sorprendentes cargados de ese toque de rebeldía y creatividad que impregnaba sus obra.

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Sin más preámbulos te dejamos con algunos otros poemas de Arthur Rimbaud, realmente cautivadores y que por su puesto reflejan en todo momento su personalidad única.

El corazón de Rimbaud

Hasta ahora no queda duda del talento del escritor de inquietante personalidad.

Esa misma que marcó notablemente su obra y gracias a ella logró componer maravillosos poemas como el que tenemos a continuación:

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¡Mi triste corazón babea a popa,
mi corazón que colma el caporal
y me vierten en él chorros de sopa,
mi triste corazón babea a popa:

con las bromas sangrientas de la tropa
que brama un carcajeo general,
mi triste corazón babea a popa,
mi corazón que colma el caporal!

Itiofálicos y soldadinescos
sus chistes sangrientos lo han depravado;
y de noche componen unos frescos
itiofálicos y soldadinescos.

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¡Oleajes abracadabrantescos
llevadme el corazón, que sea lavado!
Itiofálicos y soldadinescos
sus chistes sangrientos lo han depravado.

Cuando se agoten sus chimós gargálicos
¿cómo vivir, oh corazón robado?

llegarán con sus estribillos báquicos;
cuando se agoten sus chimós gargálicos
sentiré sobresaltos estomáquicos,
yo, el del corazón despedazado.

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Cuando se agoten sus chimós gargálicos
¿cómo vivir, oh corazón robado?

Los cuervos

El simbolismo, fue considerado en su tiempo por algunos como el lado oscuro del romanticismo, y este poema de Arthur Rimbaud es quizás uno de los textos que pone en evidencia ese atributo.

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Señor, cuando los prados están fríos
y cuando en las aldeas abatidas
el ángelus lentísimo acallado,
sobre el campo desnudo de sus flores
haz que caigan del cielo, tan queridos,
los cuervos deliciosos.

¡Hueste extraña de gritos justicieros
el cierzo se ha metido en vuestros nidos!
A orilla de los ríos amarillos,
por la senda de los viejos calvarios,
y en el fondo del hoyo y de la fosa,
dispersaos, uníos.

A millares, por los campos de Francia,
donde duermen nuestros muertos de antaño,
dad vueltas y dad vueltas, en invierno,
para que el caminante, al ir, recuerde.
¡Sed pregoneros del deber, ¡Oh nuestros
negros pájaros fúnebres!

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Santos del cielo, en la cima del roble,
mástil perdido en la noche encantada,
dejad la curruca de la primavera
para aquél que en el bosque encadena,
bajo la yerba que impide la huida,
la funesta derrota.

Primera velada

La pasión y la sensualidad se desborda en este poema de Arthur Rimbaud que no deja mucho a la imaginación, por el contrario describe muy detalladamente la situación y los sentimiento del autor.

Desnuda, casi desnuda;
y los árboles cotillas
a la ventana arrimaban,
pícaros, su fronda pícara.

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Asentada en mi sillón,
desnuda, juntó las manos.
Y en el suelo, trepidaban,
de gusto, sus pies, tan parvos.

-Vi cómo, color de cera,
un rayo con luz de fronda
revolaba por su risa
y su pecho -en la flor, mosca,

-Besé sus finos tobillos.
Y estalló en risa, tan suave,

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risa hermosa de cristal.
desgranada en claros trinos…

Bajo el camisón, sus pies
-¡Basta, basta!» -se escondieron.
-¡La risa, falso castigo
del primer atrevimiento!

Trémulos, pobres, sus ojos
mis labios besaron, suaves:
-Echó, cursi, su cabeza
hacia atrás: «Mejor, si cabe…!

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Caballero, dos palabras…»»
-Se tragó lo que faltaba
con un beso que le hizo
reírse… ¡qué a gusto estaba!

-Desnuda, casi desnuda;
y los árboles cotillas
a la ventana asomaban,
pícaros, su fronda pícara.

¡La hemos vuelto a hallar!

Sin duda el talento de Arthur Rimbaud para los poemas es inigualable. Es tiempo de cerrar el recorrido por sus más destacados poemas.

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Pero sin antes disfrutar del último verso compuesto por el autor y cargado de la creatividad y originalidad que caracteriza sus obras.

¡La hemos vuelto a hallar!
¿Qué?, la Eternidad.
Es la mar mezclada
con el sol.

Alma mía eterna,
cumple tu promesa
pese a la noche solitaria
y al día en fuego.

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Pues tú te desprendes
de los asuntos humanos,
¡De los simples impulsos!
Vuelas según..

Nunca la esperanza,
no hay oriente.
Ciencia y paciencia.
El suplicio es seguro.

Ya no hay mañana,
brasas de satén,
vuestro ardor
es el deber.

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¡La hemos vuelto a hallar!
-¿Qué?- -La Eternidad.
Es la mar mezclada
con el sol.

Tras pasar una temporada como un burgués trasplantado en el desierto, es obligado a regresar a Francia por una complicación en su rodilla, el 9 de mayo de 1891.

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Le asistieron su madre, su hermana Isabelle y una monja.

Tiempo después le amputaron la pierna, para luego ser trasladado al Hospital de la Inmaculada Concepción, en Marsella, donde finalmente fallece el 10 de noviembre entre delirios y rezos, con solo 37 años de edad.

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