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+8 Poemas de San Juan de la Cruz ¡Amor divino!

Poemas de San Juan de la Cruz
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¿Cuáles son los mejores poemas de San Juan de la Cruz? Seguro que has oído hablar de San Juan de la Cruz, por ejemplo en la asignatura de literatura en el colegio o la universidad.

Pero no todo el mundo recuerda la belleza de sus obras. San Juan de la Cruz fue un fraile que vivió en el siglo XVI.

Santo y además poeta destacado, considerado como uno de los místicos más importantes de la historia, aunque los versos que de él se conservan son escasos y no fueron publicados hasta después de su muerte.

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En cuanto a sus trabajos poéticos, este destacado escritor dejó tres obras claves, estrechamente relacionados entre sí.

Este condenso sus propias vivencias personales, derivadas del constante anhelo sobre el descanso de su alma y la idea de que esta alcance la fusión ideal con su creador.

Las tres composiciones mayores de su autoría, describen el ascenso místico el alma hacia Dios, pero con elementos que se expresaba en alegorías y símbolos.

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El consideró que debían ser explicadas, esto le llevó a la escritura de comentarios en prosa a los poemas.

Poemas de San Juan de la Cruz, coplas eternas

San Juan de la Cruz dejó una marca tan grande en la literatura española, que ha llegado hasta nuestros días y su estilo ha marcado el de otros escritores más actuales.

Como es el caso de Amancio Prada y algunos cantautores de renombre que han versionado sus poemas y agregado acordes musicales para crear una fusión expendida de arte y música.

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Una extensa obra imposible de nombrar y que ha dejado valiosos versos para la eternidad fue lo que dejó San Juan de la Cruz.

Al igual que sus trabajos poéticos hecho coplas que han trascendido las barreras de la historia y cautivado la mente de muchas generaciones.

Por esto y por todos los aportes a la literatura que este talentoso escritor dejó es digno merecedor de un espacio en el que sus poemas sea recordados por nuevas generaciones.

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Conoce algunos de los poemas de San Juan de la Cruz más famosos e impresionantes de la historia.

Poemas de San Juan de la Cruz, coplas eternas

Coplas del alma que pena por ver a Dios

Una de las temáticas más recurrentes en los trabajos poéticos del escritor español es la religiosidad. Este poema de la Cruz es una bella composición que trata sobre Dios y como el alma anhela de su presencia.

Vivo sin vivir en mí
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.

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En mí yo no vivo ya,
y sin Dios vivir no puedo;
pues sin él y sin mí quedo,
este vivir ¿qué será?
Mil muertes se me hará,
pues mi misma vida espero,
muriendo porque no muero.

Esta vida que yo vivo
es privación de vivir;
y así, es continuo morir
hasta que viva contigo.
Oye, mi Dios, lo que digo:
que esta vida no la quiero,
que muero porque no muero.

 Estando ausente de ti
¿qué vida puedo tener,
sino muerte padecer
la mayor que nunca vi?
Lástima tengo de mí,
pues de suerte persevero,
que muero, porque no muero.

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 El pez que del agua sale
aun de alivio no carece,
que en la muerte que padece
al fin la muerte le vale.
¿Qué muerte habrá que se iguale
a mi vivir lastimero,
pues si más vivo más muero?

Cuando me pienso aliviar
de verte en el Sacramento,
háceme más sentimiento
el no te poder gozar;
todo es para más penar
por no verte como quiero,
y muero porque no muero.

Y si me gozo, Señor,
con esperanza de verte,
en ver que puedo perderte
se me dobla mi dolor;
viviendo en tanto pavor
y esperando como espero,
muérome porque no muero.

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 ¡Sácame de aquesta muerte
mi Dios, y dame la vida;
no me tengas impedida
en este lazo tan fuerte;
mira que peno por verte,
y mi mal es tan entero,
que muero porque no muero.

Lloraré mi muerte ya
y lamentaré mi vida,
en tanto que detenida
por mis pecados está.
¡Oh mi Dios!, ¿cuándo será
cuando yo diga de vero:
vivo ya porque no muero?

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Coplas hechas sobre un éxtasis de harta contemplación

Este poema de la Cruz es una composición sabía que deja en claro el nivel de cultura y educación del escritor, pues  esta lleno de palabras inteligente que demuestra en cada línea la erudición de éste.

Entréme donde no supe:
y quedéme no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.

Yo no supe dónde estaba,
pero, cuando allí me vi,
sin saber dónde me estaba,
grandes cosas entendí;
no diré lo que sentí,
que me quedé no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.

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De paz y de piedad
era la ciencia perfecta,
en profunda soledad
entendida, vía recta;
era cosa tan secreta,
que me quedé balbuciendo,
toda ciencia trascendiendo.

Estaba tan embebido,
tan absorto y ajenado,
que se quedó mi sentido
de todo sentir privado,
y el espíritu dotado
de un entender no entendiendo.
toda ciencia trascendiendo.

El que allí llega de vero
de sí mismo desfallece;
cuanto sabía primero
mucho bajo le parece,
y Su ciencia tanto crece,
que se queda no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.

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Cuanto más alto se sube,
tanto menos se entendía,
que es la tenebrosa nube
que a la noche esclarecía:
por eso quien la sabía
queda siempre no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.

Este saber no sabiendo
es de tan alto poder,
que los sabios arguyendo
jamás le pueden vencer;
que no llega su saber
a no entender entendiendo,
toda ciencia trascendiendo.

Y es de tan alta excelencia
aqueste sumo saber,
que no hay facultad ni ciencia
que la puedan emprender;
quien se supiere vencer
con un no saber sabiendo,
irá siempre trascendiendo.

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Y, si lo queréis oír,
consiste esta suma ciencia
en un subido sentir
de la divinal esencia;
es obra de su clemencia
hacer quedar no entendiendo,
toda ciencia trascendiendo.

Coplas de el alma

El alma vuelve a ser el centro de de un poema de la Cruz pero en esta oportunidad no esta enfocado principalmente en las creencias religiosas del poeta.

Más bien esta inspirado en el significado mismo de la palabra alma, en esta producción el escritor intenta describir la importancia del alma y de seguir los pasos de Dios.

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Vivo sin vivir en mí
y de tal manera espero
que muero porque no muero.

I

En mí yo no vivo ya
y sin Dios vivir no puedo
pues sin él y sin mí quedo
éste vivir qué será?
Mil muertes se me hará
pues mi misma vida espero
muriendo porque no muero.

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II

Esta vida que yo vivo
es privación de vivir
y assí es contino morir
hasta que viva contigo.
Oye mi Dios lo que digo
que esta vida no la quiero
que muero porque no muero.

III

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Estando ausente de ti
qué vida puedo tener
sino muerte padescer
la mayor que nunca vi?
Lástima tengo de mí
pues de suerte persevero
que muero porque no muero.

IV

El pez que del agua sale
aun de alibio no caresce
que en la muerte que padesce
al fin la muerte le vale.
Qué muerte abrá que se yguale
a mi vivir lastimero
pues si más vivo más muero?

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V

Quando me pienso alibiar
de verte en el Sacramento
házeme más sentimiento
el no te poder gozar
todo es para más penar
por no verte como quiero
y muero porque no muero.

VI

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Y si me gozo Señor
con esperança de verte
en ver que puedo perderte
se me dobla mi dolor
viviendo en tanto pabor
y esperando como espero
muérome porque no muero.

VII

Sácame de aquesta muerte
mi Dios y dame la vida
no me tengas impedida
en este lazo tan fuerte
mira que peno por verte,
y mi mal es tan entero
que muero porque no muero.

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VIII

Lloraré mi muerte ya
y lamentaré mi vida
en tanto que detenida
por mis pecados está.
¡O mi Dios!, quándo será
quando yo diga de vero
vivo ya porque no muero?

Romances sobre el evangelio

Nuevamente un poema de la Cruz que hace alusión a los evangelios de Dios aparece en esta recopilación de algunos de los escritos más importantes del autor español.

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En el son descritos elementos religiosos que demuestra el amor y la fidelidad que este mantenía hacia sus creencias.

I

En el principio morava
el Verbo y en Dios vivía
en quien su felicidad
infinita posseýa.

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El mismo Verbo Dios era
que el principio se dezía
él morava en el principio
y principio no tenía.

Él era el mismo principio
por eso dél carecía
el Verbo se llama Hijo
que del principio nacía.

Ale siempre concevido
y siempre le concevía
dale siempre su sustancia
y siempre se la tenía.

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Y assí la gloria del Hijo
es la que en el Padre avía
y toda su gloria el Padre
en el Hijo posseýa.

Como amado en el amante
uno en otro residía
y aquese amor que los une
en lo mismo convenía.

Con el uno y con el otro
en ygualdad y valía
tres personas y un Amado
entre todos tres avía,
Y un amor en todas ellas
un amante los hazía
y el amante es el amado
en que cada qual vivía.

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Que el ser que los tres posseen
cada cual le posseýa
y cada qual de ellos ama
a la que este ser tenía.

Este ser es cada una
y éste solo las unía
en un inefable nudo
que dezirse no savía.

Por lo qual era infinito
el amor que los unía
porque un solo amor tres tienen
que su esencia se dezía
qu’el amor, quanto más une
tanto más amor hazía.

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De la comunicación de las tres Personas.

II

En aquel amor inmenso
que de los dos procedía
palabras de gran regalo
el Padre al Hijo dezía
de tan profundo deleite
que nadie las entendía
sólo el Hijo lo gozaba
que es a quien pertenecía.

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Pero aquello que se entiende
desta manera dezía
Nada me contenta, Hijo,
fuera de tu compañía.

Y si algo me contenta
en ti mismo lo quería
el que a ti más se parece
a mi más satisfazía.

Y el quen nada te semeja
en mí nada hallaría
en ti solo me e agradado
¡o vida de vida mía!

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Eres lumbre de mi lumbre
eres mi sabiduría
figura de mi substancia
en quien bien me complazía.

Al que a ti te amare Hijo
a mí mismo le daría
y el amor que yo te tengo
ésse mismo en él pondría
en razón de aver amado
a quien yo tanto quería.

De la creación

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III

Una esposa que te ame
mi Hijo darte quería
que por tu valor merezca
tener nuestra compañía
y comer pan a una mesa

del mismo que yo comía
porque conozca los bienes
que en tal Hijo yo tenía
y se congracie conmigo
de tu gracia y loçanía.

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Mucho lo agradezco Padre,
el Hijo le respondía
a la esposa que me dieres
yo mi claridad daría
para que por ella vea
quánto mi Padre valía
y cómo el ser que posseo
de su ser lo recevía.

Reclinarla e yo en mi braço
y en tu amor se abrasaría
y con eterno deleite
tu bondad sublimaría.

Prosigue

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IV

Hágase pues dixo el Padre,
que tu amor lo merecía.
Y en este dicho que dixo
el mundo criado avía.

Palacio para la esposa,
hecho en gran sabiduría
el qual en dos aposentos
alto y baxo dividía.

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El baxo de differencias
infinitas componía
mas el alto hermoseava
de admirable pedrería.

Porque conozca la esposa
el Esposo que tenía
en el alto colocava
la angélica jerarchía
pero la natura humana
en el baxo la ponía
por ser en su compostura
algo de menor valía.

Y aunque el ser y los lugares
desta suerte los ponía
pero todos son un cuerpo
de la esposa que dezía:
Que el amor de un mismo Esposo
una esposa los hazía.

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Los de arriva posseýan
al Esposo en alegría
los de abaxo en esperança
de fee que les infundía
diziéndoles que algún tiempo

él los engrandecería
y que aquella su baxeza
él se la levantaría
de manera que ninguno
ya la vituperaría

porque en todo semejante
él a ellos se haría
y se vendría con ellos
y con ellos moraría
y que Dios sería hombre

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y que el hombre Dios sería
y trataría con ellos
comería y bebería
y que con ellos contino
él mismo se quedaría

hasta que se consumase
este siglo que corría
quando se gozaran juntos
en eterna melodía
porque él era la cabeça
de la esposa que tenía

a la qual todos los miembros
de los justos juntaría
que son cuerpo de la esposa,
a la qual él tomaría
en sus braços tiernamente

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y allí su amor le daría
y que assí juntos en uno
al Padre la llevaría
donde del mismo deleite
que Dios goza gozaría

que como el Padre y el Hijo
y el que dellos procedía
el uno vive en el otro
assí la esposa sería
que dentro de Dios absorta
vida de Dios viviría.

Prosigue

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V

Con esta buena esperança
que de arriva les venía
el tedio de sus trabajos
más leve se les hazía

pero la esperança larga
y el deseo que crecía
de gozarse con su Esposo
contino les affligía.

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Por lo qual con oraciones
con suspiros y agonía
con lágrimas y gemidos
le rogavan noche y día
que ya se determinase
a les dar su compañía.

Unos dezían: ¡O, si fuesse
en mi tiempo el alegría!
Otros: Acava Señor
al que as de embiar embía.

Otros: ¡O si ya rompieses
esos cielos y vería
con mis ojos que baxases
y mi llanto cessaría!

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Regad nuves de lo alto
que la tierra lo pedía
y ábrase ya la tierra
que espinas nos produzía
y produzga aquella flor
con que ella florecería.

Otros dezían: ¡O dichoso
el que en tal tiempo sería
que merezca ber a Dios
con los ojos que tenía
y tratarle con sus manos
y andar en su compañía
y gozar de los misterios
que entonces ordenaría!

Prosigue

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VI

En aquestos y otros ruegos
gran tiempo pasado avía
pero en los postreros años
el fervor mucho crecía,
quando el viejo Simeón
en deseo se encendía
rogando a Dios que quisiese
dexalle ver este día.

Y assí el Espíritu Sancto
al buen viejo respondía
que le dava su palabra
que la muerte no vería

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hasta que la vida viesse
que de arriva descendía
y que él en sus mismas manos
al mismo Dios tomaría
y le tendría en sus braços
y consigo abraçaría.

Prosigue la Encarnación.

VII

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Ya que el tiempo era llegado
en que hazerse convenía
el rescate de la esposa

que en duro yugo servía
debaxo de aquella ley
que Moysés dado le avía
el Padre con amor tierno
desta manera dezía:

Ya ves Hijo que a tu esposa
a tu ymagen hecho avía
y en lo que a ti se parece
contigo bien convenía
pero diffiere en la carne
que en tu simple ser no avía.

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En los amores perfectos
esta ley se requería
que se haga semejante
el amante a quien quería
que la mayor semejança
más deleite contenía;

el qual sin duda en tu esposa
grandemente crecería
si te viere semejante
en la carne que tenía.

Mi voluntad es la tuya
el Hijo le respondía
y la gloria que yo tengo
es tu voluntad ser mía
y a mí me conviene Padre

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lo que tu Alteza dezía
porque por esta manera
tu vondad más se vería
veráse tu gran potencia
justicia y sabiduría
yrélo a dezir al mundo

y noticia le daría
de tu belleza y dulçura
y de tu soberanía
yré a buscar a mi esposa
y sobre mí tomaría

sus fatigas y trabajos
en que tanto padecía
y porque ella vida tenga
yo por ella moriría
y sacándola del lago
a ti te la bolvería.

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Prosigue

VIII

Entonçes llamó a un archángel
que Sant Gabriel se dezía
y embiólo a una donzella
que se llamava María
de cuyo consentimiento

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el misterio se hazía
en el qual la Trinidad
de carne el Verbo vestía.
Y aunque tres hazen la obra
en el uno se hazía

y quedó el Verbo encarnado
en el bientre de María.
Y el que tiene sólo Padre
ya también madre tenía

aunque no como qualquiera
que de varón concevía
que de las entrañas de ella
él su carne recevía
por lo qual Hijo de Dios
y del hombre se dezía.

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Del Nacimiento

IX

Ya que era llegado el tiempo
en que de nacer avía
assí como desposado
de su tálamo salía,
abraçado con su esposa

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que en sus braços la traýa
al qual la graciosa madre
en un pesebre ponía
entre unos animales
que a la sazón allí avía

los hombres dezían cantares
los ángeles melodía
festejando el desposorio
que entre tales dos avía

pero Dios en el pesebre
allí llorava y gimía
que eran joyas que la esposa
al desposorio traýa
y la madre estava en pasmo
de que tal trueque veýa

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el llanto del hombre en Dios
y en el hombre el alegría
lo qual del uno y del otro
tan ajeno ser solía.

Poemas de San Juan de la Cruz imperdibles

La poesía de San Juan de la Cruz se constituye en un lenguaje vivo que, bebiendo en variadas fuentes, busca la expresión del arrobo y del éxtasis de la unión mística.

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Con un propósito claro de llegar a plasmar, esa realidad invisible e inefable que es el amor divino.

Utiliza determinados recursos estilísticos con una profusión y madurez poco frecuentes, dando un nuevo y más profundo sentido a las expresiones paradójicas.

Poemas de San Juan de la Cruz imperdibles

Los mensajes inspiradores de este escritor los plasmaba en sus obras apelando al simbolismo y a las posibilidades expresivas de un lenguaje elaborado.

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Son justamente estos aspectos los que llegan a cautivar aun a los no creyente. Sus versos, están cargados de belleza y se extienden como vías expresivas de una experiencia personal íntima.

No comprometen creencias, tradiciones o culturas no compartidas por el escritor, por el contrario todas sus composiciones están centradas en sus ideales y creencias.

Otras del mismo a los divino

Esta segunda parte del artículo dedicado a los poemas de la Cruz más populares e imperdibles.

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La abrimos con esta producción que trata del amor, pero enfocado ha los elementos divinos y no terrenales como solemos encontrar en textos de otros autores.

Tras de un amoroso lance,
y no de esperanza falto,
volé tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

Para que yo alcance diese
a aqueste lance divino,
tanto volar me convino
que de vista me perdiese;
y, con todo, en este trance
en el vuelo quedé falto;
mas el amor fue tan alto,
que le di a la caza alcance.

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Cuanto más alto subía
deslumbróseme la vista,
y la más fuerte conquista
en oscuro se hacía;
mas, por ser de amor el lance
di un ciego y oscuro salto,
y fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

Cuanto más alto llegaba
de este lance tan subido,
tanto más bajo y rendido
y abatido me hallaba;

dije: ¡No habrá quien alcance!
y abatíme tanto, tanto,
que fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

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 Por una extraña manera
mil vuelos pasé de un vuelo,
porque esperanza del cielo
tanto alcanza cuanto espera;

esperé solo este lance,
y en esperar no fui falto,
pues fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

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Glosa a lo divino

Los temas religiosos y las creencias personales del autor fueron los principales motivos de inspiración y este poema de la Cruz describe la belleza oculta en estos dos aspectos a los cuales dedicó varios de sus versos.

Por toda la hermosura
nunca yo me perderé,
sino por un no sé qué
que se alcanza por ventura.

Sabor de bien que es finito,
lo más que puede llegar
es cansar el apetito
y estragar el paladar;

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y así, por toda dulzura
nunca yo me perderé,
sino por un no sé qué
que se halla por ventura.

El corazón generoso
nunca cura de parar
donde se puede pasar,
sino en más dificultoso;

nada le causa hartura,
y sube tanto su fe,
que gusta de un no sé qué
que se halla por ventura.

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El que de amor adolece,
del divino ser tocado,
tiene el gusto tan trocado
que a los gustos desfallece;

como el que con calentura
fastidia el manjar que ve,
y apetece un no sé qué
que se halla por ventura.

No os maravilléis de aquesto
que el gusto se quede tal,
porque es la causa del mal
ajena de todo el resto;

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y así toda criatura
enajenada se ve
y gusta de un no sé qué
que se halla por ventura.

Que estando la voluntad
de Divinidad tocada,
no puede quedar pagada
sino con Divinidad;

mas, por ser tal su hermosura
que sólo se ve por fe,
gústala en un no sé qué
que se halla por ventura.

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Pues, de tal enamorado,
decidme si habréis dolor,
pues que no tiene sabor
entre todo lo criado;

solo, sin forma y figura,
sin hallar arrimo y pie,
gustando allá un no sé qué
que se halla por ventura.

No penséis que el interior,
que es de mucha más valía,
halla gozo y alegría
en lo que acá da sabor;

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mas sobre toda hermosura,
y lo que es y será y fue,
gusta de allá un no sé qué
que se halla por ventura.

Más emplea su cuidado,
quien se quiere aventajar.
en lo que está por ganar
que en lo que tiene ganado;

y así, para más altura,
yo siempre me inclinaré
sobre todo a un no sé qué
que se halla por ventura.

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 Por lo que por el sentido
puede acá comprehenderse
y todo lo que entenderse,
aunque sea muy subido,

ni por gracia y hermosura
yo nunca me perderé,
sino por un no sé qué
que se halla por ventura.

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Llama de amor viva

Este poema de la Cruz recrea la emoción del éxtasis amoroso, creando de este modo un hermoso poema entonado en el romanticismo a pesar de que tiene elementos clásicos y tradicionales comunes de la época.

¡O llama de amor viva
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva
acaba ya si quieres,
¡rompe la tela de este dulce encuentro!

¡O cauterio süave!
¡O regalada llaga!
¡O mano blanda! ¡O toque delicado
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida has trocado.

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¡O lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con estraños primores
color y luz dan junto a su querido!

¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras,
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me enamoras.

Noche oscura

Este poema de la Cruz es quizás una de las producciones más importante de su carrera. Utiliza la imagen de una femina que escapa en plena noche para acudir a un encuentro romántico con su enamorado.

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Esto tiene un mensaje profundo como representación de la huida del alma de la prisión de los sentidos, en busca de la comunión con Dios.

En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.

A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

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En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.

Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

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En mi pecho florido
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba

El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.

Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.

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Lo que mejor define la poesía de San Juan de la Cruz es su extraordinaria intensidad expresiva, gracias a la perfecta adecuación y el equilibrio de cada una de sus imágenes.

La obra más compleja de su autoría es Cántico espiritual que además es la más extensa de sus producciones.

En ella, recurre a las diferentes vías que recorre el alma hasta lograr fundirse con la divinidad, desarrolla una recreación, a modo de égloga, del bíblico Cantar de los Cantares.

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Esperamos que hayas disfrutado del talento de San Juan de la Cruz. Déjanos un comentario y haznos saber qué te ha parecido.

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