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+10 Poemas de Jaime Gil de Biedma

Poemas de Jaime Gil de Biedma
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¿Qué aspectos marcaron la obra de Jaime Gil de Biedma? El estilo poético de este gran autor se basa en una poesía en primera persona, ya que la gran mayoría de sus poemas son autobiográficos.

Jaime Gil de Biedma fue un escritor español, considerado uno de los poetas más importantes de la segunda mitad del siglo XX y de la Generación del 50.

Nacido en el seno de una familia de la alta burguesía castellana, fue el quinto de los siete hijos de Luis Gil de Biedma y Becerril y María Luisa Alba Delibes.

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Jaime Gil de Biedma es conocido como el autor de una obra poética breve pero de muy alta calidad que lo ha situado entre los poetas más influyentes.

La expresión franca y libre de convenciones con que aborda los temas, entre ellos, el erótico, temática fundamental en muchas de sus obras, ha sido los elementos que han marcado notablemente la obra.

La ironía o el escepticismo inteligentes de que hacen gala sus versos, la andadura narrativa y el toque de sabio prosaísmo son virtudes que justifican el papel sumamente destacado que ocupa en la poesía moderna, a pesar de la brevedad de su producción.

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Sus influencias no solamente han estado dirigidas a las próximas generaciones de escritores, dos de sus sobrinas han alcanzado relevancia en el mundo del arte y la política.

Por un lado Bárbara Allende y Gil de Biedma, y por otro Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, que ha sido presidenta de la Comunidad de Madrid, presidenta del Senado y ministra de Educación.

Poemas de Jaime Gil de Biedma cautivadores

Una de las características de la obra Jaime Gil de Biedma es el parafraseado citativo y el uso de la intertextualidad en su poesía por medio de la introducción de versos de otros poetas, citandolos directamente o de forma indirecta, modificados.

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Un aspecto que da a su obra un aspecto de originalidad que bien podemos observar en esta sección del artículo. Conoce algunos de los poemas de Jaime Gil de Biedma más cautivadores y controversiales.

Poemas de Jaime Gil de Biedma cautivadores

Pandémica y celeste

Era de sexualidad potente y vigorosa, que, en combinación con el alcohol, le llevó a abismos sin límite y a una carrera hacia la destrucción.

En este poema de Jaime Gil de Biedma como en muchos otros, podemos ver como era el estilo de escritor,  y cuál era el elemento más recurrente en sus escritura.

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Imagínate ahora que tú y yo
muy tarde ya en la noche
hablemos hombre a hombre, finalmente.

Imagínatelo,
en una de esas noches memorables
de rara comunión, con la botella
medio vacía, los ceniceros sucios,
y después de agotado el tema de la vida.

Que te voy a enseñar un corazón,
un corazón infiel,
desnudo de cintura para abajo,
hipócrita lector -mon semblable,-mon frère!

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Porque no es la impaciencia del buscador de orgasmo
quien me tira del cuerpo a otros cuerpos
a ser posiblemente jóvenes:

yo persigo también el dulce amor,
el tierno amor para dormir al lado
y que alegre mi cama al despertarse,
cercano como un pájaro.

¡Si yo no puedo desnudarme nunca,
si jamás he podido entrar en unos brazos
sin sentir -aunque sea nada más que un momento-
igual deslumbramiento que a los veinte años!

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Para saber de amor, para aprenderle,
haber estado solo es necesario.

Y es necesario en cuatrocientas noches
-con cuatrocientos cuerpos diferentes-
haber hecho el amor. Que sus misterios,
como dijo el poeta, son del alma,
pero un cuerpo es el libro en que se leen.

Y por eso me alegro de haberme revolcado
sobre la arena gruesa, los dos medio vestidos,
mientras buscaba ese tendón del hombro.
Me conmueve el recuerdo de tantas ocasiones…

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Aquella carretera de montaña
y los bien empleados abrazos furtivos
y el instante indefenso, de pie, tras el frenazo,
pegados a la tapia, cegados por las luces.

O aquel atardecer cerca del río
desnudos y riéndonos, de yedra coronados.
O aquel portal en Roma -en vía del Balbuino.

Y recuerdos de caras y ciudades
apenas conocidas, de cuerpos entrevistos,
de escaleras sin luz, de camarotes,
de bares, de pasajes desiertos, de prostíbulos,
y de infinitas casetas de baños,
de fosos de un castillo.

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Recuerdos de vosotras, sobre todo,
oh noches en hoteles de una noche,
definitivas noches en pensiones sórdidas,
en cuartos recién fríos,
noches que devolvéis a vuestros huéspedes
un olvidado sabor a sí mismos!

La historia en cuerpo y alma, como una imagen rota,
de la langueur goutée a ce mal d’être deux
Sin despreciar
-alegres como fiesta entre semana-
las experiencias de promiscuidad.

Aunque sepa que nada me valdrían
trabajos de amor disperso
si no existiese el verdadero amor.
Mi amor,
íntegra imagen de mi vida,
sol de las noches mismas que le robo.

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Su juventud, la mía,
-música de mi fondo-
sonríe aún en la imprecisa gracia
de cada cuerpo joven,
en cada encuentro anónimo,
iluminándolo. Dándole un alma.

Y no hay muslos hermosos
que no me hagan pensar en sus hermosos muslos
cuando nos conocimos, antes de ir a la cama.

Ni pasión de una noche de dormida
que pueda compararla
con la pasión que da el conocimiento,
los años de experiencia
de nuestro amor.

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Porque en amor también
es importante el tiempo,
y dulce, de algún modo,
verificar con mano melancólica
su perceptible paso por un cuerpo

-mientras que basta un gesto familiar
en los labios,
o la ligera palpitación de un miembro,
para hacerme sentir la maravilla
de aquella gracia antigua,
fugaz como un reflejo.

Sobre su piel borrosa,
cuando pasen más años y al final estemos,
quiero aplastar los labios invocando
la imagen de su cuerpo
y de todos los cuerpos que una vez amé
aunque fuese un instante, deshechos por el tiempo.

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Para pedir la fuerza de poder vivir
sin belleza, sin fuerza y sin deseo,
mientras seguimos juntos
hasta morir en paz, los dos,
como dicen que mueren los que han amado mucho.

A una dama muy joven, separada

La figura de la mujer ha sido en muchos casos el principal centro de los poemas, y es que gran cantidad de poetas han encontrado la inspiración en sus cuerpos, habilidades y dotes.

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Es por esta razón que podemos encontrar diversos textos orientados en la variedad de géneros literarios, como este poema de Jaime Gil de Biedma que describe la situación de una mujer adelantada a su época.

En un año que has estado
casada, pechos hermosos,
amargas encontraste
las flores del matrimonio.

Y una buena mañana
la dulce libertad
elegiste impaciente,
como un escolar.

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Hoy vestida de corsario
en los bares se te ve
con seis amantes por banda
-Isabel, niña Isabel-,

sobre un taburete erguida,
radiante, despeinada
por un viento sólo tuyo,
presidiendo la farra.

De quién, al fin de una noche,
no te habrás enamorado
por quererte enamorar!
Y todo me lo han contado.

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¿No has aprendido, inocente,
que en tercera persona
los bellos sentimientos
son historias peligrosas?

Que la sinceridad
con que te has entregado
no la comprenden ellos,
niña Isabel. Ten cuidado.

Porque estamos en España.
Porque son uno y lo mismo
los memos de tus amantes,
el bestia de tu marido.

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Amor más poderoso que la vida

El fenómeno del amor es, sin duda, el más estudiado, complejo, incomprendido y multidimensional que existe. Es un fenómeno que ha engendrado infinidad de obras artísticas: pintura, escultura, literatura, poesía.

Qué mejor manera de conocer las influencias del amor en el género poético, que con un poema de Jaime Gil de Biedma.

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La misma calidad que el sol de tu país,
saliendo entre las nubes:
alegre y delicado matiz en unas hojas,
fulgor de un cristal, modulación
del apagado brillo de la lluvia.

La misma calidad que tu ciudad,
tu ciudad de cristal innumerable
idéntica y distinta, cambiada por el tiempo:
calles que desconozco y plaza antigua
de pájaros poblada,
la plaza en que una noche nos besamos.

La misma calidad que tu expresión,
al cabo de los años,
esta noche al mirarme:
la misma calidad que tu expresión
y la expresión herida de tus labios.

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Amor que tiene calidad de vida,
amor sin exigencias de futuro,
presente del pasado,
amor más poderoso que la vida:
perdido y encontrado.
Encontrado, perdido…

Contra Jaime Gil de Biedma

Jaime Gil de Biedma es un autor bastante cambiante, normalmente utiliza estrofas más o menos regulares, sin rima por lo general, y muchas veces dedica los poemas. Además se puede mencionar que recurre a la rima interna.

Con este poema de Jaime Gil de Biedma podemos echar un vistazo sobre la vejez, uno de los elementos que está presente en sus escrito cuando la ve ya sobre él, esto derivará en que hable en contra de sí mismo y mate el personaje que él mismo había creado de sí mismo.

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De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación -y ya es decir-,
poner visillos blancos
y tomar criada,

renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colmena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?

Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo

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la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.

Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos

cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
-seguro de gustar- es un resto penoso,
un intento patético.

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Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.

Si no fueses tan puta!
Y si yo no supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco…

De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento

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de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.

A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.

Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.

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Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!

Himno a la juventud

Jaime Gil de Biedma es muchos de sus poemas le canta a la juventud, como la edad perfecta según su visión, y en esta oportunidad tenemos un poema de su autoría que como su título lo indica es un himno a la juventud.

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Heu! quantum per se candida forma valet!
Propercio, II, 29, 30

A qué vienes ahora,
juventud,
encanto descarado de la vida?
¿Qué te trae a la playa?

Estábamos tranquilos los mayores
y tú vienes a herirnos, reviviendo
los más temibles sueños imposibles,
tú vienes para hurgarnos las imaginaciones.

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De las ondas surgida,
toda brillos, fulgor, sensación pura
y ondulaciones de animal latente,
hacia la orilla avanzas
con sonrosados pechos diminutos,

con nalgas maliciosas lo mismo que sonrisas,
oh diosa esbelta de tobillos gruesos,
y con la insinuación
(tan propiamente tuya)

del vientre dando paso al nacimiento
de los muslos: belleza delicada,
precisa e indecisa,
donde posar la frente derramando lágrimas.

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Y te vemos llegar: figuración
de un fabuloso espacio ribereño
con toros, caracolas y delfines,
sobre la arena blanda, entre la mar y el cielo,
aún trémula de gotas,
deslumbrada de sol y sonriendo.

Nos anuncias el reino de la vida,
el sueño de otra vida, más intensa y más libre,
sin deseo enconado como un remordimiento

-sin deseo de ti, sofisticada
bestezuela infantil, en quien coinciden
la directa belleza de la starlet
y la graciosa timidez del príncipe.

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Aunque de pronto frunzas
la frente que atormenta un pensamiento
conmovedor y obtuso,
y volviendo hacia el mar tu rostro donde brilla

entre mojadas mechas rubias
la expresión melancólica de Antínoos,
oh bella indiferente,
por la playa camines como si no supieses

que te siguen los hombres y los perros,
los dioses y los ángeles
y los arcángeles,
los tronos, las abominaciones…

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Poemas de Jaime Gil de Biedma cortos

En las obras de Jaime Gil de Biedma es común ver como el escritor aborda temas como el amor y la pasión desde un punto erótico.

Pero el tema principal de su obra es el paso del tiempo vinculado con experiencias autobiográficas suyas.

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Esto se puede deber a que Jaime Gil de Biedma desde muy temprana edad, fue un lector voraz de la poesía occidental, con un conocimiento destacable de la poesía clásica grecolatina, de la literatura europea medieval y de la literatura moderna en lengua francesa e inglesa.

+ 10 Poemas de Jaime Gil de Biedma
Poemas de Jaime Gil de Biedma cortos

Jaime Gil de Biedma, a pesar de su escasa producción y de su renuncia al oficio de poeta en años recientes, posee una fama que parece extenderse con cada generación nueva de lectores y poetas.

Leer la poesía de Jaime Gil de Biedma puede llevarte a explorar nuevos mundo y estilos de la poesía moderna del siglo pasado. Conoce algunos otros poemas de Jaime Gil de Biedma.

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Conversación

Los motivos más recurrentes en sus poemas son el amor, la amistad, el paso del tiempo, la vejez y él mismo en general.

Por esto es que se declara poeta de la experiencia, con este poema de Jaime Gil de Biedma podemos ver este estilo único.

Los muertos pocas veces libertad
alcanzáis a tener, pero la noche
que regresáis es vuestra,
vuestra completamente.

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Amada mía, remordimiento mío,
la nuit c’est toi cuando estoy solo
y vuelves tú, comienzas
en tus retratos a reconocerme.

¿Qué daño me recuerda tu sonrisa?
¿Y cuál dureza mía está en tus ojos?
¿Me tranquilizas porque estuve cerca
de ti en algún momento?

La parte de tu muerte que me doy,
la parte de tu muerte que yo puse
de mi cosecha, cómo poder pagártela…
Ni la parte de vida que tuvimos juntos.

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Cómo poder saber que has perdonado,
conmigo sola en el lugar del crimen?
Cómo poder dormir, mientras que tú tiritas
en el rincón más triste de mi cuarto?

Loca

Jaime Gil de Biedma, tiene un estilo directo, sin demasiado rodeos, pero sí abundan los recursos literarios en sus poemas, en contraposición con la ausencia de rima.

Disfruta de uno de los poemas de Jaime Gil de Biedma bastante interesantes.

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La noche, que es siempre ambigua,
te enfurece -color
de ginebra mala, son
tus ojos unas bichas.

Yo sé que vas a romper
en insultos y en lágrimas
histéricas. En la cama,
luego, te calmaré

con besos que me da pena
dártelos. Y al dormir
te apretarás contra mí
como una perra enferma.

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Idilio en el café

»Al fin y al cabo, un libro de poemas no viene a ser otra cosa que la historia de un hombre que es su autor…» Como bien lo dijo Jaime Gil de Biedma.

Ahora me pregunto si es que toda la vida
hemos estado aquí. Pongo, ahora mismo,
la mano ante los ojos -qué latido
de la sangre en los párpados- y el vello
inmenso se confunde, silencioso,
a la mirada. Pesan las pestañas.

No sé bien de qué hablo. ¿Quiénes son,
rostros vagos nadando como en un agua pálida,
éstos aquí sentados, con nosotros vivientes?
La tarde nos empuja a ciertos bares
o entre cansados hombres en pijama.

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Ven. Salgamos fuera. La noche. Queda espacio
arriba, más arriba, mucho más que las luces
que iluminan a ráfagas tus ojos agrandados.
Queda también silencio entre nosotros,
silencio
y este beso igual que un largo túnel.

¿Fue posible que yo no te supiera?

Este escritor fue victima de controversias que se derivan de su condición sexual, mantuvo relaciones tanto con hombres como mujeres, de forma que aunque lo califiquen de homosexual usualmente, es bisexual. 

Esta situación igualmente marcó su obra en la que describe un amor dirigido tanto a hombres como a mujeres, como lo podemos apreciar en este poema de Jaime Gil de Biedma.

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¿Fue posible que yo no te supiera
cerca de mí, perdido en las miradas?

Los ojos me dolían de esperar.
Pasaste.

Si apareciendo entonces
me hubieras revelado
el país verdadero en que habitabas!

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Pero pasaste
como un Dios destruido.

Sola, después, de lo negro surgía
tu mirada.

Resolución

Con este poema de Jaime Gil de Biedma finalizamos nuestro recorrido por los versos más inspiradores del poeta español considerado uno de los poetas más importantes de la segunda mitad del siglo XX.

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Resolución de ser feliz
por encima de todo, contra todos
y contra mí, de nuevo
-por encima de todo, ser feliz-
vuelvo a tomar esa resolución.

Pero más que el propósito de enmienda
dura el dolor del corazón.

Jaime Gil de Biedma vivió una vida llena de éxitos y desgracias, al igual que muchos de sus colegas.

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Pero él destaca entre muchos de ellos por la orientación que le dio a su poesía, pues sus vivencias y sus preferencias sexuales marcaron tanto sus obra como su vida.

Murió de sida en enero de 1990, al lado de su pareja, el actor Josep Madern. Sus restos fueron incinerados y enterrados en el panteón familiar de Nava de la Asunción acompañado de Madern, Juan Marsé y su mujer, Joaquina Hoyas que le cuidaron hasta sus últimos días.

¿Qué te ha parecido el artículo dedicado a la poesía de Jaime Gil de Biedma? Haznos saber lo que piensas y déjanos un comentario.

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