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+11 Poemas de Álvaro Mutis ¡Poeta colombiano!

Poemas de Álvaro Mutis
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¿Cuales son los mejores poemas de Álvaro Mutis? Este fue un escritor absolutamente distinto a los demás.

Álvaro Mutis es considerado uno de los escritores hispanoamericanos contemporáneos más importantes, pero, ¿a qué se debe tanto reconocimiento como artista?

Fue un autor destacado por la riqueza verbal de su producción y una característica combinación de lírica y narratividad.

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Su obra poética es admirable y su prosa tiene un brillo pocas veces encontrado, pues creó un mundo poético muy particular que no tiene equivalente..

La obra del autor, ha dejado un legado en la literatura en español que varios escritores elogian y es que Álvaro Mutis está entre la narración y la lírica, con un verso muy amplio en el que supo escribir sobre el dolor y la soledad.

¿Quién fue Álvaro Mutis?

El poeta colombiano Álvaro Mutis nacido el 25 de agosto de 1923, no acabó el bachillerato por problemas financieros de su madre, tuvo que abandonar el colegio prestigioso y matricularse en otro.

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Pero no le interesaba estudiar el pensum regular, el autor prefería leer libros de historia, de viajeros y de literatura, y no le preocupó aprender matemáticas y otras minucias.

Ya para 1941, decide establecer un único estable de hecho y con sólo dieciocho años, se casa con Mireya Durán, con quien tendría tres hijos.

Luego para ganarse la vida, se vinculó a la radio, donde dirige un programa dedicado a la literatura y ejerce como locutor de noticias.

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Sin embargo, trece años después vuelve a casarse y en 1954 contrae matrimonio con María Luz Montané con quien además se convierte en padre nuevamente.

Álvaro Mutis, es sin duda uno de los poetas más reconocidos de la literatura en español, y sus versos son tan interesantes como su vida en general.

Hoy queremos recordar algunos aspectos de su vida, pero también conocer algunos de los versos más cautivadores de su autoría.

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Conoce junto a nosotros los poemas de Álvaro Mutis más interesantes de todos los tiempos.

Poemas de Álvaro Mutis

La poesía, como toda la obra de Mutis, es en sí misma una transgresión idiomática y vital, en cuanto crea un mundo que funciona según otras leyes de la naturaleza y no se conforma con retratar, ni siquiera transformar la realidad que le rodea.

Aquí hemos recopilado algunos de los poemas de Álvaro Mutis para que conozcas el verdadero talento del escritor además de su estilo único.

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Poemas de Álvaro Mutis cautivadores

Ciudad

Álvaro Mutis Jaramillo ​fue un novelista y poeta colombiano, pero vivió en México desde su juventud y hasta su muerte.

Por lo que podemos decir que vivió en medio de dos culturas, aunque similares tienen rasgos diferentes. Este poema de Álvaro Mutis se titula ciudad y describe con su estilo clásico sus ideales poéticos.

Un llanto
un llanto de mujer
interminable,
sosegado,
casi tranquilo.

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En la noche, un llanto de mujer me ha despertado.
Primero un ruido de cerradura,
después unos pies que vacilan
y luego, de pronto, el llanto.

Suspiros intermitentes
como caídos de un agua interior,
densa,
imperiosa,
inagotable,

como esclusa que acumula y libera sus aguas
o como hélice secreta
que detiene y reanuda su trabajo
trasegando el blanco tiempo de la noche.

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Toda la ciudad se ha ido llenando de este llanto,
hasta los solares donde se amontonan las basuras,
bajo las cúpulas de los hospitales,
sobre las terrazas del verano,
en las discretas celdas de la prostitución,

en los papeles que se deslizan por solitarias avenidas,
con el tibio vaho de ciertas cocinas militares,
en las medallas que reposan en joyeros de teca,
un llanto de mujer que ha llorado largamente
en el cuarto vecino,

por todos los que cavan su tumba en el sueño,
por los que vigilan la mina del tiempo,
por mí que lo escucho
sin conocer otra cosa

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que su frágil rodar por la intemperie
persiguiendo las calladas arenas del alba.

Batallas hubo

Álvaro Mutis se trasladó de muy niño a Bruselas con su familia, y vivió allí hasta los nueve años, cuando regresó a Bogotá.

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Abandonó los estudios antes de obtener el diploma de bachiller y se entregó por completo a la poesía, primer género que cultivó en su larga y fecunda carrera literaria, y gracias a esto hoy podemos disfrutar de este poema de Álvaro Mutis.

I
Casi al amanecer, el mar morado,
llanto de las adormideras, roca viva,
pasto a las luces del alba,
triste sábana que recoge entre asombros
la mugre del mundo.

Casi al amanecer, en playas pizarra
y agudos caracoles y cortantes corolas,
batallas hubo, grandes guerras mudas
dejaron sus huellas.

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Se trataba, por fin,
del amor y sus hirientes hojas,
nada nuevo.

Batallas hubo a orillas del mar
que rebota ciego y desordenado,
como un reptil preso en los cristales del alba.

Cenizas del amor en los altares del mundo,
nada nuevo.

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II

De nada vale esforzarse en tan viejas hazañas,
ni alzar el gozo hasta las más altas cimas de la ola,
ni vigilar los signos que anuncian la muda invasión
nocturna y sideral que reina sobre las extensiones.

De nada vale.
Todo torna a su sitio usado y pobre
y un silencio juicioso se extiende, polvoso y denso,
sobre cada cosa, sobre cada impulso
que viene a morir contra la cerrada coraza de los días.

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Las tempestades vencidas, los agitados viajes,
sólo al olvido acuden, en su hastiado dominio
se precipitan y preparan nuevas incursiones

contra la vieja piel del hombre
que espera a su fin
como pastor de piedra ingenua y a ciegas.

III

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Y hay también el tiempo que rueda interminable,
persistente, usando y cambiando,
como piedra que cae o carreta que se desboca.

El tiempo, muchacha, que te esconde en su pecho
con tus manos seguras y tu melena de legionaria
y algo de tu piel que permanece;
el tiempo, en fin, con sus armas ocultas.

Nada nuevo.

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Exilio

Todos hemos escuchado sobre el término de exilio, pero ¿realmente sabemos lo que significa? Se trata de la separación de una persona de la tierra donde nace o vive, todos los refugiados y desplazados viven en el exilio hasta regresar a sus hogares.

Es un tema delicado que muchos escritores han descrito en sus obras, incluyendo al talentoso poeta colombiano, así como lo ejemplifica este poema de Álvaro Mutis.

Voz del exilio, voz de pozo cegado,
voz huérfana, gran voz que se levanta
como hierba furiosa o pezuña de bestia,
voz sorda del exilio,

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hoy ha brotado como una espesa sangre
reclamando mansamente su lugar
en algún sitio del mundo.

Hoy ha llamado en mí
el griterío de las aves que pasan en verde algarabía
sobre los cafetales, sobre las ceremoniosas hojas del banano,
sobre las heladas espumas que bajan de los páramos,

golpeando y sonando
y arrastrando consigo la pulpa del café
y las densas flores de los cámbulos.

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Hoy, algo se ha detenido dentro de mí,
un espeso remanso hace girar,
de pronto, lenta, dulcemente,
rescatados en la superficie agitada de sus aguas,

ciertos días, ciertas horas del pasado,
a los que se aferra furiosamente
la materia más secreta y eficaz de mi vida.

Flotan ahora como troncos de tierno balso,
en serena evidencia de fieles testigos
y a ellos me acojo en este largo presente de exilado.

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En el café, en casa de amigos, tornan con dolor desteñido
Teruel, Jarama, Madrid, Irún, Somosierra, Valencia
y luego Perpignan, Arreglen, Dakar, Marsella.

A su rabia me uno, a su miseria
y olvido así quién soy, de dónde vengo,
hasta cuando una noche
comienza el golpeteo de la lluvia

y corre el agua por las calles en silencio
y un olor húmedo y cierto
me regresa a las grandes noches del Tolima
en donde un vasto desorden de aguas
grita hasta el alba su vocerío vegetal;

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su destronado poder, entre las ramas del sombrío,
chorrea aún en la mañana
acallando el borboteo espeso de la miel
en los pulidos calderos de cobre.

Y es entonces cuando peso mi exilio
y miro la irrescatable soledad de lo perdido
por lo que de anticipada muerte me corresponde
en cada hora, en cada día de ausencia

que lleno con asuntos y con seres
cuya extranjera condición me empuja
hacia la cal definitiva

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de un sueño que roerá sus propias vestiduras,
hechas de una corteza de materias
desterradas por los años y el olvido.

Grieta matinal

Este poema de Álvaro Mutis es un claro ejemplo de su estilo fiel a la escritura, el mismo que podemos ver representado en la mayoría de sus obras y trabajos literarios.

Cala tu miseria,
sondéala, conoce sus más escondidas cavernas.

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Aceita los engranajes de tu miseria,
ponla en tu camino, ábrete paso con ella
y en cada puerta golpea
con los blancos cartílagos de tu miseria.

Compárala con la de otras gentes
y mide bien el asombro de sus diferencias,
la singular agudeza de sus bordes.
Ampárate en los suaves ángulos de tu miseria.

Ten presente a cada hora
que su materia es tu materia,
el único puerto del que conoces cada rada,
cada boya, cada señal desde la cálida tierra

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donde llegas a reinar como Crusoe
entre la muchedumbre de sombras
que te rozan y con las que tropiezas
sin entender su propósito ni su costumbre.

Cultiva tu miseria,
hazla perdurable,
aliméntate de su savia,
envuélvete en el manto tejido con sus más secretos hilos.

Aprende a reconocerla entre todas,
no permitas que sea familiar a los otros
ni que la prolonguen abusivamente los tuyos.

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Que te sea como agua bautismal
brotada de las grandes cloacas municipales,
como los arroyos que nacen en los mataderos.

Que se confunda con tus entrañas, tu miseria;
que contenga desde ahora los capítulos de tu muerte,
los elementos de tu más certero abandono.

Nunca dejes de lado tu miseria,
así descanses a su vera
como junto al blanco cuerpo
del que se ha retirado el deseo.

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Ten siempre lista tu miseria,
y no permitas que se evada por distracción o engaño.
Aprende a reconocerla hasta en sus más breves signos:

el encogerse de las finas hojas del carbonero,
el abrirse de las flores con la primera frescura de la tarde,
la soledad de una jaula de circo varada en el lodo
del camino, el hollín en los arrabales,

el vaso de latón que mide la sopa en los cuarteles,
la ropa desordenada de los ciegos,
las campanillas que agotan su llamado
en el solar sembrado de eucaliptos,
el yodo de las navegaciones.

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No mezcles tu miseria en los asuntos de cada día.

Aprende a guardarla para las horas de tu solaz
y teje con ella la verdadera,
la sola materia perdurable
de tu episodio sobre la tierra.

Sonata

Uno de los elementos más recurrentes en la obra literaria es el tiempo, un concepto muy amplio y abarca desde el concepto físico hasta el filosófico y que los poetas y literatos han sabido plasmar en sus trabajos.

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Como es el caso de este poema de Álvaro Mutis.

Otra vez el tiempo te ha traído
al cerco de mis sueños funerales.
Tu piel, cierta humedad salina,
tus ojos asombrados de otros días,
con tu voz han venido, con tu pelo.

El tiempo, muchacha, que trabaja
como loba que entierra a sus cachorros
como óxido en las armas de caza,
como alga en la quilla del navío,

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como lengua que lame la sal de los dormidos,
como el aire que sube de las minas,
cono tren en la noche de las páramos.

De su opaco trabajo nos nutrimos
como pan de cristiano o rancia carne
que enjuta la fiebre de los ghettos
a la sombra del tiempo, amiga mía,

un agua mansa de acequia me devuelve
lo que guardo de ti para ayudarme
a llegar hasta el fin de cada día.
De “Los trabajos perdidos”

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Cita

La cita ese encuentro que los poetas suelen describir como algo romántico y cargado de plenitud, el mismo concepto que Álvaro Mutis trata en este poema.

Bien sea en la orilla del río que baja de la cordillera
golpeando sus aguas contra troncos y metales dormidos,
en el primer puente que lo cruza y que atraviesa el tren
en un estruendo que se confunde con el de las aguas;

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allí, bajo la plancha de cemento,
con sus telarañas y sus grietas
donde moran grandes insectos y duermen los murciélagos;
allí, junto a la fresca espuma que salta contra las piedras;
allí bien pudiera ser.

O tal vez en un cuarto de hotel,
en una ciudad a donde acuden los tratantes de ganado,
los comerciantes en mieles, los tostadores de café.

A la hora de mayor bullicio en las calles,
cuando se encienden las primeras luces
y se abren los burdeles
y de las cantinas sube la algarabía de los tocadiscos,
el chocar de los vasos y el golpe de las bolas de billar;

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a esa hora convendría la cita
y tampoco habría esta vez incómodos testigos,
ni gentes de nuestro trato,
ni nada distinto de lo que antes te dije:

una pieza de hotel, con su aroma a jabón barato
y su cama manchada por la cópula urbana
de los ahítos hacendados.

O quizá en el hangar abandonado en la selva,
a donde arrimaban los hidroaviones para dejar el correo.

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Hay allí un cierto sosiego, un gótico recogimiento
bajo la estructura de vigas metálicas
invadidas por el óxido
y teñidas por un polen color naranja.

Afuera, el lento desorden de la selva,
su espeso aliento recorrido
de pronto por la gritería de los monos
y las bandadas de aves grasientas y rijosas.

Adentro, un aire suave poblado de líquenes
listado por el tañido de las láminas.
También allí la soledad necesaria,
el indispensable desamparo, el acre albedrío.

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Otros lugares habría y muy diversas circunstancias;
pero al cabo es en nosotros
donde sucede el encuentro
y de nada sirve prepararlo ni esperarlo.
La muerte bienvenida nos exime de toda vana sorpresa.

Poemas de Álvaro Mutis cortos

Desde sus primeros poemas en los que evoca un universo de naturaleza desbordante hasta sus últimos versos, escritos al comenzar el siglo, La obra de Álvaro Mutis se cimienta sobre poderosas imágenes, en las que la lengua castellana crece con el paisaje que intenta describir.

Mutis tuvo una relación intensa con la poesía, con la que empezó en la escritura y que trufó toda su obra. Participó en sus inicios del movimiento de poetas agrupados en torno a la revista Mito.

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Poemas de Álvaro Mutis cortos y únicos

A lo largo de su carrera literaria recibió, entre otros, el Premio Xavier Villaurrutia en 1988, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1997, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1997, el Premio Cervantes en 2001 y el Premio Internacional Neustadt de Literatura en 2002.

Sin duda, hay que leer los poemas de Álvaro Mutis, pues sus versos están cargados de una imagen que le atribuye a la literatura un aspecto muy refrescante.

Es por esta razón que hemos recopilado algunos versos cortos del escritor colombiano.

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El deseo

Es desear ver, tocar, oler, conversar, acariciar y demostrar lo mejor de uno mismo, como una forma de atraer al otro hacia nosotros, es una de las cualidades del ser humanos, y desde el punto romántico los poetas han compuesto diversas obras enfocadas en ello.

Este poema de Álvaro Mutis es uno de los tantos ejemplos que podemos encontrar en el vasto repertorio de la literatura.

Hay que inventar una nueva soledad para el deseo.
Una vasta soledad de delgadas orillas
en donde se extienda a sus anchas el ronco sonido del deseo.

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Abramos de nuevo todas las venas del placer.
Que salten los altos surtidores no importa hacia dónde.

Nada se ha hecho aún.
Cuando teníamos algo andado, alguien se detuvo en el
camino para ordenar sus vestiduras y todos se detuvieron tras él.

Sigamos la marcha.
Hay cauces secos
en donde pueden viajar aún aguas magníficas.

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Recordad las bestias de que hablábamos.
Ellas pueden ayudarnos antes de que sea tarde
y torne la charanga a enturbiar el cielo
con su música estridente.

Amén

Este poema de Álvaro Mutis describe los sentimientos y pensamientos más profundos de este escritor, y hoy podemos conocerlos a través de estos versos cortos.

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Que te acoja la muerte
con todos tus sueños intactos.
Al retorno de una furiosa adolescencia,
al comienzo de las vacaciones que nunca te dieron,
te distinguirá la muerte con su primer aviso.

Te abrirá los ojos a sus grandes aguas,
te iniciará en su constante brisa de otro mundo.

La muerte se confundirá con tus sueños
y en ellos reconocerá los signos
que antaño fuera dejando,
como un cazador que a su regreso
reconoce sus marcas en la brecha.

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Como espadas en desorden

Stéphane Mallarmé fue un poeta y crítico francés, uno de los grandes del siglo XIX, que representa la culminación y al mismo tiempo la superación del simbolismo francés.

Fue antecedente claro de las vanguardias que marcarían los primeros años del siguiente siglo. Sin duda todo un literato admirable al que Álvaro Mutis decidió regalarle algunas de sus letras.

Mínimo homenaje a Stéphane Mallarmé

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Como espadas en desorden
la luz recorre los campos.
Islas de sombra se desvanecen
e intentan, en vano, sobrevivir más lejos.

Allí, de nuevo, las alcanza el fulgor
del mediodía que ordena sus huestes
y establece sus dominios.
El hombre nada sabe de estos callados combates.

Su vocación de penumbra, su costumbre de olvido,
sus hábitos, en fin, y sus lacerias,
le niegan el goce de esa fiesta imprevista
que sucede por caprichoso designio
de quienes, en lo alto, lanzan los mudos dados
cuya cifra jamás conoceremos.

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Los sabios, entretanto, predican la conformidad.
Sólo los dioses saben que esta virtud incierta
es otro vano intento de abolir el azar.

Nocturno

Ya estamos llegando al final de nuestro recorrido por los poema de Álvaro Mutis y en esta oportunidad te ofrecemos uno de sus texto poéticos más inspiradores y cautivadores de toda sus carrera.

La fiebre atrae el canto de un pájaro andrógino
y abre caminos a un placer insaciable
que se ramifica y cruza el cuerpo de la tierra.

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¡Oh el infructuoso navegar alrededor de las islas
f donde las mujeres ofrecen al viajero
la fresca balanza de sus senos
y una extensión de terror en las caderas!

La piel pálida y tersa del día
cae como la cáscara de un fruto infame.
La fiebre atrae el canto de los resumideros
donde el agua atropella los desperdicios.

Letanía

Hemos llegado al final de nuestra recopilación de los poemas de Álvaro Mutis pero no nos podemos ir sin antes conocer un último verso corto de su autoría.

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Este en particular trata del gaviero un personaje que el escritor ha desarrollado en casi la totalidad de su obra.

Esta era la letanía recitada por el gaviero mientras se bañaba
las torrenteras del delta:

Agonía de los oscuros
recoge tus frutos.
Miedo de los mayores
disuelve la esperanza.

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Ansia de los débiles
mitiga tus ramas.
Agua de los muertos
mide tu cauce.

Campana de las minas
modera tus voces.
Orgullo del deseo
olvida tus dones.

Herencia de los fuertes
rinde tus armas.
Llanto de las olvidadas
rescata tus frutos.

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Y así seguía indefinidamente mientras el ruido de las aguas
ahogaba su voz y la tarde refrescaba sus carnes laceradas por
los oficios más variados y oscuros.

El 22 de septiembre de 2013 Álvaro Mutis muere en México, país en el que recudió por más de 50 años.

El hecho ocurrió cuando el talentosos escritor contaba con 90 años de edad a causa de un enfermedad respiratoria.

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Su esposa manifestó su intención de esparcir sus cenizas en el río Coello, a pedido del escritor, que había pasado allí parte de su infancia.

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