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+18 Poemas de Jorge Cuesta ¡Misterio y prosa!

Poemas de Jorge Cuesta
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¿Cuáles son los mejores poemas de Jorge Cuesta? Consagrado como un escritor oscuro, misterioso y ambivalente debido a los hechos involucrados en su muerte.

Jorge Cuesta logró plasmar en sus obras emociones negativas como la ansiedad, la tristeza, el pesimismo y aspectos de la vida como la vejes, el tiempo, la muerte y el equilibrio, elementos que hicieron de su poesía la más admirada.

Jorge Cuesta nació en México el 23 de septiembre de 1903, y a pesar de su corta vida dejó un extraordinario legado crítico y creativo por el cual hoy figura entre los grandes literatos del siglo XX.

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Al mismo tiempo que es considerado como el fundador de la crítica literaria en su país natal.

Fascinado por las matemáticas, física, química y musica se muda a Ciudad de México en 1921 al culminar la preparatoria e ingresa al Conservatorio Nacional para convertirse en violinista.

Sin duda la vida Jorge Cuesta es digna de honor, su inteligencia, creatividad y sensibilidad impresionable lo ubica entre los mejores y más reconocidos escritores.

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Poemas de Jorge Cuesta más populares

Jorge Cuesta desde muy temprana edad se inició en la escritura y curiosamente este hombre destacado en las letras sentía gran atracción por los número y las formulas también.

La producción poética del escritor mexicano se caracteriza por llevar inmersa el tono típico de amargura, desagrado y pesimismo.

Pero es justo este enfoque el que consagró a sus obras entre las más interesantes, pues en ellas denota su inteligencia y la extraordinaria sensibilidad que Jorge Cuesta poseía.

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Siempre puesta al servicio de una fuerza devastadora, la poesía de Cuesta muestra el misterio y la oscuridad de forma repetitiva y en ocasiones con enfoques de romance lo que puede ser para muchos atrayente y cautivador.

Poemas de Jorge Cuesta más populares

No aquel que goza, frágil y ligero

Qué mejor manera de iniciar con la colección poética de Jorge Cuesta que con este trabajo que muestra el estilo ambivalente que caracteriza su obra.

Este poema de Jorge Cuesta describe una revelación sobre el tiempo y sus influencia en la vida de las personas que son como piezas importantes en el mundo.

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No aquel que goza, frágil y ligero,
ni el que contengo es acto que perdura,
y es en vano el amor rosa futura
que fascina a cultivo pasajero.

La vida cambia lo que fue primero
y lo que más tarde es no lo asegura,
y la memoria, que el rigor madura,
no defiende su fruto duradero.

Más consiente el sabor áspero y grueso,
el color que a la luz se desvanece,
la materia que al tacto se destroza.

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Y en vano guarda su variable peso
el árbol y su forma se endurece,
y el mismo instante se revive y goza.

Una palabra oscura

Otro poema de Jorge Cuesta que demuestra la oscuridad que el escritor solía marcar dentro de su poesía y al mismo tiempo señala los elementos que van involucrados con las palabras.

En la palabra habitan otros ruidos,
como el mudo instrumento está sonoro
y al inhumano dios interno el lloro
invade y el temblor de los sentidos.

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De una palabra oscura desprendidos,
la clara funden al ausente coro,
y pierden su conciencia en el azoro
preso en la libertad de los oídos.

Cada voz de ella misma se desprende
para escuchar la próxima y suspende
a unos labios que son de otros el hueco.

Y en el silencio en que sin fin murmura,
es el lenguaje, por vivir futura,
que da vacante a una ficción un eco.

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Hora que fue, feliz y aun incompleta

Realmente resulta difícil encontrar un trabajo del escritor en el que éste no haya plasmado las oscuridad y la muerte como elementos principales.

Lo curioso es que dentro de los escritos se pueden encontrar aspectos románticos. Éste es el caso de este poema de Jorge Cuesta que cumple con este principio.

Hora que fue, feliz y aun incompleta,
nada tiene de mí más todavía,
sino los ojos que la ven vacía,
despojada de mí, de ella sujeta.

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La vida no se ve ni se interpreta;
ciega asiste a tener lo que veía.
No es, ya pasada, suyo lo que cría
y ya no goza más lo que sujeta.

Es el eterno gozo quien apura
el ocio vivo y la pasión futura.
Sobreviviendo a su interior abismo,

el amor se obscurece y se suprime,
y mira que la muerte se aproxime
a la vana insistencia de mí mismo.

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Rema en un agua espesa y vaga el brazo

Nos topamos con un poema de Jorge Cuesta bastante interesante que involucra elementos de la naturaleza mezclados con aires oscuros para lograr crear una composición totalmente cautivadora.

Rema en agua espesa y vaga el brazo,
pero indeciso su ademán suspende,
y aislado del impulso que lo tiende
la mano ignora que lo dé al acaso.

La suya inútil flota con retraso,
pero ningún fugaz apoyo aprehende
en el vacío, de que se desprende
lo mismo que del yugo de su paso.

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Oscila sin esfuerzo, consumido
el mundo en torno, y como del olvido
una memoria mutilada emana

que ya no habita el alma que la mira,
aun muerto se desata y se retira
del brazo inerte la presencia vana.

Elegía

Un escrito compuesto por el poeta mexicano que describe la tristeza que produce una ruptura amorosa y las consecuencias que se generan a partir del abandono de la pareja.

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Después que mis ojos comprobaron
que ya no la veía, después que mis oídos
penetraban en vano el silencio
que sus ruidos abandonaron,
sus paseos, sus palabras, y que la

muerte me dió una impresión
certera y durable de su vacío,
la lluvia invadió súbitamente con
su presencia nueva mis sentidos desolados
y mi se apoyó mi vida en sentirla.

Y cuando alguien vino a hablarme
de la civilización europea, en vez
de la lluvia, vi los trenes de Europa y
sus paisajes a los lados, los castillo
que no hay en América y recordé el
castillo de Windsor y cuando me
estiré para verlo hasta que se perdía.

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Pero se trataba de la fatiga de la vida,
de la pérdida de su frescura religiosa,
de la revolución social y de los hombres
que no tienen ninguna fe y se asoman a los
ruidos confusos para discernir una voz, y ven
las nubes informes para sorprender una figura.

¿Y yo qué fe tenía?. Yo hablaba de la fe y eso
me hacía vivir durante ese momento
como tenerla hacía vivir más largamente,
y en los huecos de mi pensamiento y de mis
palabras renacía la lluvia y la puerta que
enmarcaba sus hilos y el tejado enfrente de
donde escurrían los chorros más gruesos.

Pero hay todavía huecos que no se abren ya
sobre otra cosa distinta, que no ven a otra lluvia,
ni a más imágenes ni a más recuerdos:
hay huecos que se abren sólo a un vacío silencio
de donde ella partió y donde no crece nada…

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Poemas de Jorge Cuesta para recordar

Jorge Cuesta siempre marcó la diferencia entre los demás escritores de la época gracias a su peculiar estilo.

El lenguaje que el escritor seleccionó para la composición de sus versos se muestra de forma ambivalente, expresa de forma limitada escenarios cautivadores.

Al mismo tiempo que precisa la amargura desoladora que llevaba consigo.

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+18 Poemas de Jorge Cuesta ¡Misterio y prosa!
Poemas de Jorge Cuesta para recordar

Emociones perniciosas como la ansiedad, el miedo y la depresión son algunas que el escritor plasmó con frecuencia dentro de sus textos poéticos, dejando salir sus propios sentimientos oscuros.

No para el tiempo, sino pasa; muere

Este poema de Jorge Cuesta con que se apertura esta lista utiliza dos elementos que son típicos encontrar en la poesía de la época como lo es el alma y el tiempo, que para muchos son fuente inspiradora.

No para el tiempo, sino pasa; muere
la imagen de sí, que a lo que pasa aspira
a conservar igual a su mentira.
No para el tiempo; a su placer se adhiere.

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Ni lleva al alma, que de sí difiere,
sino al sitio diverso en que se mira.
El lugar de que el alma se retira
es el que el hueco de la muerte adquiere.

Tan pronto como el alma el cambio habita,
no la abandona el cambio en lo que deja
ni de la vida incierta la separa;

se aventura y su riesgo sólo imita
al tiempo entonces su razón perpleja,
pues goza la razón, más no se para.

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Amor en sombra

El romance  aparece en un poema del escritor oriundo de México, pero sin dejar de lado su toque pesimista habla de amor.

Abro de amor a ti mi sangre rota,
para invadirte sin saberte amada.
El íntimo sollozo es negra espada
que en la dureza de su luz se embota.

Al borde de mi sombra tu alma brota,
así mi linde está más amparada.
Y aunque la fuga es más precipitada
tu ausencia es cada vez menos remota.

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Tu luz es lo que más me apesadumbra
y si enciendes mis ojos con tu vida
el corazón me dobla la penumbra.

Mi soledad tu nombre dilapida
a la sombra del aire que te encumbra
y apaga el lujo de tu voz vencida.

El viaje soy sin sentido

Sobre encontrarse a si mismo es lo que trata este poema, que describe y compara los viajes de la vida con otros elementos para señalar las consecuencias de estos en la personalidad de cada individuo.

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El viaje soy sin sentido
—que de mí a mí me translada—
de una pasión extraviada,
mas a un fin no diferido.

Lo que pierdo es lo que he sido
para ser silencio y nada,
y, por el alma delgada,
que pase el azar su ruido.

Entre la sombra y la sombra
¿qué imagen se ve y se nombra
la misma que se aventura?

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Sólo azar es el abismo
que se abre entre mí y yo mismo.
El azar cambia y no dura.

Fue la dicha de nadie esta que huye

Nuevamente aparece el aura pesimista que impregna los poemas del escritos mexicano y que a su vez trasmite un mensaje sentimental.

Fue la dicha de nadie esta que huye,
este fuego, este hielo, este suspiro,
pero, ¿qué más de su evasión retiro
que otro aroma que no se restituye?

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Una pérdida a otra substituye
si sucede al que fui nuevo respiro,
y si encuentro al que fui cuando me miro
una dicha presente se destruye.

Cada instante son dos cuando acapara
lo que se adhiere y lo que se separa
al azar de su frágil sentimiento,

que es vana al fin la voluntad que dura
y no transmite a su presión futura
la corrupción de su temperamento.

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Tienes dos nombres, luz, dos pensamientos

Este es quizás uno de los poemas de Jorge Cuesta más antiguos, este fue escrito cuando apenas se iniciaba en la escritura, con tan solo 14 años de edad logró componer estas líneas cautivadoras que hoy son recordadas.

Tienes dos nombres, Luz, dos pensamientos,
en los más puro de mi voz centrados,
a retener tu imagen consagrados
en la frágil prisión de dos lamentos.

Espejos a tu noble gracia atentos
reproducen los dos, aunque empañados,
los contornos del ánfora, delgados,
en que bullen tus finos movimientos.

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Así el uno te encierra en su estructura
de no más una sílaba madura
que, luz al fin, el corazón inflama,

y aunque también el otro te refleja
Amor nunca respondes a su queja
¡ay, pues te nombra, pero no te llama!

Poemas de Jorge Cuesta legendarios y cortos

Los poemas cortos de Jorge Cuesta no carecen de técnica ni estilo, por el contrario son composiciones tan buenas como las de mayor exención y por supuesto son igualmente dignas de admiración.

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Dibujo

El romance y el amor son de inspiración y para este poeta resultó agradable colocarlos como elementos principales en su poesía titulada «Dibujo».

En el describe con palabras dulce y sencillas la intencionalidad del escrito.

Suaviza el sol que toca su blancura,
disminuye la sombra y la confina
y no tuerce ni quiebra su figura
el ademán tranquilo que la inclina.

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Resbala por la piel llena y madura
sin arrugarla, la sonrisa fina
y modela su voz blanda y segura
el suave gesto con que se combina.

Sólo al color y la exterior fragancia
su carácter acuerda su constancia
y su lenguaje semejanza pide;

como a su cuerpo no dibuja y cuida
sino la música feliz que mide
el dulce movimiento de su vida.

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Anatomía de la mano

La complejidad que Cuesta utilizaba en la redacción de sus poemas era evidencia del grado de cultura y de inteligencia con la que contaba y que dejó bien plasmada en cada uno de sus poemas.

La mano, al tocar el viento,
el peso del cuerpo olvida
y al extremo de su vida
es su rastro último y lento.

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No da al sabor instrumento
su lengua ciega y hendida,
y sólo otra duda anida
su duda de movimiento.

Mas como una sed en llamas
que incierta al azar disputa
toda la atmósfera en vano,

imita al árbol sus ramas
en pos de una interna fruta
la interrupción de la mano.

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Qué sombra, qué compañía

La oscuridad vuelve hacer protagonista en un escrito de Cuesta pero en esta oportunidad también son tocados temas controversiales como es el tiempo y la vida en su más expendida expresión.

Qué sombra, qué compañía
impalpable, más cercana,
al abismo de mañana
el paso me contenía,

si está la vista vacía,
y una desierta ventana
sólo es una presa vana
de las cadenas del día.

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Del tiempo, estéril contacto
con el arrepentimiento
en que se parte y olvida

la frágil ciencia del acto,
es la posesión que siento,
vacante, sobre mi vida.

Tu voz es un eco, no te pertenece

Un escrito poético dedicado a los recuerdos intangibles de un viejo amor, en el que el autor expresa sentimientos de angustia.

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Al igual que describe detalladamente memorias que desatan emociones encontradas siempre enfocadas en el dolor y pesimismo.

Tu voz es un eco, no te pertenece,
no se extingue con el soplo que la exhala.
Tus pasos se desprenden de ti y hacen
caminar un fantasma intangible y perpetuo
que te expulsa del sitio donde vives
tan pasajeramente y te suplanta.

Tanto mi tacto extremas y prolongas que al
fin no toco en ti sino humo, sombras, sueños, nada.

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Como si fueras diáfana
o se desvaneciera tu cuerpo en el aire,
miro a través de ti la pared
o el punto fijo y virtual
que suspende los ojos en el vacío
y por encima de las cosas en movimiento.

Paraíso perdido

El paso del tiempo nuevamente se convierte en protagonista de un verso escrito por Jorge Cuesta, y en esta ocasión describe aunque con palabras tristes, algunas de las enseñanzas que este ha dejado en su vida.

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Además describe como se enfrenta a este enemigo inclemente.

Si en el tiempo aún espero es que, sumiso,
aunque también inconsolable, entiendo
que el fruto fue, que a la niñez sorprendo,
no don terreno, más celeste aviso.

Pues, mirando que más tuvo que quiso,
si al sueño sus imágenes suspendo,
de la niñez, como de un arte, aprendo
que sencillez le basta al paraíso.

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El sabor embriagado y misterioso,
claro al oído (el mundo silencioso
y encantados los ruidos de la vida)

vivo el color en ojos reposados,
el tacto cálido, aires perfumados
y en la sangre una llama inextinguida.

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Tu ausencia viva a tu presencia invade

La poesía del escritor mexicano siempre muestra el estilo tan característico de su personalidad y en ella aguarda sentimientos puros que cautivan al lector y deja claro la intencionalidad del escrito.

Este poema de la autoría de Cuesta no se escapa de esta realidad.

Tu ausencia viva a tu presencia invade
que lentamente mueren si se mira; pues
no por verte más se acerca el horizonte de los ojos,
más vacío mientras más profundo.

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En la ventana, los cuadros y el espejo,
un aire indiferente y helado se aleja
de tu respiración, que renueva su asfixia,

inaccesible en ellos
el mundo inmóvil a donde no penetra
tu vida, tu presencia presa en el movimiento
de tu muerte fugaz y paulatina.

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Entre tú y la imagen de ti que me llega

Aunque por lo general los escritos del autor involucraban aspectos misteriosos y oscuros también contenían elementos románticos.

Que convertían un simple trabajo poético en parte de un legado literario que motivó a varias generaciones de escritores.

Entre tú y la imagen de ti que a mí llega
hay un espacio al cabo del cual eres sólo una memoria.
Tienes tiempo de abrir la puerta sin que te vea,
huir y regresar después de haber cambiado o muerto del todo.

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Tienes tiempo de hacerte presente a otros ojos
y dejar en ellos otra visión deshabitada.

Tus palabras son hondas para contener en sus ecos
otras obscuras que escucharé precisas cuando te hayas apagado,
para sepultar en sus silencios dichas que no posees,

dicha que de ti apartan -porque no de tu ausencia-
los fragmentos de ti, que las sujetan,
distantes uno de otro, dispersos y recónditos,
sin reintegrarte nunca la vida que te arracan
y sólo tu muerte recupera.

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Su obra furtiva

Finalmente damos conclusión a la selección de los trabajos poético más relevantes de la carrera de Jorge Cuesta con éste poema.

Que a pesar de tener una composición corta es sin duda un poema interesante y cautivador digno del estilo de Cuesta.

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Su obra furtiva
el sueño extiende,
mas no la aprehende
ni la cautiva.

En vano activa
la nada, enciende
sombras y asciende
libre, alta y viva.

Aun más perdida
que para el sueño
de nada dueño,

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vaga en la vida
del alma incierta
que se despierta.

La muerte de Jorge Cuesta parece sacada de una película de horror, pues el escritor sufría de paranoia y estuvo recluido en varios centros clínicos.

Pero el 13 de agosto de 1942 cuando se encontraba internado, aprovecho el descuido del personal de enfermería y con sus sabanas se colgó de los barrotes de su cama.

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El hecho ocurrió cuando solo tenia 38 años de edad y por si fuera poco, el motivo por el cual había sido internado, fue que presentó un episodio de locura que lo llevó a apuñalarse los genitales.

Es justamente por este motivo tan terrorífico entorno a su muerte que hoy es consagrado como un escritor misteriosos y oscuro.

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