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+7 Fábulas de Tamalameque: Popular libro de Manuel Zapata

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Tamalameque es un libro de fábulas cortas escrito por Manuel Zapata Olivella. Este fue un gran escritor y fabulista infantil colombiano. Sus relatos están orientados a la misma tónica de las fábulas de La Fontaine, siendo este su mayor inspiración.

Todos sus escritos poseen un toque de humor y sarcasmo. Por otro lado, sus relatos van desde el género del humor, hasta el de suspenso, pero cada uno posee una gran moraleja.

Manuel Zapata Olivella es considerado uno de los mejores fabulistas de América Latina

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+7 Fabulas especiales del libro Tamalameque del escritor Manuel Zapata

A continuación te enlistamos las mejores fábulas del libro Tamalameque, son impresionantes, no te las puedes perder.

El niño y los dulces

Esta fábula de Tamalaque cuenta la historia un niño goloso y travieso que quería para sí todos los caramelos que estaban en un recipiente.

El niño introdujo su mano y tomo la mayor cantidad de dulces, pero al momento de sacar la mano, el cuello del recipiente no le permitió hacerlo. El niño no quería soltar los dulces, pero también quería sacar su mano. ¿Qué podía hacer aquel niño?

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Un niño metió su mano en un recipiente lleno de dulces. Y tomó lo más que pudo, pero cuando trató de sacar la mano, el cuello del recipiente no le permitió hacerlo.

Como tampoco quería perder aquellos dulces, lloraba amargamente su desilusión.

Un amigo que estaba cerca le dijo: – Confórmate solamente con la mitad y podrás sacar la mano con los dulces-.

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Moraleja del niño y los dulces: no intentes abarcar más de lo que puedes

El adivino

La siguiente fábula de Tamalaque narra la historia de un adivino, el cual tenía su puesto en la plaza de un pueblo.

Mientras se encontraba trabajando, un vecino llega a la plaza corriendo y le dice que su casa tiene las puertas abiertas y que se han robado todo lo que había en ella.

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En eso, el adivino sale corriendo y frente a su casa sin nada se entristece, pero sus vecinos le dicen algunas cosas. ¿Qué le habrán dicho al adivino?

Instalado en la plaza pública, un adivino realizaba y se entregaba a su oficio. De repente se le acercó un vecino, anunciándole que las puertas de su casa estaban abiertas y que habían robado todo lo que había en su interior.

El adivino se levantó de un salto y salió corriendo hacia su casa, desencajado y suspirando, para ver lo que había sucedido.
Uno de los que allí se encontraban, viéndole correr le dijo:- Oye, amigo, tú que te vanaglorias de prever lo que ocurrirá a los otros, ¿por qué no has previsto lo que te sucedería a ti?El adivino no supo qué responder.

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Moraleja del adivino: no confíes en esas personas que dicen leer las cartas o adivinar el futuro, eso es algo imposible. Ellos solo buscan estafarte

El congreso de los ratones

Esta fábula de Tamalaque narra la historia de una familia de ratones que vivía en una casa. En aquel lugar se encontraba un gato que los tenía vigilados de día y de noche.

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Ninguno de los ratones salía de su escondite por miedo al felino. Sin embargo, un día el jefe de los ratones, el más viejo de todos convoco a una reunión.

En ella se pedían opciones para resolver el problema del gato, ya que, no podrían seguir hambrientos. Es así como un ratón propone ponerle un cascabel al gato. ¿Cómo creen que tomaron la idea?

Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa, pero temiendo siempre los ataques de un enorme gato, los ratones no querían salir. Ya fuera de día o de noche este terrible enemigo los tenía vigilados.

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Un buen día decidieron poner fin al problema, por lo que celebraron una asamblea a petición del jefe de los ratones, que era el más viejo de todos.

El jefe de los ratones dijo a los presentes:

– Os he mandado reunir para que entre todos encontremos una solución. ¡No podemos vivir así!

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– ¡Pido la palabra! – Dijo un ratoncillo muy atento. Atemos un cascabel al gato, y así sabremos en todo momento por dónde anda. El sonido nos pondrá en alerta y podremos escapar a tiempo.

Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes aplausos y felicidad. Con el cascabel estarían salvados, porque su campanilleo avisaría de la llegada del enemigo con el tiempo para ponerse a salvo.

– ¡Silencio! – Gritó el ratón jefe, para luego decir: Queda pendiente una cuestión importante: ¿Quién de todos le pondrá el cascabel al gato?

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Al oír esto, los ratoncitos se quedaron repentinamente callados, muy callados, porque no podían contestar a aquella pregunta. De pronto todos comenzaron a sentir miedo. Y todos, absolutamente todos, corrieron de nuevo a sus cuevas, hambrientos y tristes.

Moraleja del congreso de los ratones: proponer buenas ideas sencillo, el problemas es llevarlas a cabo.

El ratón campesino y el rico cortesano

Esta fábula de Tamalaque cuenta la historia de dos ratones que eran buenos amigos. Uno era un campesino pobre, que comía poco, solo unas hierbas, trigo y yerbajos.

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Por el contrario su amigo era un ratón rico y cortesano que comía cuanto quisiera en donde vivía. Cierto día el ratón cortesano invito al ratón campesino a comer en su hogar.

En aquel día el campesino vio un montón de manjares y comenzó a reprochar su vida pobre. Pero en eso entra un gato en el lugar. ¿Qué creen que pasa luego?

Un ratón campesino tenía por amigo a otro de la corte, y lo invitó a que fuese a comer a la campiña.

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Pero como sólo podía ofrecerle trigo y yerbajos, el ratón cortesano le dijo:

– ¿Sabes amigo que llevas una vida de hormiga? En cambio yo poseo bienes en abundancia. Ven conmigo y a tu disposición los tendrás.

Partieron ambos para la corte. Mostró el ratón ciudadano a su amigo trigo y legumbres, higos y queso, frutas y miel.

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Maravillado el ratón campesino, bendecía a su amigo de todo corazón y renegaba de su mala suerte.

Dispuestos ya a darse un festín, un hombre abrió de pronto la puerta. Espantados por el ruido los dos ratones se lanzaron temerosos a los agujeros.

Volvieron luego a buscar higos secos, pero otra persona incursionó en el lugar, y al verla, los dos amigos se precipitaron nuevamente en una rendija para esconderse.

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Entonces el ratón de los campos, olvidándose de su hambre, suspiró y dijo al ratón cortesano:

– Adiós amigo, veo que comes hasta hartarte y que estás muy satisfecho; pero es al precio de mil peligros y constantes temores. Yo, en cambio, soy un pobrete y vivo mordisqueando la cebada y el trigo, pero sin congojas ni temores hacia nadie

Moraleja del ratón campesino y el rico cortesano: es preferible ser humilde y vivir tranquilo, que estar lleno de lujos y vivir en una zozobra constante

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El lobo con piel de oveja

Esta fábula de Tamalque cuenta la historia un hambriento lobo, que buscando comida, noto que el problema de su hambre no era la comida en sí, sino su apariencia.

Al cambiar de apariencia lograría conseguir alimento mucho más rápido. Es así como el lobo se disfrazo de oveja y se mezclo sin problemas entre ellas.

Pero en la noche, cuando el pastor fue a guardar las ovejas, tomo una para comérsela. ¿Sera que tomo al lobo disfrazado de oveja?

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Un lobo hambriento caminaba por el bosque buscando algo para comer. Cuando ya no podía más, se sentó y fue cuando tubo una idea. Pensó:

– Si como lobo no puedo agarrar ni una sola presa, entonces cambiaré mi apariencia y con el engaño podré comer.

Y así fue lo que hizo el lobo para obtener su comida. Se metió en una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente al pastor.

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Pero su plan no ha salido como él esperaba.

Al atardecer, para su sorpresa, el lobo disfrazado de oveja fue llevado junto a las demás ovejas a un encierro, quedando la puerta asegurada.

En la noche, buscando el pastor su provisión de carne para el día siguiente, tomó al lobo creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante.

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Moraleja del lobo con piel de oveja: las tretas y engaños siempre se regresan

La lechera

Esta fábula de Tamalque nos sitúa en una granja, donde la madre de aquel hogar se sentía enferma y no podía ir a  vender la leche en al pueblo.

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Es así como le pide a su hija que vaya a vender la leche. La niña muy responsable y obediente recoge todo para ir al pueblo. Pero antes de salir, su madre le dice que todo lo que venda será para ella.

Así, la niña se fue por todo el camino pensado que haría con el dinero que ganara. Pensó en comprar 300 huevos, y de ahí nacerían unos pollitos, y al crecer los vendería. ¿Qué creen que paso luego?

Había una vez una niña, hija de un granjero, que ayudaba a sus padres en las tareas de casa y en el cuidado de los animales de la granja.

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Una mañana, tras recoger la leche de las vacas, la madre de la niña se sintió mal y no se encontraba bien para salir de casa. Entonces, pidió a su hija que llevara la leche al mercado para venderla. La niña, muy responsable, le contestó muy contenta que sí. Y más contenta se quedó cuando su madre le prometió que todo el dinero que ella ganase con la venta de la leche, sería para ella.

La niña cogió el cántaro lleno de leche y salió de la granja en dirección al pueblo. Por el camino, ella empezó a hacer planes futuros con lo que ganaría:

– Cuando yo venda esta leche, compraré trescientos huevos. Los huevos, descartando los que no nazcan, me darán al menos doscientos pollos. Los pollos estarán listos para mercadearlos cuando los precios de ellos estén en lo más alto, de modo que para fin de año tendré suficiente dinero para comprarme el mejor vestido para asistir a las fiestas.

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Y seguía ensimismada en sus pensamientos:

– Cuando esté en el baile todos los muchachos me pretenderán, y yo los valoraré uno a uno.

Pero en ese momento la niña se despistó y no se dio cuenta de que había una piedra en el medio del camino y acabó tropezando en la piedra y cayendo en el suelo. El cántaro voló por el aire y se rompió derramando toda la leche al suelo.

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La niña, decepcionada y herida, se levantó y lamentó:

– ¡Qué desgracia! Ya no tengo nada que vender, no tendré huevos, ni pollitos, ni vestido… eso me pasa por querer demasiado.

Y fue así como la niña, frustrada, se levantó, volvió a la granja y reflexionó sobre la oportunidad que tuvo y que la derramó por el suelo.

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Moraleja de la lechera: no seas ambicioso porque vivirás constantemente ansioso, más bien, espera pacientemente en el presente y agradece por lo que tienes

Las ranitas y el tronco tallado

Esta fábula de Tamalaque cuenta la historia de una familia de ranitas, las cuales vivían en un lago. De lejos se lograba ver su tronco tallado, y ellos pensaban que se notaba la cara de un hombre molesto.

Las ranitas tenían mucho miedo, pensaban que quizás era un tronco tallado por alguna tribu, así que, preferían no hacer ruido para no molestar al tronco. Cierto día, hubo una fuerte tormenta que llevo el tronco justo hasta el lago. ¿saben que vieron las ranitas?

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Una familia de ranitas que vivía en un lago, sentía mucho temor por un tronco tallado que se veía desde la orilla. Estas ranitas amaban las fiestas y la diversión, pero sentían gran respeto por el tronco, así que en muchas oportunidades trataban de no hacer tanto ruido para no molestar al tronco.

Seguramente este personaje al que tanto le temían, era un monumento de alguna tribu que ya no habitaba en el lugar, pero como no se animaban a acercarse para ver bien de que se trataba, solo podían divisar un rostro serio y que inspiraba mucha autoridad.

Un cierto día, en que se desató una terrible tormenta, el tronco cayo al lago y en ese momento las ranitas pudieron ver con claridad, que era solo un tronco tallado que ningún daño podía hacerles. Se rieron mucho de los temores por los que habían pasado y comenzaron a jugar con él y usarlo de trampolín para sus zambullidas en el lago.

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Moraleja de las ranitas y el tronco tallado: la ignorancia puede ser un arma mortal, porque produce en la persona mucho miedo y terror. Cuando a veces las cosas solo producen risa

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