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+8 Fábulas de gatos ¡Con moraleja!

Fabulas de Gatos
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¿Cuáles son las mejores fabulas de gatos? Las fábulas de gatos son sumamente comunes entre los niños. Estos tiernos e independientes animales suelen ser los protagonistas perfectos para los fabulistas.

Estas fábulas suelen estar contadas de una manera sencilla, con palabras comprensibles y poseen diversas enseñanzas y lecciones de vida.

Este tipo de relatos suelen mostrar a los gatos en diferentes facetas, algunas veces siendo personajes malvados, inocentes o curiosos.

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Pero independientemente, del personaje o la representación, todas las fábulas de gatos tienen moralejas imperdibles.

+8 Fábulas de gatos ¡Las mejores!

Es muy probable que ya hayas leído alguna fábula de gatos, sin embargo, acá te presentamos las mejores. A continuación te dejamos un listado:

Una comadreja, un ratón, un búho y un gato.

La siguiente fábula de gatos narra la historia de cuatro animales que vivían en un tronco seco. En aquel lugar se encontraban una comadreja, un ratón, un búho y un gato.

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Estos animales son enemigos por naturaleza, pero son muy cobardes para salir y enfrentarse a sus enemigos, es por esto, que todos mantienen su espacio en ese lugar.

Pero cierto día el dueño del campo, decidió que debía deshacerse de aquel tronco y de los animales que lo habitaban, para ello coloco cuatros trampas, una para cada animal.

El primero en caer en la trampa fue el gato. Y este le pide ayuda al ratón, argumentando que los otros dos animales lo mataran. ¿Qué creen que hizo el ratón?

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Un búho, una comadreja, un gato y un ratoncito, vivían en distintos lugares de un tronco seco. Aunque eran enemigos naturales, y desconfiaban uno del otro, ninguno dejaba su refugio. El dueño del campo, un día decidió eliminarlos, colocó trampas y una red en la base del tronco.

El primero en caer, fue el gato, que al verse en peligro comenzó a gritar. Al escuchar el ratón se alegro, porque de esta manera se libraba de su enemigo, pero el gato le dijo:

-Si yo muero quedaras a merced del búho y de la comadreja, que quieren más que yo que seas su alimento, pero si me ayudas, en gratitud te compensare protegiéndote.

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El ratoncito libero al gato, y huyeron del lugar. Pasado el tiempo el gato, se dio cuenta que el ratón aun le temía, así que le dijo:

-¿Piensas que he olvidado mi promesa, cuando me salvaste de la trampa?

-¡No! – dijo el ratoncito-, pero tampoco olvido tu instinto, ni en que circunstancias has hecho la promesa.

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Moraleja del gato y el ratón: no confíes en las promesas que fueron realizadas por causa del miedo. Porque luego que pase el miedo no servirán de nada.

El águila, la gata y la jabalina

Esta fábula de gatos narra la historia de un águila, una gata y la jabalina. Las tres vivían juntas en una encina, el águila y la jabalina tenían a sus crías, y la gata al notar que le ganaban en número ideo un plan.

Hablo con cada una a parte y les infundio miedo sobre la otra, de manera que no se encontraran y no le hicieran daño.

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Es así como ni el águila ni la jabalina salían de su escondite, por el contrario la gata salía a sus anchas sin miedo. ¿Cómo creen que sigue la historia?

Un Águila anidó sobre una encina.
Al pie criaba cierta Jabalina,
Y era un hueco del tronco corpulento
De una Gata y sus crías aposento.

Esta gran marrullera

Sube al nido del Águila altanera,
Y con fingidas lágrimas la dice:

«¡Ay mísera de mí! ¡ay infeliz!

Este si que es trabajo:
La vecina que habita el cuarto bajo,
Como tú misma ves, el día pasa
Hozando los cimientos de la casa.
La amainará, y en viendo la traidora
Por tierra a nuestros hijos, los devora».

Después que dejó al Águila asustada,

A la cueva se baja de callada,
Y dice a la cerdosa: «Buena amiga,
Has de saber que el Águila enemiga,
Cuando saques tus crías hacia el monte,
Las ha de devorar; así disponte».

La Gata, aparentando que temía,

Se retiró a su cuarto, y no salía
Sino de noche, que con maña astuta
Abastecía su pequeña gruta.

La Jabalina, con tan triste nueva,

No salió de su cueva.

El Águila, en el ramaje temerosa

Haciendo centinela, no reposa.

En fin, a ambas familias la hambre mata,

Y de ellas hizo víveres la Gata.

Moraleja del águila, la gata y la jabalina: nunca crees en las palabras de una persona mentirosa y chismosa. Siempre hacen el mal, para beneficiarse

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El mono y el gato

La siguiente fábula de gatos cuenta la historia de un mono sumamente travieso, que rompía cuanto quisiera solo por diversión.

También habla sobre un gato que le gustaba comer mucho, pero era incapaz de cazar su propio alimento. Ambos animales vivían en la casa de un buen Señor.

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Cierto día, el dueño de la casa dejo sobre el fuego una deliciosas castañas. Ambos animales observaron aquella escena, y el mono convence al gato de agarrarlas para ellos dos.

Es así como el gato va agarrado las castañas y se las pasa al mono ¿Cómo creen que sigue la historia?

En la casa de un buen señor, vivían dos animales malos, traviesos y desagradecidos. Un mono llamado Roko, que le gustaba romper todo lo que estaba a su alcance sólo por diversión y un gato apodado Ratón, que no le gustaba cazar pero si comer en exceso.

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Un día en que ambos pasaban por la puerta de la cocina, vieron sobre el fuego unas castañas que el dueño de casa había dejado asando. El mono dijo:

-¡Amigo, es hora de dar el gran golpe! ¡Si yo tuviera las garras que tu tienes, esas castañas ya estarían en mi estomago!.

El gato que era muy veloz, sin mediar mas palabras, comenzó a retirar una a una las castañas del fuego, mientras tanto el mono se las iba comiendo sin que el gato lo advirtiera. Cuando el felino aún no había llegado a comer ninguna, entró en la cocina el dueño de casa y los ladronzuelos salieron corriendo del lugar, con gran descontento por parte del gato.

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Moraleja del mono y el gato: en esta vida siempre hay alguien más vivo e inteligente que tu.

El gato con botas

La siguiente fábula de gatos narra la historia de un molinero, que al morir reparte su herencia entre sus tres hijos. Al mayor le deja el molino, al del medio le dijo un burro y al más joven le otorgo un gato.

Todos parecían contentos con su parte de la herencia, pero no el más joven de ellos. No sabía que iba hacer con un simple gato. Sin embargo, este gato era especial, ya que, hablaba y era muy bueno cazando.

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Es así como el gato le dijo a su amo que no se preocupara que dejara todo en sus manos, que el resolvería su futuro. Es así como le pide dinero, y comienza a venderle alimentos al rey. ¿Qué más creen que hizo el gato?

Esta antigua historia comienza con la muerte del molinero, un viejo hombre que vivía con sus tres hijos, entre los cuales repartió su humilde herencia. Para el mayor de los hermanos decidió dejar el molino, al mediano el burro y para el pequeño el gato que tanta compañía había hecho a la familia.

No es que fuese una gran herencia, pero los hermanos parecían estar de acuerdo, salvo el más joven, que se sentía tan decepcionado, pues cómo iba él a ganarse la vida con un gato que ni siquiera podía comerse.

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Pero ojo, los gatos son animales astutos e inteligentes, y este hasta hablaba, y al ver a su dueño sumido en tal desgracia se puso manos a la obra. Lo primero que hizo fue pedir a su amo que confiara en él, y este se dejó guiar por el animal, sin mucha esperanza, pues no le quedaba otra; qué podría esperar de un pobre felino como este, se preguntaba.

Después, el minino le pidió dinero, y le dio lo poco que le quedaba; y al rato apareció el gato muy bien vestido, con unas buenas botas e incluso con un gorro a medida, y qué bien se le veía, todo un caballero parecía, pero su dueño estaba enfadado, ya que todo su dinero se había gastado.

El gato con gran convicción le respondió que no temiera, que sería una buena inversión; el dueño se calló y asintió con resignación, mientras veía al gato marchar, de caza o a pescar. Y es que buena fama de cazadores tienen los felinos, o al menos los de antaño, y este gatito no sería menos. Se presentó a las puertas del palacio, y cada pieza que cazó al rey se la ofreció, dos conejos, tres liebres para su majestad, en el nombre de su dueño “el Marqués de Carabás”.

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Otro día, el gato muy avispado, a la calle salió con su amo, sabiendo que el rey con su hija iría a pasear, y aprovechando la ocasión para fingir que su amo se está ahogando y que unos ladrones le habían robado el traje y también el carruaje. Rápidamente su majestad manda que le atiendan y le vistan con ricos ropajes, y además se empeña en llevarlos hasta sus aposentos.

El joven ya no sabía qué hacer, pero el gato recordó que no muy lejos se encontraban las tierras y posesiones de un ogro muy temido en el lugar. Entonces el gato se dirigió hacia el castillo y consiguió, con astucia e ingenio vencer al fuerte ogro y liberar a la población de su opresión.

Y así fue como se apoderaron del castillo y el hijo del molinero consiguió hacerse con el corazón de la princesa, con la que se casó. El más pequeño de los hermanos aprendió a no menospreciar las capacidades, y es que el gato le había enseñado una lección, que era más importante el ingenio y la creatividad que el dinero y el valor material.

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Moraleja del gato con botas: nunca menosprecies las capacidades y la creatividad de un ser más pequeño. Ya que, pueden ser ellos, las seres más inteligentes.

Úngulo, el gato mentiroso

Esta fábula de gatos nos sitúa en una peluquería, donde el gato Úngulo iba cada semana a cortarse el cabello. A este gato le crecía muy rápido el pelo, sin embargo, no sucedía lo mismo con sus uñas.

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Esta situación lo tenía muy preocupado y se desahoga con su peluquero Roberto. Roberto al ver lo desanimado que estaba Úngulo, le narra una historia sobre un tigre al cual no le crecían sus uñas.

Ese tigre logro obtener unas preciosas uñas, luego de pasar una semana sin mentir. ¿Qué creen que dijo Úngulo?

Úngulo era un regordete gato siamés que solía cortarse el pelo una vez a la semana.

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El pelo le crecía rápidamente. No le sucedía lo mismo a sus uñas. No le crecían nada y, claro, Úngulo se sentía muy mal.

En la peluquería hablaba con Roberto, el oso peluquero:

– No logro entender por qué no puedo tener una uñas largas como el resto de los felinos.

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– Lo pasarás fatal cuando quieras rascarte –le dijo Roberto.

– Utilizo un cepillo de dientes que me dio Rufo, el cocodrilo, aunque no es lo mismo.

Roberto, mientras le arreglaba el pelo al gato, le comentó:

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– Recuerdo que, siendo todavía osito, oía contar a mi abuelo la historia de un tigre mentiroso, pero que muy mentiroso, al que no le crecían las uñas por su falta de sinceridad.

– Bueno, pero yo no soy ningún tigre. Y tampoco digo mentiras –contestó rápidamente Úngulo algo enfadado.

– No te pongas así, gato desuñado. Lo cierto es que el tigre de aquella historia estuvo una semana sin decir mentiras y sus uñas volvieron a salir.

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“¡Qué suerte, uñas largas y afiladas como cuchillos!” –pensó Úngulo.

El peluquero terminó su trabajo echándole un poco de colonia al pelaje del gato.

– Hasta dentro de siete días, Roberto.

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El gato se fue a su casa y no salió a la calle en toda una semana, ni siquiera a comprar pescado.

Pasado este tiempo, llegó el día de su visita a la peluquería. Úngulo lucía unas uñas estupendas.

– ¿Estarás muy contento con tus nuevas uñas? –le preguntó el oso.

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– ¡Ya lo creo!, ahora ya no me falta nada. Soy el más guapo, elegante y refinado de todo el pueblo.

– Por cierto, esta semana no se te han visto los bigotes por el barrio…

– Es que tenía muchas cosas que hacer en casa y… –dudó un momento– y… además… he estado enfermo.

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Roberto, sin hablar de nada más terminó su faena con el gato.

A la hora de pagar, Úngulo dijo que no llevaba dinero encima, que ya le pagaría la semana siguiente.

Al instante sus uñas desaparecieron y se puso muy colorado.

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-¿Qué me sucede? –comentó muy nervioso el gato tocándose sus almohadillas desnudas.

– Sabes, gato… –le dijo el oso peluquero–, no terminé de contarte la historia del tigre. La uñas del tigre, cuando volvía a mentir, decrecían como le ha ocurrido a las tuyas. Y debía de pasar otra semana sin decir mentiras para que nacieran de nuevo.

– Ahora págame y la próxima semana, si no dices mentiras, sacaré brillo a tus uñas.

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El gato Úngulo le pagó a Roberto, el oso peluquero y, sonrojado de vergüenza, salió de la peluquería con el propósito de no mentir nunca jamás

Moraleja de Úngulo, el gato mentiroso: las personas mentirosas siempre son mal vistas por sus amigos. La sinceridad debe acompañarte siempre.

El gato y el ratón

La siguiente fábula de gatos cuenta la historia de un pequeño ratón que en su escondite aprecia profundamente la mejor prenda que tiene, que es la felicidad.

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Este ratón se siente gozoso porque esa prenda es la mejor del mundo. Sin embargo, cierto gato lo interrumpe y le dice que él también posee esa valiosa prenda.

Al oír esto, el ratón se molesto, porque era algo que solo el podía poseer. ¿Cómo creen que termina la fábula?

Cierto (dijo un ratón en su agujero:)
no hay prenda más amable y estupenda
que la fidelidad: por eso quiero
tan de veras al perro perdiguero.

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Un gato replicó: pues esa prenda
yo la tengo también… Aquí se asusta
mi buen ratón, se esconde,
y torciendo el hocico, le responde:
¿Cómo? ¿La tienes tú?… Ya no me gusta.

Moraleja del gato y el ratón: siempre debes compartir las cosas buenas de la vida, todos pueden ser felices. La felicidad no es un don único y exclusivo de un grupo de personas. Por el contrario, esta hecha para compartirse.

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El gato presumido

Esta fábula de gatos narra la historia de un hermoso y vanidoso gato gris, que viendo su color y su apariencia no dudaba en hacerse ver por los demás.

Para llamar más la atención de todos los que vivían en el bosque, dejo crecer su rabo, de manera que todos tuvieran que voltear a verlo.

Sin embargo, sus amigos le dijeron que no hiciera era, porque al  escapar de algún depredador, podía quedar enganchado en cualquier lado.

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El gato presumido no hizo caso de las advertencias de sus amigos, porque creía que era envidia. Cierto día unos lobos atacaron el bosque. ¿Creen que el gato presumido se salvo?

Erase un gato con un precioso pelaje gris. Era muy presumido y se creía que era el animal más bello de todo el bosque. Para que todo el mundo le viera y admirase su belleza, dejó que su rabo creciera hasta que alcanzó un tamaño mucho más grande que lo normal para un gato.

Sus amigos no paraban de decirle que un rabo tan largo podía crearle muchos problemas a la hora de tener que escapar de un depredador, puesto que era mucho más fácil que le atraparan y que además podría quedar atascado en cualquier sitio, pero no les hacía ningún caso, convencido de que aquellas palabras eran motivadas por la envidia.

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Un día, aparecieron en esa zona del bosque una manada de lobos hambrientos que empezaron a perseguir a todos los habitantes con la intención de calmar el vacío de sus estómagos. Todos los animales escaparon de ellos. Todos menos uno. El gato presumido se había quedado enredado en una planta trepadora que se había hecho un nudo con su largo rabo.

Los lobos no tardaron en darse cuenta de los problemas del bonito gato y, apresurándose, se lo comieron rápidamente.

Moraleja del gato presumido: no sirve de nada presumir y alardear de tus atributos o virtudes, si al final del día son un estorbo

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El gato cazador de ratones

La siguiente fábula de gatos cuenta la historia de una casa que estaba llena de ratas. Y es así como esta noticia llego a los oídos de un gato cazador, el cual se dirige hasta la casa y comienza a cazar una por una a los ratones.

Los ratones notan lo que esta pasando y deciden esconderse en sus agujeros. Viendo esto, el gato planea hacerse el muerto para que los ratones salgan de sus escondites.

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Sin embargo los ratones le dicen algo al gato. ¿Qué creen que le dijeron?

Una casa estaba llena de ratas. Al conocerlo un gato y se dirigió a ella, y poco a poco fue devorando las ratas. Pero estas, viendo que rápidamente eran cazadas, decidieron refugiarse en sus agujeros.

El gato al no poder alcanzarlas, se le ocurrió una trampa para que salieran. Trepó a lo alto de una viga del techo de la casa, y colgado de ella se hizo el muerto.

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Una de las ratas se asomó, lo vio y le dijo: – ¡Señor gato, aunque fueras un saco de quesos, no me acercaría a ti!

Moraleja del gato y el ratón: nunca confíes en las personas que desean tu mal. Ellos siempre harán cosas para que caigas en sus engaños. Mantente firme en tus convicciones.

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