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+14 Poemas surrealistas ¡Por escritores famosos!

Poemas surrealistas
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¿Has leido alguno de los mejores poemas surrealistas? El surrealismo nace del dadaísmo, una corriente que pretendía acabar con las tradiciones, las normas establecidas y llamaba a despertar el espíritu crítico y analista de los artistas, quienes repudiaban la burguesía.

Los poetas de este movimiento, utilizaban cualquier tipo de métodos, formas e imágenes para expresar sus ideales y, que tuvo como principal impulsor, al poeta y ensayista francés André Breton.

Listado de los mejores poemas surrealistas

Desde Escribirte, te presentamos los poemas surrealistas que marcaron un hito en la historia y sentaron las bases para que este movimiento se expandiera por toda Europa:

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En el manifiesto de Breton sobre el surrealismo, afirmó que la pintura y la escultura se derivan de la poesía

14. Habrá (André Breton)

Con este poema surrealista, Breton traslada emociones interiores hacia el mundo exterior, y hace referencia al revolucionario francés Delescluze:

De dónde llega ese ruido de fuente
Sin embargo la llave no se quedó en la puerta
Qué hacer para desplazar estas enormes piedras
Ese día temblaré por perder un rastro
En uno de los enredados barrios de Lyon
Fue una bocanada de menta cuando iba a cumplir veinte años
Ante mí la senda hipnótica con una mujer sombríamente dichosa
Por otra parte los hábitos van a cambiar mucho
La gran prohibición será levantada
Una libélula correrán para oírme en 1950
En esta encrucijada
El vértigo es lo más hermoso que he conocido
Y cada 25 de mayo al terminar la tarde el viejo Delescluze
Con augusta máscara desciende hacia el Château-d’Eau
Se diría que barajan unas cartas de espejos entre la sombra.

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13. Hacia la noche (Philippe Soupault)

Este poema surrealista de Philippe Soupalt reflexiona sobre la noche, en un contexto abandonado, oscurio, serio y lúgubre:

 

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Es tarde
en la sombra y en el viento
un grito asciende con la noche
No espero a nadie
a nadie
ni siquiera a un recuerdo
Hace ya tiempo que pasó la hora
pero ese grito que lleva el viento
y empuja hacia adelante
viene de un lugar que está más allá
por encima del sueño
No espero a nadie
pero aquí está la noche
coronada por el fuego
de los ojos de todos los muertos
silenciosos
Y todo lo que debía desaparecer
todo lo perdido
hay que volver a encontrarlo
por encima del sueño
hacia la noche.

 

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12. La única (Paul Eluard)

Este poema corto surrealista presenta características un poco simbólicas sobre la belleza, o la juventud.

 

Ella tenía en la tranquilidad de su cuerpo
Una pequeña bola de nieve color rojo
Tenía en los hombros
Una sombra de silencio una sombra de rosa
Cubierta por su aureola
Sus manos y dóciles arcos y cantores
Quebraban la luz.
Ella contaba los minutos sin dormirse.

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11. A la misteriosa (Robert Desnos)

Desnos expresa en este poema surrealista, la idealización de su amada, su amor profundo y devoto:

Tanto he soñado contigo que pierdes tu realidad.
¿Habrá tiempo para alcanzar ese cuerpo vivo
y besar sobre esa boca
el nacimiento de la voz que quiero?
Tanto he soñado contigo,
que mis brazos habituados a cruzarse
sobre mi pecho, abrazan tu sombra,
y tal vez ya no sepan adaptarse
al contorno de tu cuerpo.
Tanto he soñado contigo,
que seguramente ya no podré despertar.
Duermo de pie,
con mi pobre cuerpo ofrecido
a todas las apariencias
de la vida y del amor,  y tú, eres la única
que cuenta ahora para mí.
Más difícil me resultará tocar tu frente
y tus labios, que los primeros labios
y la primera frente que encuentre.
Y frente a la existencia real
de aquello que me obsesiona
desde hace días y años
seguramente me transformaré en sombra.
Tanto he soñado contigo,
tanto he hablado y caminado, que me tendí al lado
de tu sombra y de tu fantasma,
y por lo tanto,
ya no me queda sino ser fantasma
entre los fantasmas y cien veces más sombra
que la sombra que siempre pasea alegremente
por el cuadrante solar de tu vida.

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10. Poeta negro (Antonin Artaud)

En este poema surrealista, Artaud habla de la depresión y el efecto que este trastorno mental tuvo sobre él y su arte:

Poeta negro, un seno de doncella
te obsesiona
poeta amargo, la vida bulle
y la ciudad arde,
y el cielo se resuelve en lluvia,
y tu pluma araña el corazón de la vida.
Selva, selva, hormiguean ojos
en los pináculos multiplicados;
cabellera de tormenta, los poetas
montan sobre caballos, perros.
Los ojos se enfurecen, las lenguas giran
el cielo afluye a las narices
como azul leche nutricia;
estoy pendiente de vuestras bocas
mujeres, duros corazones de vinagre.

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9. Infancia y muerte (Federico García Lorca)

En este largo poema surrealista, vemos como García Lorca retara sus primeros años con melancolía, amargura, agrandando los hechos y empleando metáforas para describirlos:

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Para buscar mi infancia ¡Dios mío!
comí naranjas podridas, papeles viejos, palomares vacíos
y encontré mi cuerpecito comido por las ratas
en el fondo del aljibe con las cabelleras de los locos.
Mi traje de marinero
no estaba empapado con el aceite de las ballenas
pero tenía la eternidad vulnerable de las fotografías.
Ahogado, sí, bien ahogado, duerme, hijito mío, duerme.
Niño vencido en el colegio y en el vals de la rosa herida,
asombrado con el alba oscura del vello sobre los muslos,
asombrado con su propio hombre que masticaba tabaco en su
costado siniestro.
Oigo un río seco lleno de latas de conserva
donde cantan las alcantarillas y arrojan las camisas llenas de sangre.
Un río de gatos podridos que fingen corolas y anémonas
para engañar a la luna y que se apoye dulcemente en ellos.
Aquí solo con mi ahogado.
Aquí solo con la brisa de musgos fríos y tapaderas de hojalata.
Aquí, solo, veo que ya me han cerrado la puerta.
Me han cerrado la puerta y hay un grupo de muertos
que juega al tiro al blanco y otro grupo de muertos
que busca por la cocina las cáscaras de melón,
y un solitario, azul, inexplicable muerto
que me busca por las escaleras, que mete las manos en el aljibe
mientras los astros llenan de ceniza las cerraduras de las catedrales
y las gentes se quedan de pronto con todos los trajes pequeños.
Para buscar mi infancia ¡Dios mío!
comí limones estrujados, establos, periódicos marchitos
pero mi infancia era una rata que huía por un jardín oscurísimo
y que llevaba un anda de oro entre sus dientes diminutos.

 

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8. Cenizas (Alejandra Pizarnik)

En este poema surrealista, Pizarnik se plantea la llegada de la muerte, sin remedio, inevitable, mientras observa la llegada de la noche:

La noche se astilló de estrellas
mirándome alucinada
el aire arroja odio
embellecido su rostro
con música.
Pronto nos iremos
Arcano sueño
antepasado de mi sonrisa
el mundo está demacrado
y hay candado pero no llaves
y hay pavor pero no lágrimas.
¿Qué haré conmigo?
Porque a Ti te debo lo que soy
Pero no tengo mañana
Porque a Ti te…
La noche sufre.

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7. La curva de tus ojos (Paul Éluard)

Eluard, expresa en este poema surrealista el poder de los ojos, la mirada de una persona, cuando está enamorada:

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La curva de tus ojos da la vuelta a mi corazón.
Un redondel de baile y de dulzura,
aureola del tiempo, cuna segura y nocturna,
y si ya no sé todo lo que he vivido
es que tus ojos no me vieron siempre.
Hojas de día y espuma de rocío,
cañas del viento, sonrisas perfumadas,
alas que cubren el mundo de luz,
barcos cargados con el cielo y con el mar,
cazadores de los ruidos, fuentes de los colores.
Perfumes nacidos de un enjambre de auroras
que yace siempre sobre el heno de los astros,
como el día depende de la inocencia
el mundo entero depende de tus ojos puros
y toda mi sangre corre en sus miradas.

6. Cuarto poema secreto a Madelaine (Guillaume Apollinaire)

Apollinaire expresa la pasión, el deseo, el afán, de abarcar cada aspecto de su amada:

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Mi boca tendrá ardores de averno,
mi boca será para ti un infierno de dulzura,
los ángeles de mi boca reinarán en tu corazón,
mi boca será crucificada
y tu boca será el madero horizontal de la cruz,
pero qué boca será el madero vertical de esta cruz.
Oh boca vertical de mi amor,
los soldados de mi boca tomarán al asalto tus entrañas,
los sacerdotes de mi boca incensarán tu belleza en su templo,
tu cuerpo se agitará como una región durante un terremoto,
tus ojos entonces se cargarán
de todo el amor que se ha reunido
en las miradas de toda la humanidad desde que existe.
Amor mío
mi boca será un ejército contra ti,
un ejército lleno de desatinos,
que cambia lo mismo que un mago
sabe cambiar sus metamorfosis,
pues mi boca se dirige también a tu oído
y ante todo mi boca te dirá amor,
desde lejos te lo murmura
y mil jerarquías angélicas
que te preparan una paradisíaca dulzura en él se agitan,
y mi boca es también la Orden que te convierte en mi esclava,
y me da tu boca Madeleine,
tu boca que beso Madeleine.

 

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5. La Semana Pálida (Benjamin Péret)

Péret fue uno de los grandes precursores del surrealismo junto a Breton, Eluard y Aragón. En este poema, relata el pasar de la semana con cualidades exageradas:

Rubia rubia
era la mujer que desapareció entre los adoquines
tan leves que se les habría creído hojas
tan grandes que se hubiera dicho que eran casas
Era me acuerdo bien un lunes
día en que el jabón hace llorar a los astrónomos
El martes la volví a ver
semejante a un diario desplegado
flotando al viento del Olimpo
Después de una sonrisa que humeó como una lámpara
saludó a su hermana la fuente
y regresó a su castillo
El miércoles desnuda pálida y ceñida de rosas
pasó como un pañuelo
sin mirar las sombras de sus semejantes
que se estiraban como el mar
El jueves no vi más que sus ojos
signos siempre abiertos para todas las catástrofes
Uno desapareció detrás de algún cerebro
el otro se lo tragó una pastilla de jabón
El viernes cuando se ama
es el día de los deseos
Pero ella se alejó gritando
Tilburi tilburi mi flauta se ha perdido
Ve a buscarla bajo la nieve o en el mar
El sábado la esperaba con una raíz en la mano
dispuesto a quemar en su honor
los astros y la noche que me separaban de ella
pero ella se había perdido como su flauta
como un día sin amor
Y esperé el domingo
pero el domingo no llegó
y permanecí en el fondo de la chimenea
como un árbol perdido

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4. Georgia (Philippe Soupault)

El estilo de Soupault además de ser surrealista, también era automático, es decir, expresar las ideas que vienen directo del subconsciente, dejar la conciencia libre:

No duermo Georgia
Lanzo flechas en la noche Georgia
espero Georgia
pienso Georgia
el fuego es como la nieve Georgia
la noche es mi vecina Georgia
oigo todos los ruidos sin excepción Georgia
veo el humo que sube y huye Georgia
camino a paso de lobo en la sombra Georgia
corro aquí está la calle aquí están los barrios Georgia
Aquí está una ciudad siempre igual
y que yo no conozco Georgia
Me apresuro aquí está el viento Georgia
y el frío y el silencio y el miedo Georgia
me escapo Georgia
corro Georgia
las nubes están bajas están por caerse Georgia
extiendo el brazo Georgia
no cierro los ojos Georgia
llamo Georgia
grito Georgia
llamo Georgia
yo te llamo Georgia
quizá vengas Georgia
pronto Georgia
Georgia Georgia Georgia
Georgia
no puedo dormir Georgia
espero Georgia.

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3. Charlot Místico (Louis Aragón)

La poesía de Aragón era elegante, llena de fuertes sentimientos, armónica. Desarrollaba tramas e historias que lograban captar la atención del lector:

 

El ascensor descendía siempre hasta perder aliento
Y la escalera subía siempre
Esta dama no entiende lo que se habla
Es postiza
Yo que ya soñaba con hablarle de amor
Oh el dependiente
Tan cómico con su bigote y sus cejas
Artificiales
Dio un grito cuando yo tiré de ellos
Qué raro
Qué veo Esa noble extranjera
Señor yo no soy una mujer liviana
Uh la fea
Por suerte nosotros
Tenemos valijas de piel de cerdo
A toda prueba
Ésta
Veinte dólares
Y contiene mil
Siempre el mismo sistema
Ni medida
Ni lógica
Mal tema

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2. Oliverio Girondo (Llorar a lágrima viva)

Este poema no es más que una invitación a sentir, comprender, abrazar y vivir a plenitud las emociones, en este caso, las que nos conducen al llanto:

Llorar a lágrima viva.
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.

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Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.

Asistir a los cursos de antropología, llorando.
Festejar los cumpleaños familiares, llorando.
Atravesar el África, llorando.

Llorar como un cacuy, como un cocodrilo…
si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos

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no dejan nunca de llorar.

Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz, con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría.
Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria.

¡Llorar todo el insomnio y todo el día!

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1. Naufragio inconcluso (Alejandra Pizarnik)

Pizarnik fue una poetisa y traductora argentina, quien trasladó el surrealismo a latinoamérica, y que en estas líneas nos refleja un amor que se desvanece:

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Este temporal a destiempo, estas rejas en las niñas de mis
ojos, esta pequeña historia de amor que se cierra como un
abanico que abierto mostraba a la bella alucinada: la más
desnuda del bosque en el silencio musical de los abrazos.

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El surrealismo planteaba un mundo ilógico, absurdo, en el que a su vez se permitía la total libertad de pensamiento, fue una corriente rebelde, que se inspiró en las teorías de psicoanálisis de Freud, en el inconsciente y en la imaginación.

Si esta colección de poemas surrealistas fue de tu agrado, no dudes en chequear más material como este en Escribirte.

 

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